Existe un campo en la ciencia que está emergiendo llamado “psiconeuroinmunología” que ha demostrado la conexión entre la mente y el cuerpo. Se puede describir en éstos términos: cada pensamiento produce una reacción bioquímica en el cerebro. El cerebro libera entonces señales químicas que son transmitidas al cuerpo, donde actúan como mensajeros del pensamiento.
Los pensamientos que producen lo químicos en el cerebro permiten a tu cuerpo sentir exactamente de la manera en que justo estuviste pensando. Así que cada pensamiento produce un químico que está emparejado por un sentimiento en tu cuerpo. Esencialmente cuando piensas pensamientos de felicidad, de inspiración, o pensamientos positivos, tu cerebro manufactura químicos que te hacen sentir inspirado, regocijado, y elevado. Por ejemplo, cuando te anticipas a una experiencia que es placentera, el cerebro inmediatamente segrega un neurotransmisor químico llamado dopamina el cual enciende al cerebro y cuerpo en anticipación de esa experiencia y que causa que tú comiences a sentirte excitado.
Si tienes odio, enojo y sentimientos de baja estima, el cerebro también produce químicos llamados neuropéptidos con los que el cuerpo responde en forma similar o comparable. Sientes odio, enojo e inmerecimiento. Ves que tus pensamientos se materializan.
Cuando el cuerpo responde a un pensamiento teniendo un sentimiento, éste inicia una respuesta en el cerebro. El cerebro, que está constantemente monitoreando y evaluando el status del cuerpo, se percata de que el cuerpo se está sintiendo de determinada manera. En respuesta a ese sentimiento corporal, el cerebro genera pensamientos que producen mensajeros químicos de correspondencia; tu comienzas a pensar de la manera que tú te sientes. El pensamiento crea el sentimiento, y después el sentimiento crea pensamiento, en un continuo ciclo.
Este lazo, eventualmente crea un estado particularmente en el cuerpo que determina la naturaleza general de cómo nos sentimos y actuamos. Llamaremos a esto un estado de ser. Por ejemplo, supón que una persona vive constantemente su vida dentro de ciclos repetitivos de pensamientos y sentimientos relacionados con la inseguridad. El momento en que esta persona tiene un pensamiento acerca de no ser lo suficientemente bueno o inteligente o de lo que sea, su cerebro libera químicos que producen sentimientos de inseguridad. Ahora se está sintiendo de la manera en que justo pensó. Una vez que se siente insegura, comenzará a pensar de la manera en que se sintió. En otras palabras, su cuerpo ahora está causándole que piense. Este pensamiento manda por más sentimientos de inseguridad, y así el ciclo se perpetúa así mismo.
Si los pensamientos y sentimientos de esta persona continúan año tras año, para generar el mismo lazo de respaldo entre su cerebro y su cuerpo, ella existirá en un estado de ser que es llamado “inseguridad”.
Mientras más pensemos los mismos pensamientos, los cuáles produzcan los mismos químicos, lo que causa que el cuerpo tenga los mismos sentimientos, más estaremos sufriendo alteraciones físicas por nuestros pensamientos. De esta manera, dependiendo de lo que estamos pensando y sintiendo, nosotros creamos nuestro estado de ser. En lo que pensamos y en la energía o intensidad de esos pensamientos, directamente influencia nuestra salud, las elecciones que hacemos, y por último, nuestra calidad de vida.
Mientras más pensemos los mismos pensamientos, los cuáles produzcan los mismos químicos, lo que causa que el cuerpo tenga los mismos sentimientos, más estaremos sufriendo alteraciones físicas por nuestros pensamientos. De esta manera, dependiendo de lo que estamos pensando y sintiendo, nosotros creamos nuestro estado de ser. En lo que pensamos y en la energía o intensidad de esos pensamientos, directamente influencia nuestra salud, las elecciones que hacemos, y por último, nuestra calidad de vida.
Joe Dispenza.
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