jueves, 24 de enero de 2013

"Cómo Ayudar a los Demás". Abraham Hicks.



Tu papel no es hacer felices a los demás; tu papel es mantener tu equilibrio.

Cuando prestas atención a cómo te sientes y practicas pensamientos autoempoderantes que te conectan con quien-tú-realmente-eres, ofrecerás un ejemplo de prosperidad que será de enorme valor para todos aquellos que tengan el beneficio de observarte.

No puedes hacerte lo suficientemente pobre como para ayudar a prosperar a los pobres ni ponerte suficientemente enfermo como para ayudar a sanar a los enfermos. Tú sólo puedes ayudar a los demás desde tu posición de fuerza, claridad y alineación“. Abraham Hicks

Ante todo, tenemos a una persona a nuestro cargo para toda la vida: nosotros mismos.

Por ello, cuidémonos al máximo. 
Cuanto mejor estemos, 
mejor y más contribuiremos en este mundo por dos motivos:

1. Porque podrás servir de ejemplo inspirador de que “SÍ ES POSIBLE” para todas aquellas personas que te observen y no hayan logrado el bienestar que desean y tú sí lograste.

2. Porque a nivel sutil, tu campo de energía, tu magnetismo, ayudará a elevar las frecuencias de aquellos que interactúen contigo. Es por eso que, muchas personas se sienten mucho mejor simplemente tras estar unos minutos con una persona feliz (o con frecuencias más elevadas). Porque sus campos de energía se han visto beneficiados al entrar en contacto con este otro campo de frecuencias más elevado y que, les permiten recordar, consciente o inconscientemente, su auténtica naturaleza y el camino de retorno (reconexión) hacia ella, la Fuente de Bienestar Natural; la Felicidad innata del Ser.

Entonces, cuidar lo mejor de nosotros mismos con amor es el mejor acto de beneficio para uno mismo y el resto: ganamos por partida doble, como todo lo bueno en la vida …¡se multiplica!

Un escrito de Louise sobre cómo ayudar a los demás…

No corras desatinadamente intentando sanar a todos tus amigos. Haz tu propio trabajo mental y sánate a ti mismo. Eso será más benéfico que ninguna otra cosa para quienes te rodean.

No podemos hacer que los demás cambien. Sólo podemos ofrecerles una atmósfera mental positiva donde tengan la posibilidad de cambiar si lo desean. No es posible hacer el trabajo por otra persona, ni tampoco imponérselo.

Cada persona está aquí para aprender sus propias lecciones y no les servirá de nada que se las demos resueltas, porque tiene que pasar personalmente por el proceso vital necesario para aprenderlas.

Lo único que podemos hacer por los demás es amarlos y dejar que sean quienes son, saber que su verdad está dentro de ellos y que cambiarán cuando quieran hacerlo.