martes, 25 de enero de 2011

Reflexiones Sobre El Nudo Sadomasoquista




“No puedes evitar que las aves de la tristeza se te acerquen,
pero sí puedes evitar que aniden en tu cabeza”
Noverto Tucci


Lola:
-¿Me duele o sufro?

El dolor es adaptativo, es necesario para la vida. Dice Alejandro Jodorowsky que sin dolor, la raza humana se extinguiría en poco tiempo. En cambio, el sufrimiento es alimentar el dolor a lo largo del tiempo a partir de algo que no se quiere resolver. Sufrir es una manifestación más del nudo sadomasquista.

Pedro:
-¿Doy o me sacrifico?

Si das sin esperar nada a cambio, estás dando de verdad. Si das como medio de obtener un pedido que no llega, estás sacrificando, sufres un vacío, estás en el masoquismo.
Si deseas profundizar, detén aquí la lectura de este artículo y responde:

¿Cuál es tu finalidad hoy? ¿De qué te quejas? ¿Hay personas en tu entorno que te impiden lograr tus objetivos? ¿Culpas a alguien o a algo de tu situación? ¿Sientes que no disfrutas de la vida? ¿Sonríes muy poco? ¿Estás sacrificado/a por alguien o por algo?

En un momento dado, la familia, la sociedad, la cultura, te impiden el gozo, te limitan el placer, apagan tu alegría. El nudo sadomasoquista se ha formado.

Pablo dice:
-¡Quiero ser feliz!

La trampa del árbol te impide lograrlo.

María exclama:
-Te quiero tanto, que mira como sufro por ti.

¿Hay algo que defina mejor un nudo sadomasoquista que la fusión entre el placer y el dolor?

Esther se queja:
-No me gusta mi casa, no me gusta mi ciudad, no me gusta mi trabajo, no aguanto a mi madre, como fatal…

Anclarse en quejas infinitas es otro signo inequívoco de nudo sadomasoquista.

Luís apunta:
-No me permito pedir platos caros en un restaurante, ni alojarme en hoteles de cinco estrellas, ni siquiera salir con alguna chica guapa. Esas cosas no son para mi.
El autodesmerecimiento es otra manifestación más de este nudo.

Cada vez que nos encontramos un obstáculo para sentir la alegría de vivir, estamos frente a un nudo sadomasoquista y hasta el cuerpo es capaz de mostrarlo.

Jaime:
-Yo tengo problemas en la piel que impiden tocar y ser tocado.

El sentido del tacto es una puerta abierta al placer.

Inés:
-A mí me duele mucho la espalda.

Cargas con cruces heredadas de un árbol que se entregó y quiere que te entregues al sacrificio.

El nudo sadomasoquista puede instalarse en uno o varios egos a la vez.

Un ego intelectual afectado por este nudo está cargado de creencias locas que nos impiden la felicidad.

Detente aquí para profundizar en estas cuestiones:

Para saber si tu ego intelectual ha sido presa del nudo sadomasoquista:
-¿Uso un lenguaje desagradable?
-¿Me devalúo, sintiendo que no merezco lo bueno de la vida?
-¿Soporto las agresiones verbales de los demás sin defenderme eficazmente?

Si creemos que “al mundo hemos venido a sufrir”, “cada uno que lleve la cruz que le ha tocado cargar en la vida” o que “este mundo es un valle de lágrimas”, puede que en el estrato de nustros bisabuelos haya alguna herida que sanar. Las “ideas locas” las heredamos de los bisabuelos.

Un ego emocional sadomasoquista entiende mal la santidad, es abusivo o abusado.
Analiza tu ego emocional:

-¿Asumes el abuso sin defenderte?
-¿Sientes que dominas a alguna persona de tu entorno o te sientes dominado/a?
-¿Asocias el amor o la amistad con el sufrimiento?.

Si sentimos por ejemplo que “quién bien te quiere te hará sufrir” o que “el matrimonio es para siempre”, “lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”, “para el bien y para el mal, hasta que la muerte nos separe”, habrá que estudiar a fondo las parejas de nuestros abuelos, en ellos está la clave de nuestro mundo emocional.

Un ego sadomasoquista libilinal anula el placer sexual y creativo
Chequea tu ego libidinal para detectar este nudo en él:

-¿Condiciono el placer al dolor?
-¿Mi padre-madre me hizo daño físico?
-¿No me permito ciertos placeres porque creo que no me los merezco? ¿No me permito realizar una obra creativa, porque sé que no tengo talento?.

Si nos dosificamos el gozar, “más vele pájaro en mano que ciento volando”,o que “después de la risa viene el llanto”, limitamos nuestro potencial creativo, nos prohibimos probar placeres nuevos y explorar la sexualidad con libertad, es muy probable que nuestros padres tuviesen un contrato con contenido de sufrimiento.

Un ego material sadomasoquista se posiciona en la carencia y la enfermedad
Pregunta a tu ego material:

-¿Me uno a personas que me producen dolor?
-¿Mi casa, barrio, trabajo… me está matando?
-¿Cuido mal mi cuerpo, me engordo o me adelgazo, me machaco con ejercicios excesivos, me intoxico con alcohol o drogas?.

Si creemos que “nadie da nada por nada”, que “más vale solo que mal acompañado” o en la vida que compartimos con los hermanos sufrimos de abusos por invasión, por desatención, por falta de afecto, competiciones obsesivas y descalificaciones, más adelante, en la vida adulta, en el mundo se reflejará ese sufrimiento en relación con nuestro cuerpo, con el dinero, la comida y el territorio.

Si tengo un nudo sadomasoquista, estaré sanado, ¿cuándo?.

Simón: Mi violencia es puesta al servicio de los otros y se transforma en algo útil. Por ejemplo, me convierto en un gran cirujano.

Oscar:
-Siento la alegría de vivir.

Ana:
-Me cuido. Lo que no me han dado, me lo doy.

Juan:
-Dejo la queja y encuentro soluciones eficaces. Acción.

Desanudar el sadomasoquismo es seguir de forma fluida por la rama desde donde germinó su semilla. Vivir la satisfacción y la alegría. Aceptar dolor, sin anclarnos en él, aprender a decir que “no” y situándonos en el dar y el compartir, sin pedir nada a cambio. Así, como dice Marianne costa, viviendo bien la raíz, llegaremos a la universalidad.

-¿Qué vas a hacer tú a partir de YA?

Imagen: Tomas Rucker.
Plano Creativo.