A veces desilusionarse de una persona es una bendición, en realidad uno se desilusiona de la imagen que construyó de ese otro quien era una buena percha para sostener las propias fantasías o ideales. Esa situación se convierte en la oportunidad para que se desvanezca al menos uno de los velos a través del que miramos a los demás y a nosotros mismos.
Pablo Telias
Imagen de hercampus.com
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