La dualidad introversión/extroversión ha sido una de las más recurrentes en las exploraciones de la psique humana, acaso porque sus elementos se consideran polos opuestos e irreconciliables, dos extremos mutuamente incomprensibles que, sin embargo, no existen de manera pura en el mundo: todos tenemos algo de cada uno, a pesar del bando hacia el cual nos inclinemos.
A continuación compartimos 23 signos que distinguen inconfundiblemente a una persona introvertida, al menos según la consideración de Sophia Dembling y Laurie Helgoe, autoras de sendos libros en torno al asunto.
1. Las conversaciones banales les parecen incómodas.
A los introvertidos esas conversaciones sobre el clima, el partido de fútbol de la noche anterior, el temblor de hace unas horas, les incomodan, dice Laurie Helgoe, no porque “les disgusten las personas, sino porque odiamos las barreras que crean entre las personas”.
2. Van a fiestas, pero no para conocer personas.
Para los introvertidos, una fiesta es más una ocasión de encontrarse entre quienes conocen y sentirse a gusto con ellas, que una oportunidad para conocer a nuevas personas.
3. Usualmente se sienten solos en una multitud.
A pesar de lo contradictorio que pueda parecer, es usual que una persona introvertida se sienta sola en medio de muchas personas.
4. La autopromoción los hace sentirse falsos.
Esas conversaciones que tienen como objetivo autopromocionar el quehacer profesional carecen de autenticidad, por lo cual prefieren no tenerlas.
5. “Intensos” es un calificativo usual para ellos.
“A los introvertidos les gusta saltar hacia lo profundo”, dice Sophia Dembling en alusión a las pláticas sobre el sentido de la vida, la naturaleza del amor, la pertinencia del gobierno establecido o cualquier otro asunto sobre el cual los introvertidos encuentran especial interés en hablar, con pasión, al respecto.
6. Se distraen fácilmente (o eso parece).
La distracción de los introvertidos es consecuencia de su capacidad para aburrirse fácilmente en ambientes donde los estímulos, consideran, son excesivos.
7. El ocio no se cree improductivo.
Una tarde a solas, transcurrida con nada más que una bebida y, digamos, una serie de televisión, no se considera entre los introvertidos un tiempo malgastado, por el contrario, se ve como una necesidad para juntar energía para volver a salir al mundo.
8. Hablar ante 500 personas es más fácil que hacerlo con una sola.
No es raro que personas públicas o que detentan algún tipo de liderazgo sean también introvertidas. Curiosamente, para ellas es menos angustiante hablar ante grandes audiencias que establecer una conversación con una sola.
9. Cuando usan el transporte público, toman los últimos asientos.
“Nos gusta sentarnos en los lugares desde donde podamos salir cuando estemos listos, fácilmente”, escribe Dembling.
10. Comienzan a decaer después de haber estado activos por mucho tiempo.
Para los introvertidos la energía vital es cosa seria, y al parecer incurren en comportamientos que revelan un alto grado de preocupación por conservarla. Así, después de pasar un buen tiempo activos, activan una dinámica que los hace decaer anímicamente.
11. Establecen relaciones con personas extrovertidas.
La pareja introvertido-extrovertido puede funcionar porque los extrovertidos obligan a los primeros a divertirse y no tomarse a sí mismos tan en serio.
12. Prefieren ser expertos en algo que encontrarse en muchas cosas a la vez.
De acuerdo con una investigación de Marti Olsen Laney, los patrones mentales preferidos por los introvertidos los hace enfocarse en una sola cosa, a la cual se dedican, dejando voluntariamente otras en las que también podrían intervenir.
13. Conscientemente se evitan espectáculos que requieran de la participación del público.
Nada más terrorífico.
14. Ignoran llamadas telefónicas, incluso de amigos.
El teléfono móvil suena, se mira de quién proviene la llamada y, al final, se elige ignorar la llamada, al menos hasta que se esté verdaderamente preparado para hablar.
15. Te das cuenta de detalles que otras personas no.
Si los introvertidos se sienten superados por los muchos estímulos se debe en parte a que tienen especial habilidad para detenerse en los detalles y notar cosas que a otros se les escapan.
16. El monólogo interior no cesa.
Los introvertidos piensan más de lo que dicen, y quizá por eso necesitan pensar bien antes de poder decir algo.
17. Padecen hipotensión.
Una investigación de la Universidad Médica de Shiga, en Japón, encontró una relación entre la introversión y una tendencia a padecer presión sanguínea baja.
18. Se les califica de viejos, aun en su juventud.
La inclinación al pensamiento analítico y reflexivo puede crear cierta impresión de sabiduría en torno a un introvertido, lo cual a su vez puede hacerlos parecer con más edad de la que en verdad tienen.
19. La recompensa no está en el entorno.
Un experimento realizado por neurobiólogos de la Universidad de Cornell encontró que el centro de recompensa del cerebro responde de manera distinta en personas introvertidas y extrovertidas, al menos en el caso del lugar donde ésta puede encontrarse. Para los extrovertidos, la recompensa está sobre todo en el exterior, en el entorno, lo cual los introvertidos no comparten.
20. Miran el cuadro completo.
El gusto por el pensamiento abstracto desarrolla cierta facilidad entre los introvertidos para aprehender pronto el “panorama completo” de una situación.
21. “Sal de tu madriguera”.
La tendencia al silencio y el aislamiento provoca peticiones frecuentes para que los introvertidos salgan y participen más en el mundo.
22. Escriben.
Unos de los hábitos más comunes entre introvertidos es la escritura, ese medio que permite comunicarse sin establecer un contacto inmediato y personal, además de que, por su naturaleza, requiere de la soledad, el silencio, la introspección y otras condiciones afines.
23. Alternan temporadas de trabajo y soledad con otras de actividad social.
La búsqueda del balance entre lo exterior y lo interior en ocasiones se expresa en alternar periodos de intenso trabajo solitario con otros de intensa vida social.