lunes, 16 de marzo de 2015

"Limón: Gran Aliado Para Tu Cuerpo".


Curiosamente, el limón es la fruta que más depende de la fotosíntesis para su perfecta maduración y abundancia de zumo. Por tanto, el limón es, de todas las frutas y alimentos de origen vegetal, el mayor reservorio de energía solar. Luz y Prana (energía cósmica) concentrados en esta fruta tan popular, asequible a todos, principalmente a nosotros los brasileños, que vivimos en un país tropical tan soleado. Y, para quien vive en países más fríos (carentes de sol), el limón es el reservorio de luz más fácil de alcanzar.

En el simple acto de ingerir el zumo fresco de un limón sucede algo tal como colocar un quantum de sol dentro de nosotros, iluminando nuestra parte interna: cada célula, cada sombra, cada impureza.

Siendo así, el limón tiene sobrados motivos para ser el primero en la lista de los alimentos que favorecen la vida: el buen humor, el buen astral, la lucidez, la clareza, la verdad (ilumina todo), la vitalidad, la fecundidad de ideas, de visión, de gestación, y la memoria.

Su zumo fresco, sus flores (que generan el aceite esencial de la aromaterapia conocido como neroli y el floral de limón) sus colores (el verde-limón es especialmente valorado en los tratamientos vía cromoterapia), sus fibras (pectina y celulosa), sus vitaminas (la C y las citrinas) y el aceite esencial contenido en su cáscara (d-limoneno) favorecen la:

- Vitalidad: cuando activa el sistema inmunológico actúa como un fijador de vitaminas y sales minerales y como un antibiótico natural;

- Juventud: cuando actúa como antioxidante y alcalinizante de todos los líquidos corporales;

- Desintoxicación y limpieza de todos los órganos y sistemas excretores: hígado, riñones, pulmones, intestinos y piel;

- Todos los sentidos: vista, olfato, tacto, audición, gusto y demás sentidos – cuando armoniza todos los órganos, vísceras, sistemas y meridianos de energía.

Pero cuando hablamos específicamente de la vista, y procurando comprender el cuerpo humano de una forma holística, como es el caso de la Medicina Tradicional China (MTC), tenemos que hablar de hígado y vesícula.

Y, cuando hablamos del hígado, desde el punto de vista energético, estamos hablando del hígado propiamente, pero, además, de la vesícula biliar, de los ojos, de los hombros, de las rodillas, de los tendones, de las uñas, de los senos, y de todo el aparato reproductor femenino, desde los ovarios, trompas, útero, hasta la vagina. Por ese motivo, en el MTC se dice que el hígado es el órgano más importante para la mujer, así como el riñón es el órgano más importante para el hombre.

Cuando el hígado funciona mal, puedes estar seguro de que algunos de los aspectos de la salud citados (1 o más) pueden estar dando avisos, señales de alerta. Pero, seguramente, tu capacidad de observar la vida, la VISTA, estará dando señales clamorosas: procuremos observar atentamente qué es lo que está indicando dificultades.

Acude, sí, a un oftalmólogo, para evaluar la mejor forma de tratar los síntomas. Pero la causa, muy probablemente, se encuentre en el sistema hepático. O sea, llevar (o cambiar) las gafas, hacer una operación quirúrgica, puede que solucione (temporalmente) los síntomas, pero no la CAUSA.

Es importante diferenciar el significado de VER del de OBSERVAR. El ver es superficial y raramente posibilita registro (archivos, memorias) de lo que se ha visualizado. El OBSERVAR es una percepción en estado de alerta, de presencia y posibilita el estado meditativo, el registro del aquí y ahora. El OBSERVAR suele ir más allá de lo físico, capacitando percepciones de lo que está oculto, lo que se conoce como intuición, inspiración o sexto sentido.

Y, sin OBSERVAR, sin estar percibiendo la vida en el mundo de la realidad (estado de alerta o meditativo), se va al espacio la intuición (creatividad e inspiración), la fe (lo opuesto a ansiedad, miedo y pánico), el buen humor y la alegría (calidad y significado de la vida), el equilibrio y la inteligencia (capacidades de observar al otro y a las soluciones).

Y se trata de un círculo cerrado: el observar ayuda a la tonicidad del hígado y un hígado saludable nos ayuda a observar mejor.

Lógicamente, para quien carece de vista física, estamos hablando de la visión trascendental. Encarar serenamente un desafío, mirarlo de frente, sin ilusiones, falsas expectativas, auto-engaños o mentiras, sin ocultar las prioridades y providencias bajo la alfombra; lo hace todo más fácil y digerible. Solucionable.

Ese comportamiento facilita la descomposición de los alimentos, incluso los más pesados como las grasas y vitaminas oleosas. La digestión de los desafíos de la vida. La levedad y el deleite de la superación. Los ojos que brillan (sin necesitar palabras) y desbordan felicidad.

La felicidad no se cuenta o se explica, se irradia a través de los ojos, 
de los poros.

Las actitudes negativas, de pasar por alto los desafíos, de no prepararse para enfrentarlos, hace que tales desafíos se vuelvan aún mayores, dificultando todas las funciones del hígado, la vesícula y la vista. Todo se vuelve indigesto, más difícil de observar.

Afortunadamente, el hígado posee una gran capacidad de regeneración, cualidad intensificada en personas más flexibles ante los cambios y con facilidad para rehacerse a partir de situaciones difíciles.

Y, en esta situación, el consumo diario del limón es una decisión sabia, ya que será un cómplice, una herramienta para la pronta recuperación de ese sistema, reactivando la armonía metabólica del organismo. El limón, con su sabor ácido y poder laxante actuará como un desintoxicante específico. Su cualidad solar reconvertirá las actitudes de acumular iras, ilusión de culpar a otros, considerarse víctima y apego al no querer mirar.

Metafísicamente las disfunciones del hígado son provenientes de la costumbre de quejarse con amargura y mal humor apenas para iludirse, resistirse a los cambios, al propio poder, de pensamientos de agonía, plenos de rabia, miedo y odio a situaciones del pasado. Revela un no querer OBSERVAR u observarse. Simple ¿no?

Habrás oído decir a alguno: ¡Me ha cegado la rabia!, ¡Frente al miedo me he quedado en blanco!, ¡Tanto era el odio que no era capaz de ver!.
¿Vamos a cambiar? ¿Vamos a salir de estas defensas?

Las afirmaciones adecuadas para iniciar el proceso de cura 
según Louise L. Hay en su libro "Cura tu Cuerpo" son:
Libero el pasado y avanzo hacia el futuro. 
O sea, sólo tengo ojos para el futuro. 
Contemplo mi futuro de forma iluminada.

“Me adapto con dulzura al flujo de la vida. 
Hago las paces con mi pasado.”
Los agentes físicos que causan daño al hígado y a la vista son: Alcohol, tabaco, café, té (excepto el verde y los de hierbas), cacao, excitantes, azúcar blanca, edulcorantes artificiales, alimentos refinados, productos químicos sintéticos, grasa animal, frituras y alimentos muy industrializados.