Es el momento de escucharnos y para hacerlo es preciso trabajar una actitud abierta y sin prejuicios se trata de un desafío complejo porque requiere auto conciencia y auto liderazgo para ir liberando las cosas que me impiden conectar ecuánimemente con los demás, sus planteamientos y visiones más allá de mis preconceptos y prejuicios.
En estos días ha inspirado mucho la idea de que "no estamos en guerra" sin embargo si mi actitud es belicosa con las personas que han estado en posturas opuestas a las mías, o que por algún motivo me generan rechazo o antipatía, no estoy siendo coherente.
No es posible sostener que apoyamos un nuevo pacto social si excluimos a los que han sido hasta el momento nuestros antagonistas.
Hoy más que nunca veremos la coherencia entre nuestra actitudes personales y nuestros discursos. Los seres humanos tendemos a ubicar a los demás en casilleros etiquetados y cuando nos conectamos, en vez de conectar con ese ser humano real aquí y ahora, en constante cambio, nos vinculamos con la etiqueta que hemos hecho de él.
Y más aún, elaboramos clasificaciones en las cuales tendemos a ubicar a los demás como "otros", separamos el mundo entre "nosotros" y los "otros". Y, curiosamente "nosotros" somos mejores, hacemos las cosas bien, actuamos desde la buena intención y tenemos la razón.
Los "otros" ya sea de una diferente orientación política, estrato socioeconómico están mal, se han equivocado, tienen la culpa etc.
Para poder vincularnos de verdad y generar condiciones para un "sentido país" necesitaremos tomar conciencia de estas categorías y hacer el proceso de de ver al otro como un ser humano tan humano como yo que también tiene cosas válidas que aportar a la mesa común.