martes, 1 de marzo de 2011
La Tortícolis Mensajera
-Decidido, me quedo rígido y si me mueve, vendrá el dolor. ¡A ver si llega a la consciencia el mensaje!.
-¿Qué mensaje, amigo?-le dijo el esternón al cuello, y éste, tieso como una farola, le contestó:
-Cuando se desconecta el corazón del cerebro, me tenso… no se puede tener una mente tan fría y cerrar el paso al calor que llega de ahí abajo. Soy como un puente en el que han puesto un cartel de “cerrado el paso”.
El hueso miró hacia arriba y le contestó:
-Bien pensado, señor cuello, porque aquí con tanta desconexión, está subiendo la temperatura… no te extrañe que detrás de una tortícolis no interpretada, sobrevenga cualquier otra alteración de cardiaca o pulmonar.
Pero el dolor de cuello sí fue escuchado y la emoción fue reconocida y reconducida. Y es que no hay nada como atender a los mensajes del cuerpo para sanar de verdad lo que enferma, la propia alma.
Imagen: Juan Gris