Hoy quiero dedicar una pequeña ofrenda a la Heroína Anónima, a la mujer de la que nunca hemos oído hablar. Porque no aparece en la revista New Yorker, ni publica famosos best-sellers, no compite en las Olimpiadas ni es candidata a los premios Nobel.
Es una mujer anónima viviendo una vida anónima …
… que un buen día -cansada de sentirse mal-, decide arriesgarse. Dentro de ella hay una voz que no se calla. Una voz tímida. Una voz que se vuelve más fuerte y que le impide escuchar otras voces. Es una voz que la llama a la conquista, pero no le dice qué necesita conquistar ni le da garantías de que habrá una recompensa cuando llegue al final. No le promete éxito, ni seguridad económica, ni fama, ni Johnny Depp. Simplemente, la inspira a irse, a reunir lo que necesita, a cerrar la puerta y a decir adiós.
Y con lo poco que ella cree que tiene decide adentrarse en lo desconocido, en la oscuridad de un territorio extraño que exigirá de ella el coraje que no sabe que tiene. Y siente miedo pero, a pesar de ello, decide emprender su conquista y se promete a sí misma que cuando las dudas la visiten no les abrirá la puerta.
Y esta mujer anónima tiene distintas caras, distintas ropas, nacionalidades, edades …
Ella es la mujer que rompe con la tradición familiar, los apellidos que la amarran, las expectativas, los compromisos que le pesan, el qué dirán, y se lanza al vacío para encontrar sus propias alas, su propio valor, y comenzar su propia tradición.
Ella es la mujer que abandona las promesas económicas de su carrera, de sus títulos, de sus contactos y comienza a danzar los ritmos internos de su vientre.
Ella es la mujer que decide salir de la comodidad de su vida, la seguridad de un techo bajo el que dormir, la exuberancia de las duchas de agua caliente, y comienza una peregrinación en solitario, en una tierra lejana, durmiendo en donde puede, comiendo lo que el día le ofrece, compartiendo lo poco que tiene.
Ella es la mujer que decide respetarse y amarse, valorar sus talentos, su historia, su sabiduría, su medicina, enseñar lo que ha aprendido, y darse permiso a sí misma para vivir la vida de sus sueños.
Ella es la mujer que ves vendiendo joyería en la calle, arte que ella misma ha ideado y creado, arte sin etiqueta pero forjado con el espíritu libre del viento.
Ella es la mujer que decide no culpar más a su esposo por su propia infelicidad y comienza a invertir en ella misma, en su educación, en su crecimiento, en su independencia económica. Tira sus excusas a la basura y se responsabiliza 100% de su felicidad.
Ella es la mujer que a los 60 años decide entrar en la Universidad, hacer un viaje sola alrededor del mundo, comenzar un negocio, sentirse cómoda con su edad.
Ella es la mujer que ves llorando en una cafetería, sin avergonzarse de que otros la vean, enjugándose las lágrimas de tristeza, duelo o alegría.
Ella es la mujer que después de años de silencio levanta la voz y dice: "¡Basta, esta soy Yo!". Y se corona a sí misma.
Ella es la mujer que tras años de abuso y sufrimiento, tras años de alcohol y drogas, tras años de terapia y dependencia, decide que ya ha sobrevivido bastante y que a partir de ahora va a comenzar a florecer.
La heroína anónima es la mujer que va en busca de sí misma sin saber muy bien adónde va ni en dónde terminará. Ella sabe que sólo hay un mapa, el suyo propio, y que el mapa se va dibujando en el papel conforme camina. Ella sabe que la vida siempre le dará lo que necesite para que pueda crecer y expresar quién es. Ella sabe que habrá altos y bajos en su camino como mareas tiene el océano. Ella sabe que se reirá y sabe que llorará, sufrirá adioses y celebrará encuentros, tendrá fe y la perderá …
… pero seguirá caminando, sintiendo, amando, encontrándose a ella misma en cada pequeña y grande conquista.
Todas sois esta mujer,
confía en ti misma,
confía en tu sendero,
confía en tu voz interior.
Escrito por María Clark.
Mujer intuitiva, terapeuta vibracional,
profesora espiritual y Doctora en Psicología Clínica.
Facebook: ConsultasIntuitivasconMariaClark
Del Blog: Junto a a Mujer.