lunes, 8 de agosto de 2011
"Somos Portadores de LLamas". Alejandro Jodorowsky.
Alejandro Jodorowsky: (Esta meditación fue fundamental para mí. La santa curandera me tomó entre sus brazos y con una voz que soy incapaz de describir, la palabra “dulzura” no es suficiente, unió su espíritu al mío, me permitió identificarme con ella, y me guió en un trance donde a ratos fui yo mismo y a ratos fui ella).
La fuerza del sexo es como el aceite o el petróleo, y se acumula hasta que se convierte en fuego. Nos concentramos y se deja circular la energía sexual, no se la niega, se la utiliza para el trabajo espiritual. Cuando se niega el sexo no se puede hacer un trabajo espiritual. La energía sexual reprimida, a no importa qué edad, nos ensucia. El fuego, si arde, purifica.
Estira tus manos con las palmas hacia el cielo. Después, levanta en cada mano, juntos, el dedo medio y el dedo anular. Usa la imaginación para actuar sobre tus sensaciones corporales. Estira esos cuatro dedos, estíralos, alárgalos varios kilómetros, más estirados, más largos, siéntelos como una línea, una línea larguísima. No tengas miedo de hacer una extensión de tu ser, de pensar que vas a llegar muy lejos. Piensa que tus dedos son un rayo de luz que llega hasta las estrellas. Ahora recibe la fuerza sexual desde arriba, desde la conciencia de Dios-Diosa que crea al universo. Deja que esa fuerza captada por tus dedos te inunde todo el cuerpo. Recibe una tempestad que se expande dentro de ti. Siente que brillas.
En cada mano estos dos dedos producen una llama. Somos portadores de llamas. Así tu penetras en el mundo, así tu te extiendes. ¡Ábrete!¡Abre tu mente, abre tu corazón, abre tu sexo, abre la palma de tus manos, estíralas, todavía más, como manos de sapo! Esto es difícil de hacer, porque nuestra sociedad nos ha enseñado a cerrar las manos. Deja, déjate llevar por la fuerza sexual. Gana en años de vida, porque mientras más te abres más vives.
Y ahora a cerrar. Se capaz de cerrar, de tomar, no sueltes. Verdaderamente las cosas que amas no las dejarás jamás. La vía mágica no la dejarás, la luz de la conciencia no la dejarás, el estudio no lo dejarás, la vida no la dejarás, lo que amas no lo dejarás, lo que te conduce a la eternidad no lo dejarás, lo que te conduce al despertar no lo dejarás, te mantendrás firme.
Y después, poco a poco, cuando te sientas seguro, deja que tus manos se abran solas, como la respiración. Esto es mío, pero para compartirlo. Porque hay que saber decir no y hay que saber decir sí. Poco a poco, comienza a crecer, es un trabajo, es un nacimiento a la apertura, tus manos están naciendo, y tu cuerpo se llena de la sagrada energía sexual, y tu corazón se abre y tu alma se abre y tú por fin descubres que tus pulmones son tuyos y respiras un aire que es tuyo.
Quiero que con tus manos, abras como un velo. Puedes sentir que penetras en el aire, abrir caminos como vaginas amorosas que vibran con tus caricias. Hay lugares sensibles en el aire que tus manos van a sentir. La delicadeza es esencial para la fuerza. Te pido que acaricies el aire como si fuera un volumen sensible. Delante de tí hay un ser invisible que te ama. Es tu aire. Él entra en tus pulmones, sale. Respirar es hacer el amor con el mundo.
Siente si tus manos están limpias o están sucias, si se sienten culpables o no culpables. Analiza tus manos a la luz de tus actos. Vive la inocencia de tus manos, y si hay culpabilidad, tu la eliminas. Ahora son manos lavadas, ahora son inocentes, están meditando, tu no tienes nada que esconder.
Lentamente, levanta el peso de tus manos, haz que tus manos se vuelvan dulces, ligeras, espirituales, transparentes. Todo tu cuerpo va a sostener tus manos. Busca en tus manos la juventud, busca la ingenuidad infantil. Y ve más lejos, aprende a mover tus manos con la pequeñez de un niño. Pon tus manos sobre el pecho, porque vas a convertirte en un feto. Los dedos van a desaparecer, tienes una mano pequeñísima, estás en el agua maternal y siente “Yo voy a hacer nacer mis manos en mi feto, voy a hacer crecer mis dedos, voy a hacer crecer la palma, y después voy a hacer crecer mis cuatro dedos y mis pulgares” Y así yo asisto al movimiento celular de mis manos y así voy a parir mis manos nuevas.
Ahora relaja las manos, vuélvelas blandas, muy blandas, abandona la voluntad. Las manos forman como un pequeño bol. Los dedos se tocan los unos a los otros, pero no hay tensión. Una cuchara debe estar vacía, como la luna debe estar vacía para recibir la luz. Estas manos están vacías, es un instrumento de recepción. Yo las pongo aquí en el vientre, las apoyo en mi pelvis, a la altura del sexo, tranquilas, ellas caen por su propio peso, son manos de recepción. ¿Qué es lo que recibo en este bol? Hará falta que lo reciba todo. Mis manos van a absorber toda la energía de la Tierra, y la van a absorber directamente de un punto que se encuentra entre el sexo y el ano. Todo mi cuerpo es un instrumento de recepción. Mis manos van a ser como un acumulador de toda la energía que comunican mis pies. Siento que mis pies me dan completamente el sostén, que son la raíz de mis manos. Siente eso.
Y después, subes por tus tobillos, hasta las rodillas, y por tus muslos y tus nalgas, tu sexo, hasta la cintura. Y toda esa fuerza, tu la pones en tus manos. Te has comunicado con toda la parte de abajo de tu cuerpo. Para hacerlo, es bueno mantener la columna vertebral bien recta si se puede, si no, te apoyas contra la pared.
Y subimos por la columna vertebral, se toma la fuerza de los brazos, de tu pecho, de tu cuello, de tu cabeza, y siente la energía de la respiración otra vez y le agrego los latidos del corazón, la fuerza de mi hígado, la fuerza de mis riñones, de mi páncreas, de mis intestinos. Imagínalo.
En Egipto cuando hacían una momia le sacaban todos los órganos y los ponían en un vaso. Aquí, en tus manos en forma de bol, está el vaso que contiene todos tus órganos. Eso significa un cuerpo vacío. Cuando estás en la magia, tu cuerpo se vacía de toda posesión. Ya no es mi cuerpo, es un cuerpo. Que entre todas las reencarnaciones es solo un vehículo que debe estar exento de toda posesión. Yo dejo vivir a mis pies su propia vida, dejo vivir a mis piernas su propia vida, dejo vivir a mi sexo su propia vida, dejo vivir a mi pecho, dejo vivir a mis brazos, dejo vivir a mi cuello, dejo vivir a mi cabeza su propia vida. Cabeza, mente, cerebro, todo eso no me pertenece a mí en tanto que ego.
Reconozco que mi materia pertenece a la materia, que mi cuerpo es un vehículo al que yo no me engancho. Pierdo mi cara, pierdo mi forma, pierdo mi sexo y mi edad, pierdo toda definición. Yo soy una piedra entre las piedras, y formo parte de la Tierra. Por estas manos, comienzo a comunicarme con todo mi cuerpo, y mi cuerpo va a comunicarse con toda la materia de la Tierra.
Aquí, tengo la energía de las rocas, aquí tengo la energía de las montañas. Me convierto en una montaña, eterna, fuerte, sin ego. Conviértete en una montaña, piensa en las raíces que tiene una montaña, que van a lo más profundo. Una montaña se comunica con toda la corteza de la Tierra, una montaña se comunica con el centro de gravedad, con todas las profundidades, con el planeta entero. Por este gesto, yo me convierto en el planeta entero, en la materia del planeta entero, y soy tan sólido como el planeta.
Me mantengo como una montaña. Ningún pensamiento incontrolado va a hacer que me mueva, ningún sentimiento incontrolado va a hacer que me mueva, ningún deseo incontrolado podrá moverme, ninguna fatiga podrá moverme, ninguna angustia podrá moverme, ninguna amenaza podrá moverme. Yo me entrego a mi ser físico y me convierto en una montaña. Me convierto en todas las montañas, y también, cuando me comunico con la materia, me convierto en la materia del universo entero. Me comunico con todos los átomos, con todos los minerales, tengo la fuerza del oro, de la plata, del cobre, del plomo. Reconozco la infinita fuerza de mi cuerpo. Y mi ego se convierte en algo demasiado pequeño para este monumento inmenso que es mi cuerpo.
Entonces la recepción esta abierta, porque cuando me he convertido en una montaña, cuando me he convertido en la materia del planeta entero, es cuando puedo recibir por fin, en este cuerpo, el total. Dejo venir la energía de la reproducción, abro la puerta de mi sexo que es una energía de eternidad, una energía divina. Me comunico con mi sexo y con la energía divina que mantiene el presente. Dejo venir la energía creativa de todo ser vivo. Es la energía de todos los seres que están conmigo, la energía de todos los animales, la energía de todas las plantas, la energía de todos los planetas, la energía del sol, la energía de las raíces, la energía de las semillas, la energía de los capullos, la energía de las flores, la energía de los insectos, la energía de la lluvia, la energía de todos los océanos. Y absorbo la vida. Toda la reproducción, las estrellas que van a nacer, los cometas, la danza del cosmos, me dan la potencia. Voy a proyectarse hacia todos los puntos del espacio.
Siento que mi pecho se abre, porque tiene una raíz en estas manos, y no tiene miedo de disolverse. Lo que tenemos en estas manos, en esta montaña que llamea, es el universo completo. Siento toda la luz que yo llevo, infinita, llena de energía y de calor, transparente, sólida, y la tengo en mis manos. Es el producto del puro amor, total, de la creación, que emerge como la vida, de lo no-manifestado, del vacío, del maravilloso vacío. El cuerpo se convierte en un regalo al mundo. Es el grado más alto de la humanidad. Se tiene al fin su propio ser. Se afirma ser un bol lleno.
Mira la fuerza que tienes cuando no tienes miedos. No tienes miedo de ser quemado por el fuego, el fuego no te quema. No tienes miedo de ser sepultado por la tierra, la tierra no te toca. No tienes miedo de ser ahogado por el agua, el agua no te ahoga. No tienes miedo de ser dispersado por el viento, el viento no te dispersa. No tienes miedo de ser invisible, porque la invisibilidad no te quita la consciencia. No tienes miedo del amor, porque el amor se convierte en tí. No tienes miedo de la vida, porque la vida eres tú. No tienes miedo de lo no-manifiesto, de lo misterioso, porque el misterio eres tú. Domas todo lo que viene de lo bajo, todas las amenazas que vienen del pasado, todas las cosas que no se han realizado, de los sufrimientos, de las pesadillas, del infantilismo. Yo los paro. El materialismo, yo lo paro, porque el no va a sepultar mi consciencia, ni mi amor, ni mi sexualidad, luego yo paro el materialismo y no me amenaza con el dinero. Mi creatividad puede parar la angustia económica. No se me amenaza con lugares podridos, donde no se puede respirar.
Yo paro el miedo de todo lo que es subterráneo, paro el miedo a mi inconsciente; pongo la mano ahí, y estoy conquistando todos esos demonios, porque me he dado cuenta con la fuerza que tengo, de que los demonios son la manifestación de mi yo. Eso no es sino yo, porque yo soy todo. Entonces, pacifico esos demonios y los voy a someter a mi servicio. Pongo una antena hacia el abismo sórdido, y con la fuerza que tengo, los pacifico. Y soy tan fuerte que obtengo la victoria, los paro y los canalizo. Los canalizo hacia este canal de fuerza, de luz, de amor que yo soy, y en lugar de destruirme, me alimentan. Se comienza a tomar el alimento de la tierra. Medita sobre eso. Tus angustias, angustias económicas, de creación, profesionales, de enfermedad, de fatiga, todo tipo de angustias, puedes domarlas por la fuerza de este trabajo que has hecho hoy, se paran y se ponen a tu servicio.
Cuando haces esto, despiertas las fuerzas positivas de la tierra. ¿Y qué es despertar las fuerzas positivas de la tierra? Es transformar todo lo que es negativo en alimento de todo lo que es positivo. No se le elimina, se le transforma. Porque todo eres tú. Es lo que yo llamo subyugar. Porque todo lo que es negativo debe darte su energía y convertirse en una parte de tí. Tu danzas con tu enemigo. ¿Y cómo se puede transformar? Absorbe entre el sexo y el ano tu poder material, construir lo que quieras. Y después, a la altura de la pelvis, busca un punto en el que absorbas toda tu fuerza sexual. Y dos o tres centímetros bajo el ombligo, absorbe la fuerza de tu centro de gravedad. En el pecho siente que toda la caja toraxica se te abre con calor. Bajo tu barbilla, en donde comienza tu cuello, es el nacimiento de la raíz del lenguaje, es la purificación y la comunicación, absórbelas.. Y a partir de ahí, el cerebro debe llenarse de luz. Y todo eso debe partir como un canal que va del ano a la cabeza y va hacia la comunicación universal y cósmica.
Eres un eje. Paras los sentimientos infantiles, los fantasmas, las cóleras, los miedos, las angustias, las penas, las culpabilizaciones, las injusticias, la crítica. Descubres el éxtasis de ser lo que eres.
Doña Magdalena.
Plano Creativo.