La consciencia es la gran alquimista de tu vida: te permite desidentificarte de tus acciones, de tus pensamientos, de tus emociones, de tus procesos psicológicos y de tus estados de ánimo. En definitiva, te reconecta con tu verdadera esencia, desde la que adoptas la actitud del testigo, pudiendo observar y tomar distancia de todo aquello que forma parte de ti, pero que en última instancia no eres tú. Cultivar la consciencia genera los siguientes efectos terapéuticos, erradicando de raíz la inconsciencia que te impide cuestionar el falso concepto de identidad con el que llevas años identificado.
⎯Más capacidad para detectar y modificar
patrones de pensamiento negativos y limitantes.
⎯Pérdida de interés en lamentarte por lo que ya ha sucedido
o angustiarte por lo que todavía no ha pasado.
⎯Mayor habilidad para percibir tu propia respiración,
empleándola para conectar y arraigarte en el momento presente.
⎯Incapacidad para regodearte por mucho rato en un pensamiento perturbador
o con una emoción destructiva.
⎯Frecuentes episodios de conexión profunda contigo mismo,
en los que gozas de mayor libertad para elegir tu actitud frente a tus circunstancias.
⎯Momentos temporales de desidentificación de tu ego,
en los que te dedicas a observar con distancia tus procesos cognitivos y emocionales.
⎯Fortaleza para conquistar tu diálogo interno,
sembrando tu mente con pensamientos útiles, constructivos y positivos.
Fragmento extraído del libro “El Prozac de Séneca”
escrito con mi pseudónimo Clay Newman.
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