viernes, 25 de febrero de 2011

Sanando Dermatitis: Psicomagia para Stefano.


STEFANO CONSULTA:

Querido Alejandro: soy un joven romano de 29 años. Vivo con mi madre y mi abuela (materna), ya que mi padre falleció hace un par de años; le quería mucho, y teníamos
muy buenas relaciones.

Su muerte repentina, por paro cardiaco, me catapultó a una realidad que desconocía: me había dejado muchas deudas que pagar, lo que me hizo descubrir que era un hombre muy introvertido y poco comunicativo. Evidentemente, una característica de su familia, ya que todos sus hermanos tienen problemas de corazón, y también su padre murió de infarto. Además, hace poco descubrí que su padre era masón, venerado por toda la familia, y un político muy famoso en Roma. Es por esto que tuve una vida muy acomodada, y aunque al principio acepté a duras penas el hecho de haberlo perdido todo, esta nueva realidad formada por pocas cosas pero valiosas no me cuesta.
Mi problema es que, si por una parte he adquirido serenidad, por la otra, como una realidad dual, tengo una carga que me ando arrastrando desde que era niño: problemas con la piel.

Ya he comprendido que el evento que los desencadena es de tipo psicosomático: aparecen manchas rojas sobre todo en la cara, y en particular en la frente, alrededor de la nariz, en la mandíbula y en el cuero cabelludo. Cuando se secan, las manchas dejan la piel muy seca y descamada. Cuando me siento inquieto o me pongo nervioso las cosas empeoran mucho, y vuelvo a la “normalidad” sólo después de unos cuantos días. Generalmente, la cosa parece ser del todo aleatoria porque a menudo ciertos factores que a veces la provocan, como el alcohol o hasta el agua, otras veces no tienen ningún efecto. Todo esto me crea a menudo problemas interiores porque en esos días, yo, que en general soy muy optimista, encuentro dificultades en mis relaciones con los demás, y trato de evitar situaciones que pudieran ser agradables porque me siento evidentemente desfigurado.

También mi madre y mi hermana están aquejadas por la misma dermatitis, pero en mí es mucho más violenta.

En el pasado, y sobre todo tras la muerte de mi padre, sufrí muchos ataques de pánico, derivados del hecho que soy bastante hipocondríaco, otra “cualidad” heredada de mi madre.
¿Tienes algún consejo para mí?

ALEJANDRO RESPONDE:

Joven Stefano: te has criado en un harem. Tu padre, introvertido, poco comunicativo, escudado en su silencio, guardando el secreto de su actividad esotérica y política, reinó sobre su esposa, su suegra y su hija… también te incluyó a ti entre el grupo de mujeres. El venía de una familia de hombres, todos no amados, porque padecen -los hermanos- del corazón y él y su padre murieron de infarto. Tú, hipocondriaco, te refugias en el grupo femenino, te vives como mujer , ya que si fueras como tu padre, estarías condenado a morir de una crísis cardíaca. Imitas la enfermedad de tu madre y de tu hermana: ellas , por desvalorizarse y erigir al hombre como modelo del poder, sufren dermatitis. Tú te la creas en la cara,en la frente, alrededor de la nariz, en la mandíbula y en el cuero cabelludo, es decir en la cabeza. Simbólicamente el padre es la cabeza de la familia, lugar que a su muerte te corresponde a ti… Tú no te sientes capaz de ser un hombre del tipo de tu padre, eres femenino y sensible. Cuando te aqueja el problema dices: “encuentro dificultades en mis relaciones con los demás, y trato de evitar situaciones que pudieran ser agradables porque me siento evidentemente desfigurado”. En verdad no te sientes desfigurado sino denunciado. Esas manchas revelan lo que en verdad eres: un joven delicado, sensible y probablemente artista…
Te aconsejo que envíes a todos los hermanos de tu padre una fotografía tuya disfrazado de hermosa mujer. Te aconsejo además que cambies tu apellido paterno por tu apellido materno. Y que por último, para no avergonzarte de ser lo que eres, te pintes la cara y el pelo con maquillaje rojo y así, con la cabeza entera de ese color, visites a tus amigos y conocidos, dando como única explicación: “Estoy haciendo un acto de psicomagia”…. Vivirás así con la cabeza pintada de rojo durante siete días. Sólo te lavarás antes de acostarte. Y te maquillarás otra vez apenas te levantes. Te aseguro que si envías las fotografías que te aconsejé a tus tíos, si empiezas a usar el apellido de tu madre y si te exhibes en rojo, tu dermatitis cesará. Por otra parte debes comprar un corazón de ternera, pegarle encima una fotografía tuya, llevarlo dentro de una pequeña bolsa de plástico pegado al lado izquierdo de tu pecho mientras viajas hacia el cementerio donde está enterrado tu padre. Una vez ahí, depositas en su tumba ese corazón, vertiéndole encima un buen chorro de miel. De esta manera te liberas del miedo a morir de infarto, devolviéndole a tu padre ese corazón que no es el tuyo.