viernes, 2 de mayo de 2014

"El Mundo de los Chamanes".

Hasta ahora la filosofía chamánica era conocida en los países occidentales principalmente a través de relatos de escritores como Carlos Castañeda, pero en la actualidad son los mismos chamanes quienes se desplazan hasta aquí para hablarnos de sus técnicas. Aunque tienen un modo similar de ver la vida en todas las culturas del planeta, este artículo está inspirado principalmente en el chamanismo de las civilizaciones indígenas de América Central y del Norte, que fue practicado por los pueblos Lakota y Tolteca.
Al final del artículo he incluido unos breves ejercicios chamánicos para el que quiera practicar en casa.
“En el principio de los tiempos era el chamanismo”. Los antropólogos han interpretado los célebres bajorrelieves de las cuevas de Lascaux como la representación de un trance chamánico, así que ya en el Paleolítico el chamanismo sería la protoreligión más antigua, e influyó en no pocos ritos y creencias de carácter religioso. El origen de la poesía, de la pintura y del arte está ligado al chamanismo; la primera literatura oral procede de la actividad chamánica.
También la medicina es chamánica en su origen; el chamán es el protector de las tribus, aquel que no sólo ve lo visible, sino también lo invisible. El chamanismo impregna y da forma a la misma magia y capacidad del chamán de viajar por mundos sobrenaturales contribuye al conocimiento de la muerte.
Se pueden leer en clave chamánica algunos aspectos de los aspectos de los fundadores de las grandes religiones. Como ejemplo tenemos las coincidencias que se observan en los relatos sobre la vida de Zoroastro, Buda, Pitágoras o Jesús, según las cuales habrían practicado técnicas de procedencia chamánica: viajes al cielo, curaciones milagrosas, resurrecciones, descenso a los infiernos, imposición de manos…
La palabra “chamán” significa más o menostrabajar con el calor y el fuego, calentar o quemar”. Cuando se refiere a una persona puede interpretarse como transformadora de energía. Algunos diccionarios lo definen como “persona sabia”, pero sería más exacto decir “aquel que conoce el éxtasis”, ya que la experiencia extática es uno de los elementos que distinguen al chamán.
En la actualidad entendemos por chamanismo una serie de prácticas y creencias animistas que aparecen en algunos personajes de entre las tribus y culturas tradicionales que todavía existen en nuestro planeta.

La filosofía de los chamanes

El chamán entiende que la vida está presente en todas las cosas y que hay muchas maneras de percibirla. Por tanto, se trata con máximo respeto tanto a la tierra, como a las rocas, plantas y animales, a los que considera sus hermanos, sus aliados, sus ayudantes. Puede ejercer un trasvase energético entre algunas cualidades de los seres vivos que a él, por su condición de humano, le faltan, y viceversa. Toda la filosofía del chamán está sustentada sobre la ley de dar y recibir, del desprendimiento y de que cualquier acto que uno haga, más tarde o más temprano, le será retornado.
Por todo esto el chamán es alguien que no expolia la tierra, aunque puede tomar sus frutos y le agradece su generosidad, a la vez que le entrega algo de sí mismo. No explota a los animales, sino que se comunica con ellos y establece una relación de mutua colaboración. Y cómo no, es alguien que no contemple a los demás bajo las miradas del egoísmo, cinismo, odio y competitividad tan habituales en nuestra civilización, sino que su mirada tiene algo de la candidez y ternura de un niño. Del mismo modo, se trata a sí mismo con el máximo respeto porque ha logrado entenderse y comprender a la vez la interdependencia que existe entre todas las cosas.
Según Mircea Eliade, para llegar a ser un chamán se debe ser alguien con dones especiales. Pero esto no sería tan imprescindible para conocer algunas experiencias chamánicas. Sólo hace falta una actitud abierta y una buena disposición para dejar atrás las limitaciones culturales, los prejuicios, los miedos y las fobias con las que nos ha educado nuestra civilización y considerar la fuerza increíble de nuestra mente. En realidad, aunque algunas cosas que pueda hacer el chamán parezcan raras o pertenecientes al mundo esotérico, es posible interpretarlas como el uso de algunas posibilidades de nuestra mente, que tenemos infrautilizada.
Entre los chamanes no se dan dogmas ni reglas fijas, pero sí coinciden varios principios filosóficos:
- La divinidad, el Gran Espíritu, Dios o cualquier apelativo que queramos dar a la fuente suprema del cosmos. Todo cuanto existe, ha existido o existirá, es uno sólo y lo mismo. Energía y materia son una.
- Interrelación. Todo lo que existe está vinculado a todo lo demás. No es exactamente lo mismo creer en la unicidad del todo. Más bien se trata de darse cuenta de que todo está entretejido en una gran red energética universal. Comprender esto permite conocer y relacionarse con todas las cosas.
- Todo está vivo. Todo vibra: animales, árboles, plantas e incluso rocas. Cada uno de ellos es parte de la vida de los demás, y cada uno tiene una vida propia para expresar la idea que la Suprema Inteligencia que le dio existencia ha concebido. Cada uno posee una conciencia muy diferente de la humana pero todo es conciencia.
- La realidad. Existen planos de realidad internos que afectan y regulan todo cuanto experimentamos externamente. Dentro de estos reinos interiores aparecen guías, ayudantes y maestros con poder para cambiar la realidad externa.

El Gran Espíritu

Los chamanes saben que la fuente de cada entidad es su espíritu y cultivan una relación directa con el espíritu de las cosas vivas a través del suyo propio.
El espíritu es la esencia invisible de todo cuanto se manifiesta y se esconde tras las apariencia física. Cuando un chamán se comunica con el espíritu de un árbol, piedra o pájaro, está en contacto con la fuente de energía de ese ser y con su existencia. La habilidad del chamán, que no procede de una fuente externa, tan sólo trata de armonizar la propia energía espiritual con las fuerzas naturales de universo y utilizarlas con el concurso de la voluntad. Y la intención es lo que determina cómo usar y dirigir la energía.

Centros de energía

Para desarrollar los poderes chamánicos tenemos que despertar y entrenar los centros de poder de nuestro sistema energético. Según los chamanes hay diez centros de poder, cinco por encima del diafragma y cinco por debajo, que serían los que procesan y distribuyen la energía vital al cuerpo físico a través de las glándulas endocrinas y los sistemas nerviosos simpático y parasimpático.
El estado de estos centros de poder afecta a nuestra salud y a la vez se relacionan con nuestro bienestar emocional y mental y con nuestro desarrollo espiritual. El miedo, la ansiedad y el estrés, por ejemplo, perturban su equilibrio. Con la meditación y la respiración chamánica se pueden despertar y estimular estos centros para que el flujo sea armónico. El propósito de la visualización sería provocar una respuesta inmediata en el aspecto inconsciente de la mente para activar cada centro de poder y alentar todo el sistema de energía con la absorción de energía cósmica.

La salud y la enfermedad según los chamanes

La enfermedad en las sociedades tribales se veía como una desarmonización, como la indicación de que algo funcionaba mal en el alma. La condición física era síntoma de discordia y prueba de la desconexión entre cuerpo, mente y espíritu. La buena salud se producía cuando el cuerpo y el alma operaban en armonía con la mente.
La curación chamánica supone reconocer que la causa primordial de muchísimos problemas de salud podría ser espiritual y/o mental. Los chamanes de hoy son sobre todo “terapeutas del alma” porque su visión de los trastornos físicos es holística, es decir, integradora, global.
El objetivo del chamán es ayudar a descubrir al paciente si su mala salud es consecuencia de un determinado modo de vida. La mejoría en el estado físico suele suceder a la voluntad de hacer cambios en un estilo de vida perjudicial o al hecho de afrontar, analizar e intentar resolver problemas emocionales que corroen al paciente por dentro.

El poder del pensamiento.

Según los chamanes, los pensamientos son nuestra posesión más personal y suelen ser expresión de nuestra auténtica realidad. El pensamiento proporciona el modelo a partir del cual lo físico toma forma. Así, la identidad corporal actúa sobre todo a través del cuerpo físico; la identidad oculta, a través del cuerpo energético y emocional; la identidad humana, a través del cuerpo mental; y la identidad superior, a través del cuerpo anímico. Cuando los modelos se apartan de la intención principal de la identidad superior, o se produce el conflicto entre esta y la identidad humana, surge el desequilibrio, manifestado en forma de dolencia o enfermedad.
Nadie puede funcionar bien y afrontar las exigencias de la vida si ha sufrido lesiones en el alma. La recuperación de una porción “perdida”de alma es una de las más grandes habilidades que hoy ejercitan los chamanes. Estas pérdidas de alma son el resultado de alguna situación traumática (noticias desgarradoras, conmociones fuertes, un accidente) y pueden suponer que la persona se sienta “distanciada” durante unos días.
Una enfermedad grave o una operación quirúrgica producen sensación de estar “disociado” del cuerpo físico. La aflicción, la separación, el divorcio o la pérdida de empleo pueden provocar un estado prolongado de aturdimiento o la sensación de echar en falta una parte de uno mismo.

Cómo curan los chamanes

El diagnóstico
Dejando de lado las influencias meteorológicas y ambientales, para el chamán hay dos causas primordiales de enfermedad:
- Algo que está dentro de la persona y no debería estar ahí, energía extraviada que no le pertenece. A eso se la llama “intrusión” y se elimina con un proceso denominado de “extracción”. La causa más común de intrusiones la vulnerabilidad física provocada por el miedo, ansiedad y estrés. Generalmente se debe a un estilo de vida que debilita todo el sistema energético y lo recompensa.
- Algo que debería estar dentro de la persona, pero no lo está. A esto se le llama “abstracción” y se remedia con un proceso denominado “recuperación”. La abstracción es el resultado del derroche de energía y pérdida de poder vital.
Si el chamán utilizase su poder personal para devolver la armonía su energía quedaría totalmente agotada. En lugar de ello acude, a nivel espiritual, a una fuente inagotable de energía que suministra la fuerza necesaria.
Para el diagnóstico, el chamán se vale de varias técnicas: la lectura de aura, el asesoramiento (producido bajo un estado alterado de conciencia y completamente distinto de la psicoterapia occidental); el diagnóstico con péndulo o con sonajero; y el diagnóstico por la presión del brazo.
Para la lectura de aura el chamán se sienta a unos dos o tres metros del paciente y altera su estado de percepción por el procedimiento de enfocar y desenfocar la visión alternativamente, hasta que consigue que su vista no se fije en los objetos materiales ni en el cuerpo que tiene delante, sino que percibe el campo energético que rodea dicho cuerpo y que entendemos como aura.
El chamán descubre los rasgos básicos de nuestro carácter según los colores que lo forman; serán los que ocasionen los principales conflictos o enfermedades. Y actúa ateniéndose a las leyes sagradas o principios espirituales de origen cósmico. Esas leyes posibilitan que todas las cosas se desarrollen en armonía.

Las terapias

Las tres terapias principales de las culturas centro y norteamericanas son: los sueños, la botánica y la imposición de manos o “tratamiento por las Puertas”.
Los sueños
Con una correcta interpretación de de los sueños el chamán encuentra una vía para resolver problemas. Los sueños pueden mostrar el origen subconsciente de las actitudes negativas nocivas y facilitar las herramientas para corregirlas.
No hay una sola noche en la que nuestra mente subconsciente tenga por lo menos un sueño completo, aunque a veces nos parezca que no hemos soñado nada. Los sueños exponen un universo de nuevas realidades y revelan una inapreciable información con la que podemos resolver nuestros problemas, utilizando métodos adecuados. Los sueños son una clara expresión de la vida cotidiana y dan soluciones plausibles y sencillas a conflictos que nos asaltan en la vigilia. Aunque la mayoría son simbólicos, requieren una interpretación analítica de alguien que sepa leer acertadamente su verdadero significado, que a veces nos sorprende. Constituyen un aspecto esencial de nuestra salid mental y física.
Cuando alguien empieza a comprender sus actos, pensamientos y situaciones a través del escrutinio de los sueños, se vuelve más consciente de sus actitudes negativas y se ve forzado a examinarse de forma más crítica. Existen cuatro tipos principales de sueños, según el elemento que presentan:
A)  Tierra: su ámbito de significado está en el plano físico de la existencia.
B)   Aire: tienen su significado en el ámbito mental.
C)  Fuego: se refieren al plano emocional.
D)  Agua: pertenecen al ámbito espiritual.
Por ejemplo, un sueño en el que aparezca un vendaval o un tornado, tiene relación con nuestras propias actividades mentales y nos previene para que calmemos nuestros pensamientos destructivos. Si aparece el agua, se refiere a nuestro yo espiritual, nuestra conciencia o progreso y todos los demás detalles del sueño se relacionarán directamente con nuestra espiritualidad; en consecuencia nos proporcionarán claros indicios de su significado preciso.
Cuando sólo recordamos pequeños fragmentos del sueño demasiado confusos para encontrarles algún sentido, puede deberse a que nuestros bloqueos conscientes han cerrado el paso al mensaje principal o bien que el propio sueño intenta decirnos que nuestra vida está anormalmente desafinada o es ilógica.
Los sueños recurrentes indican la naturaleza inflexible de quien los sueña o pueden aludir a nuestras emociones continuamente reprimidas.
La botánica
Desde tiempo inmemorial se reconoce el valor de las plantas medicinales. Los indios norteamericanos también consideraron a las plantas en estado natural como medicamento. No existían sustitutos sintéticos y sólo utilizaban lo que la Madre Tierra les ofrecía como medicina. Descubrieron por sí mismos, experimentaron y aprendieron todo lo necesario hasta adquirir una gran pericia sanadora. Conocían casi todo de las plantas, como por ejemplo que una raíz arrancada e ingerida en una estación podía ser un remedio milagroso, pero si se hacía en otra estación podía ser fatal. Hoy sabemos lo importante de conocer las épocas en las que recolectar cada planta, qué parte de ella conviene usar (raíz, tallo, hojas, flores), si debe hervirse o no, etc.
Por ejemplo, la alfalfa tomada en infusión es un tónico primaveral, un purificador de la sangre, actúa contra la artritis y el envejecimiento y es un estimulante sexual, mientras que sus hojas tomadas crudas en la ensalada constituyen un buen remedio para el escorbuto a la vez que regulan y equilibran el ácido.
Un empasto de aloe crudo es ideal para las quemaduras del sol y las picaduras de insectos. El apio tomado en forma de infusión ayuda a combatir la incontinencia urinaria, purifica la sangre y es ideal para el insomnio. La infusión de eucalipto es indicada para el asma, la bronquitis, las úlceras, las lombrices o la irritación de garganta.
De todas formas, hemos de ser muy conscientes del riesgo de la utilización natural de las plantas si no se conocen a fondo. Algunas pueden ser letales o tóxicas si se ingieren enteras o alguna de sus partes en concreto y otras pueden causar irritaciones en la piel si las manipulamos sin precaución.
La imposición de manos. Tratamiento por las Puertas
Esta terapia es el eje del sistema curativo del chamán. Se denomina “puertas” porque la Fuerza entra a través de ellas. Cada una controla un órgano y un tipo de enfermedad y tiene una vibración especial propia, así como cada dolencia también posee la suya. Por ello, la manera de sanar debe coincidir con la vibración principal de la Puerta que interviene. Las Puertas son siete puntos de energía de nuestro cuerpo y coinciden casi, aunque no del todo, con los Chakras, los centros energéticos de la medicina ayurvédica.
En la frente está la pituitaria (Puerta 6). En la base del cráneo, a nivel de la tercera cervical, la pineal (Puerta 5). En la zona de la garganta, a la altura de la séptima cervical, la tiroides (Puerta 4). Encima del corazón, a nivel de la segunda dorsal, el timo (Puerta 3). En la cintura, a la altura de la novena dorsal, las suprarrenales (Puerta 2). Y un poco más abajo, sobre la tercera lumbar, las gónadas (Puerta 1). El séptimo punto sería en realidad la fuerza motriz.
Estas Puertas o puntos de energía del cuerpo humano también se llaman puertas reguladoras porque regulan el funcionamiento de ciertos órganos y de las enfermedades que puedan padecer.
La Puerta, el órgano y la enfermedad que regula tienen las mismas vibraciones. La curación por las Puertas se basa en alinear todos los aspectos de la curación con frecuencias vibratorias conocidas también como campos de energía. El tratamiento está formado por una gama de elementos que incluyen la densidad de la luz, el día de la semana, el tótem, la dirección del rostro y la respiración durante el tratamiento, el tiempo que este dura y la localización correcta de las Puertas. Todo debe de estar alineado para proceder a la curación.
Además, mientras se realiza la armonización  se pueden aspirar determinados aromas o bien escuchar música o sonidos relajantes de la naturaleza.

Ejercicios chamánicos

Sin entrar en las grandes técnicas chamánicas como el éxtasis, el viaje o las experiencias con las drogas psicotrópicas, a continuación voy a describir unos ejercicios básicos que el aprendiz de chamán ha de dominar y que nosotros podemos empezar a ejercer. Estas técnicas nos permiten empezar a ver lo oculto y se basan en la afinación de nuestros propios sentidos.
Establecer un punto de poder
En primer lugar, es importante disponer de un lugar cómodo en el que nos sintamos tranquilos y relajados. Los mejores momentos del día para que nuestros sentidos armonicen con las energías sutiles son aquellos en los que la actividad externa no está en su punto culminante (por la mañana temprano, desde antes del amanecer hasta justo después de la salida del sol, y el período similar al anochecer).
De todas formas, uno debe escoger el momento en que esté menos agobiado. Debemos ajustar naturaleza y hábitos para sincronizar nuestra velocidad de vibración con el poder. Lo podemos hacer mediante los toques de tambor que permiten que nuestra conciencia se relacione con el flujo de energía corporal. La sacan del marco del tiempo y la desplazan desde la región “tonal” de la existencia material, condicionada por la medida del tiempo, hasta la región “nagual”, corriente de conciencia universal que circula por el interior de la Fuerza de la Vida y es que es un estado de atemporalidad.
La sonrisa interior
Si somos capaces de sonreírnos a nosotros mismos, esta energía cálida y armónica impregnará todo nuestro sistema energético. Nos sentamos cómodamente con la espalda erguida y los pies apoyados en el suelo. Cerramos los ojos, relajamos la boca para que se forme una sonrisa, que volveremos hacia dentro y hacia nosotros mismos.
Primero la dirigimos a los ojos. Luego centramos la atención en la cara e imaginamos cómo la sonrisa desdibuja las arrugas de nuestro rostro y libera la tensión de las mandíbulas. Después concentraremos la sonrisa en la garganta y la nuca; luego en el pecho y los pulmones, y en el corazón. Sonreiremos a nuestro abdomen, al hígado, a los riñones y a la base de nuestra columna vertebral. Ahora vamos columna arriba hacia la cabeza sin dejar de sonreír y finalmente, descenderemos hasta el ombligo, punto de conexión con la red cósmica y con todo cuanto existe. ¡Debemos sonreírle!
Es interesante practicar este ejercicio a diario, que sea lo primero que hagamos al levantarnos y lo último antes de acostarnos. Podemos también tomar por costumbre sonreírnos antes de afrontar cualquier situación problemática, difícil o traumática. Nuestra identidad oculta responderá positivamente.
Búsqueda del Animal de Poder
Un animal de poder es un medio de comunicarse con aspectos de la propia naturaleza mortal. Representa un potencial o un talento, una facultad o una fuerza que constituye la expresión de la personalidad del individuo. El propósito de cada animal de poder individual es contribuir a que se comprendan sus atributos y a que el individuo entienda qué necesita desarrollar, contener o entrenar.
 
Más que buscarlo, hay que tener las percepciones abiertas a lo que suceda. Lo más frecuente es que sea él quien salga al encuentro del chamán. En el viaje chamánico se identifica al animal de poder cuando la criatura aparece en cuatro ocasiones distintas. Otra señal para identificarlo es que el animal se conduzca de un modo amistoso y no amenazante. Tras la cuarta aparición, deberemos preguntarle si él es para nosotros un animal de poder y esperar su respuesta, que puede llegar de cualquier modo. Normalmente los animales de poder se comunican con el chamán transmitiéndole palabras telepáticamente o imágenes a su mente, así como poniéndole frente a símbolos que deberá interpretar.
Si vivimos en un entorno urbano y no es difícil el acceder a espacios naturales, podemos seleccionar varias fotos de animales o escribir sus nombres en un papel para cada uno. A continuación los meteremos todos en una bolsa, cajón, o los pondremos boca abajo sobre una superficie y escogeremos una foto o un papel al azar. Ese será nuestro animal de poder.
Respiración chamánica
Primero es necesario dirigirse al punto de poder que hayamos elegido. Nos quitamos los zapatos y nos sentamos cómodamente con la espalda erguida. Ponemos las manos sobre el regazo, las juntamos y apretamos un poco, poniendo la palma de la mano derecha sobre la izquierda. Este ejercicio tiene cuatro tiempos: inspiración, contención, expiración y pausa.
Cerramos los ojos e inspiramos lentamente, durante tres segundos por la nariz, empujando el abdomen hacia fuera. Imaginemos que al inspirar absorbemos diminutos glóbulos de luz dorada. Contengamos la respiración otros tres segundos. No hemos de esforzarnos en exceso. Exhalamos el aire por la boca durante cuatro segundos mientras metemos hacia dentro los músculos del abdomen. Mientras inhalamos “succionamos” la sílaba “ma” de la palabra “mana”. Al expeler el aire hacemos vibrar la sílaba “na”, alargándola hasta contar los cuatro segundos. La palabra “mana” es una palabra con poder.
 Fuentes consultadas para la elaboración de este artículo: 
Revista Vital nº 3
www.eldedoenlallaga.com
Imágenes seleccionadas de Google.
Fuente: luzarcoiris