Respetar y cuidar a la madre tierra para vivir sin romper el equilibrio del planeta. Sentimiento de unidad con la tierra y el cosmos: Padre Cielo, Madre tierra.
Conectar con la fuerza más pura del ser humano que es el amor incondicional.
“Amaros los unos a los otros” – Sistema basado en la reciprocidad.
Honrar y confiar en el mundo de los espíritus de los ancestros.
Recordar a los antepasados con amor.
Sanarse a si mismo para sanar a nuestros ancestros
y no repetir sus mismos errores a través de generaciones.
Volver a nuestro Espíritu Interno y al Espíritu de todas las cosas para encontrar
la verdad dentro de nosotros.
Tener el valor de mirar dentro de uno mismo y fuera de uno mismo.
Trabajar la ira sin volcarla en los demás.
Escuchar el silencio, las respuestas siempre acaban llegando.
Liberarse de las adicciones y de los juicios sociales eligiendo
ser una persona productiva.
Respetar a los ancianos, a la familia, a los niños, a todo ser vivo.
Cuidarse durante el embarazo porque el stress y el malestar repercute en el bebé.
Enseñar a los niños a reverenciar la vida y ser buenas personas.
Respetar nuestro cuerpo y nuestra sexualidad como algo sagrado y fuente de vida.
Tomar conciencia de que la única persona que puede darnos
todo lo que necesitamos en una relación somos nosotros mismos.
Aceptarnos a nosotros y a los demás tal y como somos.
Creer en los poderes sanadores de las plantasIntegrar la medicina tradicional y la indígena para sanar también el alma y no solo parte del cuerpo.
Acabar con la insatisfacción de una vida vacía y sin sentido.
Recordar que la competitividad insana destruye al individuo,
así como la violencia y la avaricia.
Perdonar para preservar la salud y vivir en paz.
Aceptar y perdonar el pasado para vivir el presente y mejorar el futuro.
Obtener fuerza física, mental, emocional y espiritual para cambiar
y vivir en paz y en armonía.