miércoles, 2 de febrero de 2011
Un Revelador Sueño: Psicomagia para Andrés.
Interpretar los sueños de otra persona es en cierta forma una toma de poder. Cada símbolo tiene infinitos significados. Si no fuera así, podrían compararse a las señales de tránsito que deben tener un sólo significado expresado en la forma más clara posible. Los símbolos actúan como espejos: vemos en ellos lo que en ese momento somos espiritualmente. Es por esto que los sueños deben ser interpretados por quien los soñó. Sin embargo, para lograr que esto se realice bien, el consultante, en el momento de enfrentarse a su material onírico, debe pasar de un nivel de conciencia a otro más profundo, porque al verse frente a contenidos inconscientes tendrá la sensación, si este cambio no se produce, de que no comprende nada. Los sueños son mensajes del inconsciente que intentan atravesar las defensas que opone el ego individual, quien se siente amenazado en su integridad. Si el ego, sin preparación previa, comprendiera a fondo el mensaje de los sueños, estallaría como un globo al que pinchan con un alfiler…. A pesar de todo esto, me aventuraré a interpretar el sueño de Andrés, tratando con todas las fuerzas de mi espíritu de ser un espejo lo más objetivo posible, dejando de lado mi subjetividad, cosa prácticamente imposible. Es un riesgo, pero a veces, como dice el célebre sabio-idiota Mula Nasrudin, se pueden efectuar buenos cálculos con falsas pesas. No trato de tomar poder sobre nadie, el único poder que deseo tener es el de poder ayudar.
ANDRES CONSULTA:
Don Alejandro, espero que usted pueda ayudarme a comprender el significado de este “sueño”: estoy acostado y es como si abriera los ojos, despertándome, pero no estoy en la cama donde estoy durmiendo realmente, sino en otra habitación, en un sofá. Sólo logro mirar a mi alrededor, pero no puedo moverme. Al otro lado de la habitación reconozco a mi hermano que hurga en un bolso, como para robar algo. Entonces me embarga la rabia, y quisiera gritarle que no lo haga. Sólo que me siento bloqueado. Apenas consigo revolverme en la cama y emitir algún quejido. Lloro. El sueño se desvanece. Me despierto de sobresalto. Me encuentro en la habitación de mi novia, donde estoy durmiendo realmente. No consigo moverme. Siento a mi novia que duerme a mi lado, como en la realidad. Mi mirada se dirige de inmediato a una silueta oscura que, dentro de la habitación, está agazapada y hurga en algunos cajones. Me aferra el terror más total, porque no consigo despertarme. Trato de tocar a mi novia, para que se despierte y me ayude. Pero mi brazo se mueve sólo unos pocos centímetros, como si no tuviera vida. Lloro… Cuando al final me desperté de veras, ya era de día. Todavía tenía lágrimas en los ojos. Debería darle más elementos relativos a mi vida, pero creo que serán suficientes pocas palabras. Insatisfacción, sufrimiento, amor. Y un vacío, un gran vacío interior que se ha apoderado de mí desde que era niño.
RESPUESTA:
Querido Andrés: usted expresa en su sueño la herida emocional que en la infancia le causó el nacimiento de su hermano. Él acaparó la atención de su madre. La imagen de su madre, en la segunda parte del sueño, usted la proyecta en su novia. Ella no lo ayuda, es decir no elimina el sufrimiento que le causa ver como su hermano, la silueta oscura que hurga en los cajones, ( tal como antes hurgó en un bolso, ambos cajones y bolso símbolos del vientre femenino), para robarle el cariño materno. Cuando niño, usted se sintió impotente para vencerlo, lo que lo sumió en el sufrimiento. Al no ser preferido, se dijo: “Si a mí no me aman es porque no lo merezco”, (si los padres por sus problemas psicológicos no resueltos los privan de cariño, sus hijos son incapaces de juzgarlos y se atribuyen la culpa). Usted se dijo, “No valgo nada, estoy vacío, no existo. Además, lo poco que hubiera merecido, me lo robó mi hermano”…. Para vencer ese sentimiento de impotencia , de vacío y abandono, le aconsejo estos actos de psicomagia:
Primero, para expresar su rabia, pegue una fotografía de su hermano en un saco que contenga 33 pequeñas botellas de vidrio llenas de tinta roja. Con un palo de beisbol aporree el saco, lanzando alaridos e insultos hasta quebrar todas la botellas. Con una gran toalla de baño, seque toda la tinta roja. Luego entierre el saco con las botellas quebradas y la toalla “ensangrentada”. Plante ahí una planta con flores blancas. Después envíele a su hermano 33 rosas blancas sin darle ninguna explicación.
Segundo, vista a su novia con ropa de la madre de usted , de preferencia sacada de la ropa sucia. Ella, así vestida y llevando además prendida del pecho una fotografía de su progenitora, mientras usted está desnudo, debe besarlo de pie a cabeza, centímetro por centímetro de piel, diciéndole a cada beso: “Te amo, hijo mío”. Esta ceremonia, si su novia la hace concienzudamente, durará un poco más de una hora. Terminada esta acción, ella debe untarlo completamente con miel. Así untado, usted con par de tijeras grandes, debe cortarle verticalmente el vestido de la falda hasta el cuello. Una vez la ropa abierta, usted debe poseerla con toda su energía exclamado a cada caderazo: “¡Mamá!”. Terminado el coito, usted y su novia deben bañarse juntos. El traje cortado usted se lo enviará a su madre acompañado de una fotografía suya, desnudo. Igualmente, se negará a darle una explicación.
Si hace esto, dejará de tener pesadillas y se sentirá mucho mejor.
Alejandro Jodorowsky.
Imagen: Xetobyte