¿Los obstáculos hacia la iluminación
son los mismos para hombres y mujeres?
Sí, pero el énfasis es diferente. En general, es más fácil para una mujer sentir y estar en su cuerpo, así que está naturalmente más cerca del Ser y potencialmente más cerca de la iluminación que un hombre. Por eso muchas culturas antiguas instintivamente escogieron figuras o analogías femeninas para representar o describir la realidad trascendental y sin forma. A menudo se veía como una matriz que da a luz a todo en la creación y que lo sostiene y nutre durante su vida como forma. En el Tao Te King, uno de los libros más antiguos y profundos que se han escrito, el Tao, que podría traducirse como Ser, se describe como "infinito, eternamente presente, la madre del universo". Naturalmente, las mujeres están más cerca de él que los hombres puesto que virtualmente "encarnan" lo No Manifestado. Más aún, todas las criaturas y todas las cosas deben eventualmente retornar a la Fuente. "Todas las cosas se desvanecen en el Tao. Sólo él permanece". Puesto que la Fuente se percibe como femenina, se representa como los lados claro y oscuro del arquetipo femenino en psicología y mitología. La Diosa o Madre Divina tiene dos aspectos: da la vida y la quita.
Cuando la mente tomó el poder y los hombres perdieron contacto con la realidad de su esencia divina, empezaron a creer en Dios como una figura masculina. La sociedad empezó a ser dominada por lo masculino y lo femenino quedó subordinado a lo masculino.
No estoy sugiriendo volver a las representaciones femeninas primitivas de lo divino. Algunas personas usan ahora Diosa en lugar de Dios. Están restaurando el equilibrio entre lo masculino y lo femenino que se perdió hace mucho tiempo, y eso es bueno. Pero todavía es una representación y un concepto, quizá temporalmente útil, como un mapa o un poste indicador es útil temporalmente, pero resulta ser un impedimento más que una ayuda cuando usted está listo para comprender la realidad más allá de todo concepto o imagen. Lo que continúa siendo verdadero, sin embargo, es que la frecuencia de energía de la mente parece ser esencialmente masculina. La mente se resiste, lucha por el control, usa, manipula, ataca, trata de atrapar y poseer. Por eso el Dios tradicional es una figura de autoridad patriarcal, controladora, un hombre a menudo iracundo al cual usted debería temer, como sugiere el Antiguo Testamento. Este Dios es una proyección de la mente humana.
Para ir más allá de la mente y volverse a conectar con la realidad más profunda del Ser, se necesitan cualidades muy diferentes: entrega, ausencia de juicio, una apertura que permita que la vida sea en lugar de resistirse a ella, la capacidad de sostener todas las cosas en el abrazo amoroso de su conocimiento. Todas estas cualidades están mucho más cercanamente relacionadas con el principio femenino. Mientras que la energía de la mente es dura y rígida, la energía del Ser es suave y dúctil y sin embargo infinitamente más poderosa que la mente. La mente gobierna nuestra civilización, mientras que el Ser está a cargo de toda la vida en nuestro planeta y más allá. El Ser es la verdadera Inteligencia cuya manifestación visible es el universo físico. Aunque las mujeres están potencialmente más cerca de él, los hombres también pueden acceder a él dentro de sí mismos.
En este momento, la inmensa mayoría de hombres y mujeres están todavía en las garras de la mente: identificados con el pensador y con el cuerpo del dolor. Esto, por supuesto, es lo que impide la iluminación y el florecimiento del amor. Como regla general, el mayor obstáculo para los hombres tiende a ser la mente pensante y el mayor obstáculo para las mujeres el cuerpo del dolor, aunque en ciertos casos individuales puede ser cierto lo contrario y en otros los dos factores pueden ser iguales.
Eckhart Tolle, "El Poder del Ahora".