sábado, 7 de junio de 2014

"La Mujer es la que Conecta y Enlaza Mundos".


"La Mujer, en la cultura mapuche, es la que conecta y enlaza mundos. Une el cielo con la tierra. Ella es el canal, el puente, el pasadizo creador donde transitan calidades diversas de energía, el lugar donde se amalgaman y cuajan destinos; fenómenos nuevos". Alrededor de la figura femenina, cubierta de plata -materia lunar- centro de los acontecimientos y ritos de la iniciación sexual y la fertilidad, transcurre este libro. Hasta hace 50 años -relata Mora- existía un vasto y complejo protocolo ancestral, un conjunto de conocimientos y ritos regidos por las machis (las soberanas de lo sobrenatural), en torno al cortejo, el matrimonio, el parto y el cuidado de los hijos. Estamos hablando de magia homeopática y magia simpatética, explica.

La magia homeopática sigue el principio de que "lo semejante produce lo semejante", mientras la segunda dice que "lo que una vez tuvo contacto y relación, lo seguirá teniendo, recíprocamente, aunque se haya cortado dicho vínculo, quedando latente tal influencia a la distancia. Estamos hablando de una época en que el prestigio de la palabra -el dungun- era real". Una época, que se prolonga en el presente, de ensalmos y conjuros pronunciados sobre la acción, por ejemplo, de cortar el cordón umbilical. Para el pueblo mapuche, la mujer es dueña de la llave que abre y cierra el reino de la naturaleza, y su poder es la máxima expresión del lado luminoso y creador de la fuerza primordial. Ella es capaz de producir cosechas abundantes o terremotos.


En la cosmovisión mapuche, todo acto sexual engendra seres visibles e invisibles, ángeles o demonios. Y no en vano la palabra esposa -kure- literalmente significa "concavidad fecunda por donde se canaliza la energía pura": la condición femenina siempre estuvo rodeada de especial reverencia y ceremonia.

Ziley Mora Penroz.