domingo, 2 de noviembre de 2014

"¿Eres Victima del Destino?".


Uno no es meramente lo que le pasa, lo que recibe o lo que vivió, 
sino lo que hace con todo este material.
La personalidad no es algo que venga “dado” desde el nacimiento, sino que se
 va construyendo con el correr de la vida. Intervienen en su formación la disposición
 biológica, -lo hormonal, lo endocrinológico, lo neurológico, y todos aquellos cuadros
 médicos que tienen de alguna manera repercusión psicológica-. La prehistoria e historia
 individual, -relación de los padres con los abuelos, carácter de buscado o no buscado del
 embarazo, lugar que ocupa el sujeto en la estructura familiar, motivo de la elección del
 nombre, expectativas del grupo sobre el nuevo integrante y otras tantas variantes-. Y las
 sucesivas situaciones de vida, en las que pueden aparecer factores accidentales, -traumas
 desencadenantes de alguna patología-.
Esta conformación no agota todo aquello que caracteriza a una persona. A esto habría
 que agregarle la posición que el propio sujeto tiene respecto de lo que le fue
 dado. 
Uno no es meramente lo que le pasa, 
lo que recibe o lo que vivió, 
sino lo que hace con todo este material.

Yo no tengo nada que ver con esto que me pasa, sino que me limito a ser un objeto pasivo víctima del destino o del otro y esa es la respuesta tras la cual no queda espacio para ninguna pregunta. Solo se trata de padecer.

O yo tengo conciencia de que intervengo en la generación de la circunstancia o del problema, de modo que las cosas podrían ser diferentes si actuase de otra manera, sólo que ignoro cuál es el punto en que perdí el comando de la situación.

En la medida que no hay un psiquismo acabado, se puede afirmar que éste nunca tiene una conformación definitiva, estando siempre abierto a cambios, estancamientos, evoluciones y en algunas ocasiones a involuciones.

Los mismos problemas desfilan en sucesivas experiencias como si estuviesen actuando
 una pieza de teatro con un guión rígidamente preestablecido. Increíblemente y a pesar de la
 voluntad de no volver a reiterar ciertas situaciones sorprenden las mismas conductas
 y reacciones en relación a un individuo o a la pareja.
Una terapia efectiva se fundamenta en la medida que se pueda asumir que la repetición está
 en relación a una causa que queda siempre fuera de consideración por ignorada.
Aproximarse a esta verdad intima es el camino para salir del trance.
Por Fabian Motta.
Imagen: gabrielacolores.wordpress.com