sábado, 24 de mayo de 2014

"La Droga Que Me Lleva a Mi Paraíso".

¿Qué son las endorfinas? 
¿De qué depende tener más o menos? 
¿Cómo potenciar su aparición? 
Lola nos habla de esta droga producida por el cuerpo, 
la que nos transporta a nuestro paraíso.

 Siempre me he sentido muy atraída por la fisiología humana y sobre todo por la del cerebro, ese lugar donde se guardan todos nuestros recuerdos, surgen las emociones. ¿Por qué reímos, lloramos, sentimos dolor, alegría, pasión? Todo un mundo por descubrir. Y de toda esa materia gris, blanca, neurotransmisores y sinapsis, hay unas partículas que me fascinaron nada más saber de ellas. Fue en una clase de sexología y el docente en cuestíon nos hablaba de “La bioquímica de los sentimientos“. ¡¿Bioquímica de los sentimientos?! No entendía nada. Desde entonces soy consciente de que están ahí, esperando a fluir, mi droga de producción interna, la que me lleva a mi paraíso interior: las endorfinas.
Pero, ¿que son las endorfinas?
Las endorfinas son neurotransmisores opioides producidos por el sistema nervioso central. Cuando se unen a un receptor específico conseguimos un efecto similar al del opio, la droga que se puede obtener a partir de la amapola y también relacionada con la morfina y la heroína. Con estos referentes no es raro que se le conozca como “la droga interna” o “las moléculas de la felicidad”. Esta droga natural desempeña diversas funciones (analgésica, euforizante, defensiva, etc…) entre las que cabe destacar un papel esencial en el equilibrio entre el tono vital y la depresión.
Las endorfinas se liberan en respuesta a determinados estímulos y el aumento de los niveles de estos neurotransmisores nos da una sensación de placer y bienestar. Nos sentimos positivos, eufóricos y en consonancia con el universo. ¿Nunca os habéis levantado radiantes, con ganas de cantar, habéis dado un buen achuchón a vuestra pareja, ese viejo gruñón os parece entrañable y vuestra ciudad es la más bonita del mundo? Eso se debe a las endorfinas.
Pero, ¿por qué no ocurre esto todos los días y a todos por igual?
No todos somos capaces de sintetizar el mismo nivel de endorfinas de ahí que nuestra actitud y confrontación ante la vida no sea siempre la misma. Sin entrar en discusiones filosóficas podemos entender que no todos percibimos los acontecimientos de la misma forma, aquél que es considerado un gran problema para uno es sólo un pequeño traspiés para otro, las frustraciones las vivimos de forma diferente, y en este discurrir en busca de la felicidad pasamos la vida.
En estos tiempos que corren el pesimismo dobla cada esquina, la depresión ha entrado en casi todos los hogares y es hora de plantarle cara al estrés. Nos dicen los expertos que desde que el hombre es hombre ha sufrido estrés, lo que ha cambiado son los acontecimientos que lo provocan. Se define el estrés como un conjunto de factores y actitudes que someten al cuerpo y a la mente a una erosión que, en caso de prolongarse, puede desencadenar una serie de procesos neurofisiológicos que conducirán al individuo a padecer una enfermedad psicosomática. Por eso hoy más que nunca necesitamos de nuestra droga: ¡más endorfinas!
Pero ¿cómo aumentar los niveles de endorfinas?
Cada vez disponemos de mayores estudios científicos en lo que se demuestra que determinados actos nos ayudan a aumentar el nivel de endofinas en nuestro cerebro y con esto alcanzar un estado de bienestar de forma natural y sencilla. Te doy unos pequeños consejos, educar a nuestro cuerpo no es trabajo de un sólo día pero sí podemos empezar el camino desde ahora.
Debemos aprender a relajarnos. Los métodos y fórmulas pueden ser muy variadas y cada cual debe encontrar la que más se adapte a su forma de vida. Algunos ejemplos serían el yoga, el tai-chi, o a través de la meditación.

Evocar recuerdos placenteros. Sin lugar a duda si hacemos memoria de ese viaje en el que nos reímos tanto, aquellos veranos en casa de los abuelos, el perfume de una persona querida …

Escuchar música, y concretamente alguna canción que asocies a un buen momento. Es un gran sistema de liberación de endorfinas, y la euforia sube si además cantamos. Ya dice el viejo refranero que “el que canta sus males espanta”.

Practicar ejercicio físico, más que demostrado. Saludable física y psicológicamente.

Dormir un número adecuado de horas. Depende de la persona, pero unas 7-8 horas al día te ayudan a regenerarte por dentro y por fuera.

Comer. De todos es sabido que somos lo que comemos y cómo lo comemos. Soy una aférrima defensora de nuestra cultura culinaria, y es que no hay que perder las buenas costumbres. Disfrutemos de lo que comemos, y a ser posible en buena compañía.

Disfrutemos cada uno de los alimentos que ingerimos y hagámoslo de forma relajada. Además existen una serie de alimentos conocidos como “alimentos de la felicidad”; contienen unas moléculas que metabolizadas en nuestro organismo elevan los niveles de serotonina y endorfinas, los más conocidos: el chocolate, el plátano, la piña, la guindillas.  Una curiosidad sobre estos pequeños pimientos: la capsaicina es una sustancia que se encuentra en el chile (aji), y es el responsable de la sensación de quemazón que sentimos en la lengua al comer el chile. El cerebro percibe este calor picante como si fuera dolor, y para contrarrestarlo responde liberando endorfinas que potencian la sensacion de bienestar. De hecho la industria farmacéutica fabrica ciertas cremas formadas a base de capsaicina que presenta como analgésicas y están indicadas en el tratamiento tópico del dolor.

El sexo, por supuesto y desde luego.

Así que Fridas y Khalos que habéis leído esto, no tenéis excusa para un buen plan y drogaros sin remordimientos.

Queda con tu pareja, prepara una comida ligera, rica y con un toque de guindilla, un postre con chocolate, música evocadora, risas, mimos, caricias, besos 
y bienvenidos a vuestro paraíso personal.