lunes, 11 de abril de 2011

Cabaret Místico – 1 -


Un hombre va donde su sastre y se queja: ” Me hizo un bonito traje pero con magas demasiado cortas”. El sastre le dice que encoja sus brazos y así se verá bien. “De acuerdo -responde el hombre- pero esta parte que cubre mi hombro derecho es mas ancha que la otra”. El sastre hace que se incline hacia el lado izquierdo, así el traje se le ve equilibrado. “De acuerdo, pero las piernas del pantalón también son demasiado cortas”. “Doble un poco las rodillas y nadie se dará cuenta de eso.” “Perfecto, ahora todo está bien” dice el hombre y se va a la calle todo torcido. Se encuentra con un amigo.”¡Pobre, ¿qué te pasó? Andas como un monstruo.” “Sí, -responde el hombre- pero mi traje se ve formidable”.

El traje mal hecho simboliza al ego que la familia, la sociedad y la cultura nos crea. El cerebro nos da una visión limitada de nosotros mismos, pero tenemos infinitas posibilidades de ser. El Ser esencial, esa dimensión inconsciente, poderosa, infinita, que es lo que en verdad somos, debe adaptarse a un traje que lo aprisiona, a una personalidad que parece “normal”, sin poder manifestarse en toda su grandeza creadora… El verdadero traje, la equilibrada personalidad, aquella que es necesaria para vivir en sociedad, hay que ir a lo más profundo de nosotros mismos para encontrarla, un hermoso traje que nos deje mostrar lo que somos sin estar deformados por los intereses principalmente económicos del mundo en que por ahora vivimos, un ego en plena salud. El ego limitado vive enfermo y sus límites mentales lo hacen cómplice de políticas y negocios que están destruyendo al planeta… Tómate unos minutos de descanso, siéntate inmóvil y observa qué clase de traje estás usando.
Este mismo hombre, todo replegado dentro de su elegante traje, va al Casino y pierde todo que lo que tiene. Se va a la calle, apoya una pistola contra su sien y se decide a apretar el gatillo. Lo interrumpe una gitana. “¡Señor, si me da 10 euros y me muestra la palma de su mano le diré su futuro!”.

Hay cosas que no se pueden decir con palabras. La verdad dicha con palabras es sólo una aproximación de la realidad. La palabra no es la cosa. La verdad es inefable. Lo que podemos conocer es la belleza. Ella es el resplandor de la verdad. Lo máximo que puedes encontrar en el interior de ti mism@, es tu propia e inmortal belleza. Seas quien seas, hayas hecho lo que hayas hecho, por muy limitado que fuera tu traje, al morir en esta dimensión, entrarás en la dimensión de la belleza.

Si no me das 10 euros, te diré tu futuro: ¡te convertirás en un alma sublime!


Alejandro Jodorowsky.