martes, 10 de junio de 2014

"Uttanasana Para Desintoxicar".

Imagen downwarddog.com
Uttanasana es una asana maravillosa, que se puede adaptar a cualquier situación. Tiene muchos beneficios, pero vamos a centrarnos en su potencialidad desintoxicante, pues mejora la digestión, estimula el hígado y los riñones, y recambia la energía del cuerpo.
Lo increíble de esta posición es que el efecto es inmediato y lo desafiante es que sólo lo es cuando la alineación tiende a ser exacta. Así es que, esta vez, vamos a poner el acento sobre el trabajo físico.
Hagamos la posición en frío una vez, suavemente.
Párate en Tadasana con las manos en las caderas; alíneate como ya has aprendido. Dobla el torso hacia adelante y, sin arquearlo, llévalo hacia abajo. Dirige el movimiento desde las caderas, no de la cintura. Apoya las manos a los costados de los pies.
Sal de la posición del mismo modo.
¿Cómo te fue?
Hay tres tips que son centrales:
Al mismo tiempo que el torso va bajando, estíralo, como si lo proyectaras desde las caderas hasta la punta de la cabeza; ánclate al piso mediante presionar los talones hacia abajo y abrir los dedos de los pies; a la vez, levanta hacia el techo los huesitos de la cola donde sueles sentarte.
Vamos a intentarlo de nuevo, pero a través de una secuencia que, del modo más simple posible, nos lleve a sentirnos cómodas en Uttanasana. Repítela por lo menos tres veces.
1.Párate cerca de una pared que funcione como tope al desplazamiento de tu cuerpo hacia atrás, pues es importante que mantengas en una línea tobillos, rodillas y caderas.
Separa los pies, dobla el torso hacia adelante y baja. Flexiona las rodillas y apoya todo el torso sobre las piernas. Mientras los brazos caen, contrae levemente los músculos de los hombros, para acompañar al cuerpo en su oscilación hacia adelante.
2.Deja que la cabeza cuelgue y siente cómo, como consecuencia de su peso, se van relajando la espalda y los omóplatos.
3.Dirige los huesitos donde te sientas hacia arriba.
4.Succiona la panza y pégala a la espalda; no la sueltes y expandas.
5.Relaja el entrecejo, los ojos, los oídos, la boca.
6.Estira las rodillas y contrae los cuádriceps levemente. Cruza los antebrazos y tómate de los codos con las manos (el dedo gordo apoya del lado interno y los otros cuatro dedos rodean el codo).
Ya captaste el horizonte de alineación. Ahora, entrégate completamente a sentir la relajación y el estiramiento profundo en cada pedacito de tu cuerpo. Dirige la mirada al ombligo, aunque tus ojos estén cerrados. Lo único que te distrae es el sonido del aire al pasar por tu garganta; detente a escuchar.
Puedes practicar Uttanasana antes de irte a dormir, luego de estar sentada mucho tiempo frente a tu laptop o en un viaje, después de correr o caminar, cuando no puedes dejar de pasar por el mismo pensamiento recurrentemente, si te duele la panza o te sientes ofuscada mentalmente. Esto es porque Uttanasana nos trae automáticamente al presente y captura toda nuestra atención, sacándonos de lo que sea que esté molestando, cuando todavía no podemos siquiera nombrarlo y, fundamentalmente, despeja el organismo. Incorpórala a tu vida diaria y nos cuentas.
Namaste.