El hombre se encuentra en un viaje de conciencia,
momentáneamente interrumpido por fuerzas extrañas.
Tienes que creerme: los hombres somos criaturas de conciencia.
Si no tenemos esa convicción, no tenemos nada.
Siguió explicando que el ser humano, desde el momento en que su viaje de la conciencia
se vio interrumpido, ha quedado atrapado en un remolino y da vueltas y más vueltas
con la sensación de moverse con la corriente, pero lo cierto es que permanece quieto.
-Hazme caso -prosiguió don Juan-, porque las mías no son afirmaciones arbitrarias.
Mi palabra es el resultado de comprobar personalmente lo que los brujos
del antiguo México habían descubierto:
que los seres humanos somos seres mágicos.
Juan Matus - Carlos Castañeda.