La mayoría de nosotros queremos caer bien.
Queremos que los otros piensen que somos agradables,
amistosos, amables y amorosos.
La mayoría de nosotros queremos la aprobación de los demás.
Desde la niñez, algunos de nosotros hemos estado tratando de obtener
aprobación, tratado de caerle bien a la gente y que ésta nos tenga
en alta estima. Podemos tener miedo a que la gente nos deje si
desaprueba nuestras acciones. Podemos buscar aprobación de gente que
no tiene nada de aprobación que dar.
Podemos no saber que somos dignos de amor ahora
y que podemos aprender a aprobarnos a nosotros mismos.
Para poder vivir felices, para vivir consistentemente con la forma
como nuestro Poder Superior quiere que vivamos, y para ceñirnos a un
modo de vida que está en armonía con el universo, necesitamos dejar
ir nuestra extremada necesidad de aprobación. Estas necesidades
insatisfechas de aprobación y de amor de nuestro pasado le dan a los
demás control sobre nosotros hoy.
Estas necesidades pueden impedirnos actuar como mejor nos conviene
y ser fieles a nosotros mismos.
Nosotros podemos aprobarnos solos.
Al final, ésa es la única aprobación que cuenta.
Hoy dejaré ir mi necesidad de aprobación
y mi necesidad de caer bien.
Las remplazaré con la necesidad de caerme bien
y de aprobarme yo misma.
Disfrutaré la sorpresa que encontraré cuando lo haga.
La gente que cuenta, incluyéndome a mí mismo,
me respetará cuando me sea fiel a mí mismo.
Susana Perez.
Imagen