Es en la no acción donde se gestan las grandes realidades.
Tras un primer impulso en el que se manifiesta la voluntad humana es en el mundo sutil donde todos los hilos se mueven para que se materialicen las más grandes realidades, aquellas que perduran, aquellas que llenan de magia una vida.
La impaciencia es la esencia humana limitada, esa que ve con los ojos terrenales solo vacío.
Pero si te elevas, si pides y te encomiendas a tu Ser Superior todo te será dado en tu justo momento, en tu justa medida, en el lugar adecuado. Sin forzar, sin acelerar; al igual que la naturaleza no puede hacer que llegue el otoño tras el verano.
Es la realidad la que tú deseas. Tu libre albedrío hace que los seres de luz esperen que pidas lo que quieres de tu vida y, en un acto de amor cómico si está en equilibrio y armonía con tu evolución, te será dado cual regalo de amor al ser divino que hay en tí.
Habita tu momento presente, instálate en la confianza del saber que cientos de seres de luz trabajan para tí; y entiende que no puedes interferir en el libre albedrío de otros ni dirigir sus vidas, ya que somos seres individuales que se unen para evolucionar y no podemos poseernos unos a otros cual objetos.
Da lo que quieras recibir, ese es el modo. Un gran espejo te devuelve amplificado en tu energía al dar. No podrás recibir amor con sentimientos limitantes; no podrás recibir abundancia con sentimientos de escasez.
Agradece todo lo que te llega a tu vida, aunque tu mente humana no lo entienda, porque de ese modo decodificarás el mensaje oculto que cada persona y cada situación te trae para evolucionar.
Abandónate a transitar lo que te ha llegado en cada momento. Eso te hace poderoso/a, ya que rendirse a la voluntad divina te conecta con tu poder: el que mantiene intacta tu fuerza; porque ir en contra de lo que te toca vivir en cada instante derrocha tu energía al hacer contrafuerza a la fuerza del amor que es la que guía tus pasos; y es la fuerza del amor la más poderosa existente, la que te hace evolucionar y sanar.
Honra los vacíos, te traen las bendiciones del silencio, del confiar y el fluir. Y es en ese fluir donde la barca de tu vida es dirigida sin esfuerzo , sin pérdida porque siempre hay una orilla en la que anclar, siempre te lleva hacia el lugar donde dejando tu barca, tus pies podrán caminar firmes.
Escucha el silencio, él te habla en el lenguaje que puede entender el alma, en la clave donde las palabras no pueden llegar. Por eso los actos humanos son seguidos y envueltos por el silencio, porque tu alma ha de escuchar los mensajes ocultos que los seres de luz , amorosos, te regalan.
La impaciencia es el ruido. La aceptación es el silencio. Deja a tu alma hermosa escuchar de los labios amorosos divinos las perlas de sabiduría que hay más allá de las palabras.
Cierra tus ojos y abraza cada experiencia sin que tu mente obstaculice ese instante de sublime amor divino.
Tras un primer impulso en el que se manifiesta la voluntad humana es en el mundo sutil donde todos los hilos se mueven para que se materialicen las más grandes realidades, aquellas que perduran, aquellas que llenan de magia una vida.
La impaciencia es la esencia humana limitada, esa que ve con los ojos terrenales solo vacío.
Pero si te elevas, si pides y te encomiendas a tu Ser Superior todo te será dado en tu justo momento, en tu justa medida, en el lugar adecuado. Sin forzar, sin acelerar; al igual que la naturaleza no puede hacer que llegue el otoño tras el verano.
Es la realidad la que tú deseas. Tu libre albedrío hace que los seres de luz esperen que pidas lo que quieres de tu vida y, en un acto de amor cómico si está en equilibrio y armonía con tu evolución, te será dado cual regalo de amor al ser divino que hay en tí.
Habita tu momento presente, instálate en la confianza del saber que cientos de seres de luz trabajan para tí; y entiende que no puedes interferir en el libre albedrío de otros ni dirigir sus vidas, ya que somos seres individuales que se unen para evolucionar y no podemos poseernos unos a otros cual objetos.
Da lo que quieras recibir, ese es el modo. Un gran espejo te devuelve amplificado en tu energía al dar. No podrás recibir amor con sentimientos limitantes; no podrás recibir abundancia con sentimientos de escasez.
Agradece todo lo que te llega a tu vida, aunque tu mente humana no lo entienda, porque de ese modo decodificarás el mensaje oculto que cada persona y cada situación te trae para evolucionar.
Abandónate a transitar lo que te ha llegado en cada momento. Eso te hace poderoso/a, ya que rendirse a la voluntad divina te conecta con tu poder: el que mantiene intacta tu fuerza; porque ir en contra de lo que te toca vivir en cada instante derrocha tu energía al hacer contrafuerza a la fuerza del amor que es la que guía tus pasos; y es la fuerza del amor la más poderosa existente, la que te hace evolucionar y sanar.
Honra los vacíos, te traen las bendiciones del silencio, del confiar y el fluir. Y es en ese fluir donde la barca de tu vida es dirigida sin esfuerzo , sin pérdida porque siempre hay una orilla en la que anclar, siempre te lleva hacia el lugar donde dejando tu barca, tus pies podrán caminar firmes.
Escucha el silencio, él te habla en el lenguaje que puede entender el alma, en la clave donde las palabras no pueden llegar. Por eso los actos humanos son seguidos y envueltos por el silencio, porque tu alma ha de escuchar los mensajes ocultos que los seres de luz , amorosos, te regalan.
La impaciencia es el ruido. La aceptación es el silencio. Deja a tu alma hermosa escuchar de los labios amorosos divinos las perlas de sabiduría que hay más allá de las palabras.
Cierra tus ojos y abraza cada experiencia sin que tu mente obstaculice ese instante de sublime amor divino.
Samara.