Hoy, 25 de Octubre,
tenemos la tercera y última conjunción de Venus con Júpiter del año,
esta vez en el signo de Virgo.
Este encuentro entre Venus y Júpiter, los dos planetas benéficos de la rueda astrológica, vinculados a la abundancia y al bienestar, junto a las tres conjunciones entre Venus y Marte (el 3 de noviembre será la tercera) hacen de Venus la protagonista de nuestra historia presente. Este año nuestra Estrella del Amor, se une en alquimia creativa con Júpiter y con Marte en tres ocasiones. Esta unión tiene un eco en nuestro interior. Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera, de ahí que las energías planetarias estén vinculadas a fuerzas arquetípicas, sentimientos, emociones, desafíos y virtudes con las cuales nos podemos reconocer y relacionar.
Venus, la Diosa del Amor se une a Júpiter, el Maestro Espiritual, y a Marte, el Guerrero; Venus, nuestro Deseo, se une a Júpiter, nuestra Verdad, y a Marte, nuestra Voluntad ; nuestra Creatividad se une con nuestra Sabiduría y con nuestra Pasión; nuestra Integridad se une con nuestra Maestría y con nuestra Fuerza, y así podemos multiplicar los significados de esta danza que nos habla de una activación progresiva de estos principios, códigos, fractales energéticos, geometría del cielo que se mueve en nosotros, que activan recuerdos de futuro, que nos moldean en Ser y Hacer con consciencia y en colaboración creativa con el Universo. La Tierra es parte de esta danza. Somos parte de esta danza. En nuestra relación con la Tierra, encontramos nuestro lugar en el Cosmos.
Esta conjunción entre Venus y Júpiter se da dos días antes de la Luna llena en Tauro, el Martes 27. El signo de Tauro está regido por Venus, por lo cual la narrativa de esta Lunación pone el foco en todo lo vinculado a este planeta. Si tomamos en cuenta que esta Luna llena es la culminación de la Luna nueva en Libra del pasado 13 de Octubre, siendo este signo también gobernado por Venus, podemos conectar con una poderosa narrativa que influencia de manera benéfica y armoniosa Todas Nuestras Relaciones. Venus es relación.
Venus está ahora en Virgo. Los signos de Tauro y Virgo, junto a Capricornio, están vinculados a la Tierra, a la materia, por lo cual esta lunación activa el Gran Trino de Tierra que incluye Pluto en Capricornio, Venus, Marte y Júpiter en Virgo y la Luna en Tauro. Desde esta perspectiva esta Luna nos invita a abrazar el proceso de transformación necesario para encarnar la Consciencia de Gaia en una práctica íntegra y coherente en nuestra vida. El término “Conciencia de Gaia”, hace referencia a la “Hipótesis de Gaia” de James Lovelock, término acuñando en los años 60 para describir científicamente lo que ancestralmente los pueblos indígenas provenientes de las cuatro direcciones de este planeta han encarnado y caminado.
El Sol acaba de hacer su entrada en Escorpio, signo opuesto a Tauro, y la narrativa de esta parte del ciclo astrológico implica una muerte, una capacidad de soltar conscientemente lo que ya no es útil como parte del Ciclo de la Vida. Así como las hojas de los árboles se secan y caen, así como la Tierra se prepara para invernar, así acompañamos este proceso desde nuestra voluntad de honrar y cuidar nuestra relación con los tiempos de la Tierra. Escorpio es un portal en el que aprendemos a reciclar la energía, en donde honramos el poder del deshecho como composta que enriquece la Tierra y que la fertiliza para la fecundación. El Sol en Escorpio nos recuerda reciclar nuestra energía, honrar lo que ya cumplió su ciclo, dejar ir y soltar. Esta Luna llena es propicia para ver con claridad qué aspectos de nuestra vida han cumplido su ciclo. Este desprendimiento nos invita a abrazar todo proceso de transformación, de muerte y renacimiento, que nos lleve a una Unión íntegra de nuestro Espíritu con la Materia. Nos invita a abrazar un camino espiritual que nos ayude a Estar en la Tierra. La Tierra que pisamos. La Tierra de nuestro cuerpo. La Tierra que fecundamos con nuestros proyectos. La Tierra que creamos con otros.
El espíritu de la renuncia presente en esta Lunación nos interroga sobre la validez de nuestros apegos, a qué nos aferramos, qué nos cuesta liberar.
Tal vez, para estar en el territorio de bienestar y abundancia
que Venus y Júpiter convocan
es preciso decir adiós a aspectos de nuestra personalidad que contradicen el deseo de nuestro corazón.
Venus está vinculada a nuestra relación armoniosa con la Tierra y con todos los seres. Nuestra relación con la Tierra nos muestra la integridad con que vivimos y caminamos nuestra vida.
¿cómo nos situamos desde nuestra individualidad
en la narrativa planetaria colectiva,
en el tejido de la Unidad Humana?
¿qué valores encarnamos y caminamos?
¿cómo tejemos nuestro camino en comunión y respeto
hacia nosotros y los demás?
¿cuán alineados estamos con la conciencia participativa
en servicio y entrega al bien común?
¿cuán atrapados estamos en la polaridad del “nosotros-ellos”?
¿cuán fieles somos a la moral establecida,
al guión familiar, al sistema, estado?
¿qué miedos nos impide abrazar la renuncia?
¿a qué idea, creencia, patrón, persona, situación,
nos aferramos?
¿a qué versión de la realidad estamos apegados?
Esta Luna en Tauro nos refleja el trabajo de unión, integración e integridad que estamos manifestando. También puede visibilizar desequilibrio, caos, desorden. La invitación que la luz de esta Luna nos hace es a situarnos, a ocupar un lugar y una perspectiva de realismo y discriminación con relación a nuestra vida, y a cualquier escenario que nos devuelva una imagen de sufrimiento, de frustración, vergüenza, culpa, abuso, violencia. Por más sutil que sea la expresión de estas fuerzas, este es un buen tiempo para aceptar mirarlas y transformarlas.
Este proceso implica invitar al Espíritu de la Verdad en nosotros a que nos revele qué aspectos de nuestra conducta, de nuestras creencias y de nuestros valores están en contradicción con lo que predicamos, con nuestras intenciones y nuestra voluntad de cambio. ¿qué parte de nosotros sabe lo que tiene que hacer o deshacer para vivir con mayor integridad y coherencia? ¿qué parte de nosotros se resiste al cambio, se aferra al pasado, quiere preservar lo que ya no necesita?. Esta interrogación, que se puede dar de manera más o menos consciente, nos coloca en un lugar intermedio, transitorio. Un lugar tal vez de indecisión, confusión, duda, dispersión, caos, en el que un viejo orden se deshace mientras un nuevo orden se construye. Un lugar de observación y escucha. Un lugar creativo.
Tauro está vinculado al Valor que le damos a nuestros recursos, personas, relaciones, creaciones. Está vinculado a la valorización. La palabra valorar está enraizada en el principio de “ser fuerte”. Tauro nos habla del valor como una expresión de poder. Valorar nuestra vida es darle fuerza a lo que somos. Valorar nuestro tiempo. Valorar una amistad. Valorar un intercambio. Valorar un proyecto. Valorar nuestra salud. Esta Luna nos invita a discernir los espejos de valor y desvalorización en nuestra vida. ¿dónde, con qué, cómo y con quién nos empoderamos, nos sentimos fuertes, nos reflejamos en un espejo de valor compartido? ¿dónde, con qué, cómo y con quienes nos sentimos devaluados, poco valorados, des-empoderados?. Venus, regente de esta Luna, en Virgo, nos habla de una medida, de un marco, para discernir. Esta medida nos la refleja nuestra relación con nosotros mismos. Lo que experimentamos afuera es un reflejo de una dinámica interna. Lo que transformamos adentro nuestro se refleja en nuestro entorno.
Lo que proyectamos como falta de valorización externa es solo una oportunidad de reconocer qué parte de nosotros pide ser fortalecida. Esta fuerza es la fuerza del amor. Amor hacia nuestra vida, hacia nuestro camino, hacia nuestro proceso, hacia nuestro presente y amor al devenir. Al final, la desvalorización y el desamor van de la mano. Aprender a valorar nuestros dones, recursos y talentos, nos habla de amar lo que somos y amar lo que hacemos. Esta Luna llena nos invita a la celebración de lo que somos y hacemos. Nos invita a fortalecer los lazos de amor con nosotros mismos y con nuestros círculos. Nos invita a corregirnos, a poner orden, a descartar lo que le resta fuerza a nuestra capacidad de amar nuestro proceso.
El camino para reconstruirnos íntegramente pasa por comprender que no estamos separados de la Tierra y que valorar la Tierra sin valorarnos a nosotros mismos es una contradicción. Valorarnos a nosotros, nuestra vida individual, nuestras necesidades, sin valorar la Tierra en que vivimos también lo es. Es unidad recíproca. Es la rueda de la vida. Cuando hablamos de Tierra, hablamos de una Comunidad, de un principio de respeto y cuido. Hablamos de honra a la Vida en nosotros y los demás.
Muchos estamos experimentando un reordenamiento de nuestra capacidad y disponibilidad de servicio en el que nos damos cuenta que la entrega hacia fuera de nuestro tiempo y energía tiene que ir de la mano de un cuido recíproco hacia nosotros mismos. Sin esta resonancia nos hay integridad. Sin esta reciprocidad de cuido y apoyo personal no podemos participar de la creación de un equilibrio colectivo armónico, en belleza y paz. Estas virtudes están exaltadas con la conjunción de Venus y Júpiter en Virgo, que nos dice que la Salud y el cuido de nuestro Ser, de nuestro cuerpo, de nuestro tiempo y espacio es un camino sagrado. Es un camino espiritual. Este es nuestro servicio. Servir hacia fuera, hacia otros, sin cuidar de este proceso interno es un engaño y una ilusión.
En este sentido es importante abrir el ángulo de nuestra visión y comprender que el contexto en el que este florecimiento de los valores y virtudes de Venus, y del apoyo que recibe de Marte y de Júpiter, tiene que ver con el desmantelamiento de un paradigma jerárquico hacia la recreación de un paradigma circular. Un camino de la desigualdad a la igualdad. Un camino de guerra hacia la paz. Del desamor al amor.
Los miles de años que tenemos codificados en creencias que habitan nuestra sangre se han sustentado en la pirámide jerárquica. Arriba de la pirámide los jefes tienen acceso a la Verdad, al Poder, a Dios. Los que están en la base dependen de esta estructura para tener acceso a estas fuerzas. Esta pirámide depende del deseo de muchos a alcanzar lo que pocos tienen. Depende de la autoridad, el control, la obediencia y la sumisión. Depende de la ignorancia de unos y del saber de pocos. Depende de la comparación, competitividad, el premio y el castigo. Depende de la explotación. Esta estructura es la que engendra todo conflicto en la medida que cíclicamente a lo largo de la historia lo que hemos vivido son los procesos en que la base se subleva para ocupar el poder. Sucesivamente así, se repite el ciclo. Es importante recordar que esta estructura piramidal de poder está anclada en un principio de explotación de recursos. Explotación de seres humanos. Explotación de la Tierra.
Las siete cuadraturas entre Urano y Plutón entre Junio del 2012 y Marzo del 2015 nos han mostrado las fisuras de este sistema. Plutón en Capricornio desde el 2008 desarma lo creado desde esta maquinaria de poder. Desarma los sistemas, las creencias, las relaciones basadas en esta distribución de los recursos planetarios y humanitarios. A la vez, Urano en Aries desde el 2010, despierta nuestro Coraje. Nuestro valor de Ser. La energía de Urano en Aries contrapone la destrucción de Plutón en Capricornio mostrándonos el camino de la individuación. El camino de la Libertad de Ser. La liberación del Yo Soy de la maquinaria del poder jerárquico.
Desde la voluntad de abrir nuestra perspectiva y recordar el momento evolutivo en el que nos encontramos, es importante recordar que Urano es el planeta regente de Acuario, la penúltima constelación de la rueda astrológica. Acuario es un signo que nos habla de un proceso evolutivo que implica traer el Agua del Cielo a la Tierra. La Sabiduría de lo Dioses está al alcance de cada uno de nosotros. Está en nosotros. Cada uno y una somos responsables de que esta Verdad fluya hacia la Tierra –la vida, la realidad- y que impregne todas nuestras relaciones. Este proceso evolutivo nos invita recordar nuestro origen. Nuestro origen sagrado como hijos e hijas de esta Tierra antes de que la depredación de la violencia y el trauma de las guerras, de la colonización y de la destrucción gestara el olvido de nuestra esencia personal y colectiva.
Urano en Aries despierta la voluntad de recuperar esta conexión, de restaurar este orden. Todos y todas somos una manifestación de este orden que se manifiesta en la Tierra. Este es un camino de activismo social-espiritual-creativo: de la participación consciente del ser humano que ocupa su lugar en el ecosistema Gaia-Vida. Somos Humanos puentes, canales, en conexión directa entre el arriba y el abajo. En Acuario somos Uno. Somos la tribu, la familia humana. En Acuario somos círculo. Un círculo formado por individuos que ocupan su lugar.
Acuario es colectivo, plural, tribal y, sin embargo, nos recuerda que la tribu reconoce el valor y la singularidad, la libertad y la conexión directa con el Espíritu de la Creación de cada uno de sus miembros.
Urano en Aries también despierta la fuerza y el coraje para desarmar las estructuras internas del sistema jerárquico en nuestro interior. Expresiones de nuestra identidad condicionadas por la educación recibida, la de nuestros padres, la de todo nuestro linaje. A menor amor y valorización recibida y heredada, más fácil es someternos al poder de la estructura jerárquica, ya sea en la cima, como en la base. La desvalorización del jefe es la misma que la del que está en la base. Ambas se nutren de un desequilibrio. De ahí que vivamos un crisis profunda de liderazgo. En la medida que nos fortalecemos en nuestro valor propio y cuido personal, más fácil es ver cómo quien antes nos dominaba realmente nos necesita para sentir un poder que esconde el vacío de su valor propio. En el círculo todos nos sanamos. Es un despertar colectivo que pasa por la individuación de cada uno.
Todos recordamos juntos.
Todos nos damos cuenta que compartimos la misma herida.
Todos despertamos al único y verdadero valor, poder, verdad.
Para que un círculo se forme cada Ser ha de estar individuado, cada persona tiene que estar en conexión directa entre Cielo y Tierra, sin intermediarios. Esta es la igualdad que el círculo convoca. Cuando hablamos de caminar con integridad en y con la Tierra, cuando hablamos de integrar Espíritu y Materia, es vital entender que este proceso implica un desprendimiento de las estructuras jerárquicas que nos dominan a través de nuestra mente, creencias y memorias. Que se expresan en nuestra relación con nosotros mismos, con lo demás, con nuestro círculos. Este proceso tiene sabor a renuncia en la medida que nos hemos acostumbrado a determinados roles para sobrevivir. ¿quiénes somos cuando ya no somos los que hemos sido hasta ahora?
Acuario nos recuerda la colaboración, la cooperación, la co-creación, la unidad, la igualdad, la hermandad. Nos recuerda el camino creativo compartido a través de una consciencia individuada que se entrega plenamente, desde el cuido de si misma al cuido de otros, en la circularidad. La pirámide jerárquica solo puede sustentarse desde la desvalorización personal. La falta de valor hacia lo que somos y valemos es terreno fértil para que germinen los falsos deseos con los que creamos nuestro devenir. Terreno fértil para la manipulación, para el engaño, para el abuso y la violencia. Esto es lo que nutre una sociedad de consumo basada en un sistema de valores basados en la comparación y competitividad, la acumulación de riquezas y de depredación de los recursos de nuestro planeta.
Cuando no tenemos suficiente fuerza para Ser, cuando nos sometemos, cuando obedecemos ciegamente, cuando no somos capaces de expresarnos y cuestionar nuestro entorno por miedo al castigo, miedo al rechazo, miedo a la humillación, somos presa de un modelo autoritario interno. Esta Luna llena en Tauro nos convoca a ocupar nuestro lugar en la circularidad. Nos invita a honrar nuestro valor.
La fuerza de Venus en conjunción con Júpiter en Virgo está en enfocar nuestra práctica de valorización en nuestra salud como espejo de nuestra relación con la Vida y con la Tierra. El valor que nos damos se expresa a través de cómo nos cuidamos. Venus en Virgo de habla de mirar hacia nuestro cuerpo, hacia nuestra relación con la Materia que somos, es parte de esta lunación. También lo es el reconocimiento del valor que le damos a nuestra vida, a nuestros recursos, a nuestros talentos, dones, deseos y cuán alineados estamos con la voluntad de ponerlos al servicio del círculo. Venus en conjunción con Júpiter en Virgo nos habla de la tarea sagrada de ponernos a servicio de la Vida; nos habla de sacralizar nuestra relación con la Materia, con la Tierra, para ser agentes activos de cambio en el proceso de restaurar el Orden del Amor y la Belleza en nuestra vida y en nuestro entorno. Este es el buen liderazgo. El que empieza con amor desde adentro y se expande hacia todo lo que tocamos.