"Desde que era pequeño, cada año participaba en la matanza del cerdo,
el tradicional San Martín. Ese día para el resto de la familia era una fiesta
en la que venían a ayudar vecinos y amigos, pero para mí siempre fue
un día angustioso.
Algo que nunca olvidaré en la vida son los chillidos de los cerdos al clavarles
el cuchillo en la garganta, y su mirada de terror cuando se les sacaba de la cuadra.
Aunque odiaba que llegara ese día, por tradición familiar tenía la obligación
de ayudar en la matanza, hasta que llegó el día en que me di cuenta
que las tradiciones no son importantes, y que la vida de los demás seres
son tan valiosas como la mía.
Llevo más de ocho años que me hice vegano y dejé de participar en cualquier
Llevo más de ocho años que me hice vegano y dejé de participar en cualquier
actividad que conllevara sufrimiento y dolor a los demás animales.
Y hace dos años y medio que junto con ismael López, quisimos dedicar
nuestras vidas a los grandes olvidados, fundando Santuario Gaia,
un refugio para animales de granja.
Y hace dos años y medio que junto con ismael López, quisimos dedicar
nuestras vidas a los grandes olvidados, fundando Santuario Gaia,
un refugio para animales de granja.
No puedo evitar cada vez que veo a Magdalena, a Alberto, Palma
y los demás cerdos que viven en el Santuario, pensar en todos aquellos
y los demás cerdos que viven en el Santuario, pensar en todos aquellos
que año tras año ayudé a quitarles la vida de manera directa.
Por justicia me veo obligado a entregar mi vida sirviéndoles a ellos.
Hace años yo mataba cerdos y ahora doy mi vida por ellos.
Si yo he podido cambiar, tú también puedes".
Coque Fernández, co-fundador de Santuario Gaia
Hace años yo mataba cerdos y ahora doy mi vida por ellos.
Si yo he podido cambiar, tú también puedes".
Coque Fernández, co-fundador de Santuario Gaia
Ramón y Guillem han aprendido que las manos son para acariciar.
Aún no hace una semana que llegaron a Santuario Gaia y ya saben
que nuestras manos las utilizamos para cuidarlos y acariciarlos,
por eso mismo ellos las buscan.
Ismael López, uno de los fundadores del Santuario, cada noche se tumba con ellos
para enseñarles que no todos los humanos son iguales, que los hay que se preocupan
por ellos. Él les habla, transmitiéndoles tranquilidad y amor, mientras disfrutan
de sus caricias y se quedan profundamente dormidos.
Entonces Ismael les apaga la luz y le da las buenas noches.
Por desgracia no todos los cerdos pueden disfrutar de una vida
Por desgracia no todos los cerdos pueden disfrutar de una vida
como la que están viviendo ellos, eso está en tus manos.
Palabras de Ismael al llegar Ramón y Guillem al Santuario:
"No os podéis imaginar la felicidad que tengo hoy...
Ayer fuimos hasta Zaragoza para poder venir esta mañana con los dos peques
bien tempranito, porque como no son tan peques, pues sabíamos que costaría
subirlos a la furgoneta.
No querían salir del sitio donde estaban, entonces ¿qué hice?
Ayer fuimos hasta Zaragoza para poder venir esta mañana con los dos peques
bien tempranito, porque como no son tan peques, pues sabíamos que costaría
subirlos a la furgoneta.
No querían salir del sitio donde estaban, entonces ¿qué hice?
pues agacharme, hablarles en voz bajita con mucho cariño y después les hice
lo que hacen ellos cuando están contentos de ver a alguien a quien quieren,
que es echarles el aliento en la cara. Momento en el que me contestaron
los dos y comenzaron a seguirme como si me conocieran de toda la vida.
Cuando iba subiendo la cuestecita para entrar en la furgoneta, uno de ellos
se giró hacia Coque y le echó el aliento en la cara, haciendo el ruidito característico
que hacen ellos de cariño. En ese momento mi alma se llenó de alegría,
porque es como si ellos ya supieran que veníamos a por ellos,
como si nos estuvieran esperando, confiando plénamente.
lo que hacen ellos cuando están contentos de ver a alguien a quien quieren,
que es echarles el aliento en la cara. Momento en el que me contestaron
los dos y comenzaron a seguirme como si me conocieran de toda la vida.
Cuando iba subiendo la cuestecita para entrar en la furgoneta, uno de ellos
se giró hacia Coque y le echó el aliento en la cara, haciendo el ruidito característico
que hacen ellos de cariño. En ese momento mi alma se llenó de alegría,
porque es como si ellos ya supieran que veníamos a por ellos,
como si nos estuvieran esperando, confiando plénamente.
Al llegar al Santuario, han salido de la furgoneta como si nada,
y de repente para asombro nuestro y de los voluntarios, han comenzado a saltar,
correr y dar vueltas sobre si. Los hemos guiado hasta nuestra habitación,
que parecía que ya conocían el camino, y al entrar se han quedado dormiditos.
NO CAMBIO MI VIDA POR NADA".
y de repente para asombro nuestro y de los voluntarios, han comenzado a saltar,
correr y dar vueltas sobre si. Los hemos guiado hasta nuestra habitación,
que parecía que ya conocían el camino, y al entrar se han quedado dormiditos.
NO CAMBIO MI VIDA POR NADA".
Ismael López.
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"Zuria".
Nuestras manos están para protegerlos.
Anoche cuando fuimos a dar las cenas, nos encontramos a Zuria fuera del dormitorio
donde duermen las gallinas, esperándonos en el camino por donde ella sabe
que pasamos cada noche. Al acercarnos a ella, vimos que estaba toda llena
de fango y fría, y fue cuando entendimos el por qué nos esperaba ahí,
porque buscaba nuestra ayuda.
Rápidamente Ismael López, uno de los fundadores del Santuario, la llevó dentro
de la casa, donde la duchó y secó sus plumas. Después la puso a su lado mientras
hacía el trabajo de ordenador, porque ella busca el cariño. Pasó la noche
en la habitación de los fundadores y ahora estará unos días en observación.
"Nuestro trabajo no es solo la de rescatar animales, sino la de ofrecerles cada día
"Nuestro trabajo no es solo la de rescatar animales, sino la de ofrecerles cada día
una vida digna, preocupándonos por su bienestar, que tengan comodidades
y sobre todo la de protegerlos. Los que ya llevan tiempo con nosotros saben
que los cuidamos, por eso cuando les pasa algo vienen en nuestra búsqueda".
Ismael López.
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