El Yo tiene que arriesgarse con todas sus fuerzas en la dirección de lo que desea.
No disminuyamos nuestros sueños.
No dejemos de querer aquello que anhelamos profundamente.
No disminuyamos nuestros sueños.
No dejemos de querer aquello que anhelamos profundamente.
Arriesguémonos en la dirección de lo que nos mueva:
me mueve el amor, una pareja,
me mueve tener hijos,
me mueve escribir poesía,
me mueve cocinar para los demás,
me mueve ser carpintero,
me mueve contemplar los mares...
Entonces uno se arriesga en la dirección de lo que anhela en profundidad
y ésto nos acerca un poquito a estar más felices y estamos en paz con nosotros
porque damos los pasos adecuados para ir a aquel lugar al que queremos ir.
Y luego la vida dirá...
Y la vida tiene la última palabra.
Y cuando la vida habla, entonces, nosotros escuchamos.
Y cuando logramos escucharla estamos, también,
más en sintonía con nuestra felicidad.
Joan Garriga.