Los medios de comunicación, la industria de la pornografía y la religión,
una mezcla peligrosa que influye negativamente
a la hora de ejercer una sexualidad sana.
una mezcla peligrosa que influye negativamente
a la hora de ejercer una sexualidad sana.
Los mandatos socioculturales en occidente para el ejercicio de la sexualidad y el erotismo son diversos, multifactoriales e incluso contradictorios.
Influenciados por los estereotipos promovidos en los medios de comunicación masiva, la principal fuente de información sobre temas sexuales es la industria de la pornografía. Desde niños y adolescentes hasta adultos con una enorme facilidad para acceder a ella, podemos encontrar algunas expresiones en cuanto al comportamiento de la sexualidad que pueden resultar verdaderamente patológicas.
Por otro lado está la religión, que aún tiene una gran influencia en grandes grupos sociales, con su carga de culpa, pecado y miedo relacionado al placer erótico, exhibiendo en muchos casos, una doble moral, un doble discurso en especial en temas como la homosexualidad, la homofobia y la pederastia clerical que ha alcanzado niveles escandalosos en varios países, por mencionar solo algunos.
Conocemos por reportes médicos y de terapeutas sexuales, acerca de un altísimo porcentaje de personas que experimentan diversas disfunciones sexuales que deterioran y hasta anulan su relación de pareja, que no han sido capaces de integrar su mapa de los reflejos eróticos de una manera sana, únicamente por experimentar una dicotomía entre el placer y la culpa, asociado a sus creencias religiosas “castrantes”.
Estas influencias externas, provenientes unas del condicionamiento social y otras promovidas por un deseo de búsqueda de información sobre temas sexuales, junto a las orientaciones específicas de cada individuo, serán las que determinarán nuestro comportamiento sexual.
Jerónimo García.
Imagen Carla Goldberg.
Imagen Carla Goldberg.
Fuente: www.animalespiritual.com