jueves, 6 de enero de 2011
"Masajes". Alejandro Jodorowsky.
Durante mucho tiempo, influido por las enseñanzas de la curandera mexicana doña Magdalena, busqué la manera de transmitir conocimiento espiritual a través del contacto físico. El pensamiento no es esencialmente vocablos. La palabra no es la cosa. Los contenidos infinitos del espíritu necesitan una manera inefable de ser comunicados. Esto se logra mediante la imposición de manos. En los Evangelios podemos leer que el Cristo se comunicaba también de esta manera. He aquí algunas notas que describen experiencias que he realizado:
1.- Toca a alguien como si fuera tu bebé, tu niño. Ese es el secreto de la imposición de manos. Si tú le eres antipático, no importa: la persona te rechazará con sus manos. Ama esas manos que te rechazan y comienza tu trabajo masajéandolas a ellas, y con amor de madre-padre, milímetro por milímetro, con delicadeza extrema y atención, avanzar hacia el corazón del otro.
Con delicadeza y atención total disuelve todas las mínimas contracciones músculo por músculo. Da apoyo seguro a cada miembro, que nunca otro miembro tenga la impresión que se descuida una parte suya por mínima que parezca ser. El que masajea así debe respirar con calma profunda. Debe estar al servicio, sin distracción alguna. Debe ser un receptáculo vacío, una al parecer infinita y eterna compañía, pero no invasora sino discreta, compañía presta a hacerse invisible al menor momento de rechazo.
Esta primera imposición de manos sobre el cuerpo, es la primera piedra del templo de todo contacto humano. Sin esta actitud no puede haber verdadero contacto. Y este contacto verdadero sólo puede lograrse en estado de santidad. El que impone las manos se ha olvidado a sí mismo. El ego se ha replegado hasta hacerse invisible y quien toca no es más que una conciencia al servicio del cosmos.
Si se acepta el concepto de Dios Interior, es Dios quien toca al otro a través de un cuerpo pleno amor. Si no damos las manos a nuestro Dios, ellas no pueden tocar verdaderamente. El ego no toca. Si la madre no es divina, no es madre.
2.- Conduce al otro a vivir completamente la conciencia de sus pies. Hazlo entrar de más en más profundo en sus plantas, Háblale a los pies, llama a la persona de viva voz hacia sus pies, usándolos como especie de micrófonos. Fortalece el talón para que no retroceda ante la vida. Estira los dedos hacia el infinito. Llena esos pies de ternura para que liberen al niño prisionero en ellos.
3.- Mantra para el periné, raíz energética entre el sexo y el ano: mientras empujas con el puño en ese sitio, el paciente debe rugir: “¡Basta! ¡Aquí yo soy! “.
4.- Debes, con este masaje en la raíz hacer comprender al paciente que absorbe la fuerza que viene de sus pies, de la tierra. Luego hazlo absorber su árbol genealógico, centrando ahi a toda su familia. El periné es un centro que absorbe la negatividad familiar y la transforma para abrirse hacia el mundo. Ese chakra, llamado Muladhara, como una flor cósmica se abre a la energía luminosa del cosmos.
5.- Masajea de la cintura para abajo hasta los pies, sólo la parte animal, haciendo vivir la parte caballo del centauro para darle luego su poder espiritual.
6.- En un grupo se puede hacer masajes colectivos. Ejemplo: dos personas masajean el pecho al mismo tiempo que otras dos masajean la espalda.
7.- Masaje del padre-madre:
Un hombre y una mujer, poniéndose de acuerdo en plena receptividad, masajean al paciente haciéndole sentir que su cuerpo no es el campo de batalla de sus padres sino el lugar sagrado donde las cuatro manos se complementan.
Alejandro Jodorowsky.
Marcela Paz.
Chile.