lunes, 17 de febrero de 2014

“Vivimos en un Mundo que Genera Hambre en un Planeta de la Abundancia”.

“Vivimos en un mundo que genera hambre en un planeta de la abundancia”, 

puso de manifiesto ayer (12/02) en Andorra la activista por la soberanía alimentaria 
Esther Vivas. No en vano, según datos de la ONU 
“hay comida para alimentar a 12.000 millones de personas -casi el doble 
de la población mundial-, mientras que uno de cada siete seres humanos 
en el mundo pasa hambre”.

“Nos dicen que este modelo es el que permitirá alimentar a un mayor número de personas pero, con las cifras en la mano, queda demostrado que genera hambre”, ahondó Vivas, que ayer dio la segunda conferencia del ciclo de charlas del Centro de Estudios Ambientales (CEA) Ítaca de Andorra con motivo del quinto aniversario de su apertura. “Es la cara más cruenta, el ejemplo más claro de que este sistema no funciona”, sentenció la investigadora en políticas agrarias y alimentarias.
Para Vivas, “llegamos a esta situación porque actualmente son unas pocas empresas las que acaban monopolizando la producción, la distribución y el consumo de alimentos”, las cuales “anteponen sus intereses de ganar dinero con la comida en lugar de priorizar el acceso de las personas a la misma”. Entre otras empresas, la activista por la soberanía alimentaria culpabilizó a Nestlé, Monsanto, Kraft, Mercadona, El Corte Inglés o Alcampo. “Son las que deciden qué comemos y las que monopolizan el sistema”, reiteró.
La catalana, también licenciada en Periodismo y diplomada en estudios superiores de Sociología, rechazó que las causas del hambre en el Tercer Mundo tengan que ver exclusivamente con fenómenos meteorológicos, sino que “muchas veces tienen causas políticas” y son “consecuencia del expolio de recursos naturales que se ha llevado a cabo en estos países”. Puso como ejemplo a Haití, estado azotado brutalmente con un terremoto hace cuatro años “que necesita comprar alimentos a multinacionales extranjeras” cuando “en los años 70 producía suficiente arroz para dar de comer a toda su población”. Sin embargo, “desde entonces y hasta hoy, las políticas de liberalización comercial impuestas por instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) o la Organización Mundial del Comercio (OMC) han erosionado la capacidad productora de este país”, denunció.
Agricultores “en extinción”
Vivas aseguró que las grandes superficies “tienen un peso muy importante a la hora de decidir qué comemos o qué compramos”. “Muchas veces utilizan productos reclamo a los que baja el precio, pero el consumidor acaba adquiriendo mucho más de lo que tenía previsto de otros productos que no tienen por qué tener un precio tan bajo como imagina el cliente que va a comprar atraído por la oferta”.
La activista cargó contra Mercadona y otras grandes superficies por “vulnerar los derechos sindicales en sus centros” y les acusó de “pagar precios muy bajos al campesinado y de vender productos que vienen de la otra punta del planeta, cuando estos mismos se producen aquí”. Y todo ello “para conseguir productos a un precio competitivo”.
En toda esta vorágine, afirmó Vivas, “los campesinos son los que más salen perdiendo” porque, “ya sea aquí o en países del Sur, “se paga un precio muy bajo por los alimentos y, a veces, incluso por debajo del coste de producción”. Sin ir más lejos, los olivareros del Bajo Aragón denuncian campaña tras campaña que las grandes superficies utilizan el aceite como producto gancho.
Como consecuencia, “los agricultores están abandonando y, en el Estado español, el porcentaje de población activa que trabaja en el campo representa entre entre un 4 y un 5%”, por lo que “podemos decir que el campesinado está prácticamente en peligro de extinción”.
Venta directa como solución
Como alternativa, la activista sugirió que los consumidores se agrupen en cooperativas para “comprar directamente” al agricultor y al ganadero. De esta forma, se articularía “un nuevo campesinado como opción laboral y de vida en un contexto de crisis”.
Pero además, “si queremos comer bien son necesarios cambios políticos”, dijoVivas, quien aseguró que Aragón “es hoy una de las principales puertas de entrada de transgénicos” al país, ya que “se están cultivando variedades prohibidas por la Unión Europea”. La investigadora aseguró que este tipo de alimentos producen “impacto medioambiental, contaminación” y representan “un peligro para la salud”.
Fuente: http://esthervivas.com