Cuando un hijo se inclina delante de su padre y éste le da su bendición,
ambos se incorporan a la corriente de la vida y se someten a ella.
El gesto del padre de bendecir a su hijo va mucho más allá
de su simple relación interpersonal:
de hecho, es todo el linaje que, a través del padre, reconoce al hijo.
Bert Hellinger.
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