jueves, 25 de agosto de 2011
¿Qué Es El Infierno?
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¿Pasas Por Un Momento Infernal?
“Si estás atravesando un infierno, sigue caminando”.
Winston Churchill
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Seguir caminando para no quedarnos fijados a un episodio nefasto e inevitable, porque como dice el cuento, “esto también pasará”:
Un rey de un vasto imperio tenía tanto poder que para él los sabios eran meros empleados. Sucedió que un día se sintió confundido y convocó a los sabios. Esto fue lo que les dijo:
“Ignoro la razón, pero algo me impulsa a lograr un anillo que estabilice mi estado. Debe de poseer la capacidad de cambiar mi desdicha en felicidad. Incluso si me siento feliz, al mirarlo debe devolverme a la tristeza”.
Después de profundas meditaciones y largas consultas, los sabios llegaron a una decisión final sobre cómo debía de ser el anillo.
Y el anillo que idearon llevaba esta inscripción: “Esto también pasará”
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“Cielo E Infierno Están En Ti”
Más allá de la Tierra, más allá del Infinito buscaba yo el Cielo y el Infierno. Pero una voz grave me dijo: “Cielo e infierno están en ti”.
Omar Khayyam (Persia, ss. XI y XII)
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He encontrado este bello cuento que habla de lo mismo desde otra perspectiva:
Según cuenta un antiguo relato japonés , un belicoso Samurai desafió en una ocasión a un maestro Zen a que le explicara el concepto del cielo e infierno.
Pero el monje respondió con desdén: “No eres más que un patán. ¡No puedo perder el tiempo con individuos como tú!”.
Herido en lo más profundo de su ser, el Samurai se dejó llevar por la ira, desenvainó su espada y gritó: “Podría matarte por tu impertinencia”.
Eso, repuso el monje con calma, “es el infierno”.
Desconcertado al percibir la amistad en lo que el maestro le señalaba con respecto a la furia que lo dominaba, el Samurai se serenó, envainó la espada y se inclinó, agradeciendo al monje la lección.
Y eso, añadió el monje, “es el cielo”.
“La paz interior se halla cuando el que busca deja de hacerlo, no por haberla encontrado, si no por descubrir que siempre estuvo con él y no fuera de él.”
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La Diferencia Entre El Cielo Y El Infierno
Un hombre cercano ya a la muerte fue a ver a un maestro para preguntarle:
-Hombre sabio, dime cuál es la diferencia entre cielo e infierno.
-Veo una montaña de arroz humeante y sabroso, y alrededor una muchedumbre de hambrientos. Sus palillos son más largos que sus brazos, así que cuando prenden la comida, no pueden llevársela a la boca y son víctimas de la frustración y el sufrimiento. Ese es el infierno, contestó el maestro.
-¿Y el cielo?, volvió a preguntar el viejo.
-Veo una montaña de arroz humeante y sabroso, y alrededor una muchedumbre alegre.
Sus palillos son más largos que sus brazos, pero han decidido, al prender la comida, dársela los unos a los otros. Ese es el cielo.
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Alejandro Jodorowsky: El psiquiatra inglés Winnicot dijo: “La pareja es una crisis continua”. Pienso que las crisis son útiles porque nos colocan en situaciones que parecen no tener solución. En el colmo del conflicto, si dejamos de retorcernos, luchar, angustiarnos y nos entregamos aceptando que es algo necesario que muestra que estamos viviendo en forma equivocada, las cosas comienzan a cambiar, en forma positiva si hemos hecho esfuerzos para ampliar nuestra conciencia, o en forma negativa si insistimos en no cambiar nuestro modo de ser. Contaré en forma de fábula una experiencia científica real:
Unos niños traviesos atraparon a una rana que sorprendieron cantando feliz en el agua de una charca. El animalito se retorció hasta que los pícaros la depositaron en una olla llena de agua fría. La rana volvió a cantar, como antes, sintiéndose a gusto en el líquido elemento. Los niños encendieron el gas y comenzaron a calentar el agua, primero con una llama mínima y luego, poco a poco, lentamente, con gran paciencia, fueron subiendo la intensidad del calor. La rana no se dio cuenta del cambio de temperatura porque el aumento era tan gradual que se hacía imperceptible. Los pequeños verdugos, implacables, llevaron el agua hasta su ebullición. A pesar de que el líquido hervía, la rana , inconsciente del calor, seguía cantando como si estuviera en su fresca charca. Y así continuó hasta que la piel se le cayó a pedazos. Completamente cocida, murió sin sentir las quemaduras.
En la relación humana a veces nos pasa lo que a la rana. Comenzamos felices una unión y poco a poco, sin darnos cuenta, la vamos degradando con pequeñas frases hirientes que, con el tiempo, se transforman en francos insultos para terminar un día en agresiones tan virulentas que los espectadores circunstanciales se preguntan cómo una pareja puede resistir esa horrible relación. Sin embargo, ambos, ya deformados, continuarán hasta el fin, a veces trágico, de una relación que por grados se ha hecho un infierno… Así también puede suceder en cualquier actividad colectiva: la decadencia llegará tan gradualmente que los ciudadanos se encontrarán de pronto en una situación capaz de aniquilarlos.
No se trata de que el agua se enfríe de golpe: una vez comprendido el peligro, hay que remediarlo, grado por grado, sin impaciencia pero con firmeza, hasta establecer la situación ideal. No se trata en las elecciones de políticos de elegir entre dos exhibicionistas corruptos al menos ladrón, sino de solo votar por alguien honesto y sabio, y si no lo hay en la lista que compite, no votar. No seamos como la rana. Verifiquemos rápidamente la temperatura del agua.
Plano Creativo.