Todos los objetos que nos rodean influyen en nuestra vida de una manera positiva o negativa. El inconsciente da un significado simbólico a cada cosa. En nuestro espíritu ellas adquieren una forma de vida. Actúan como llaves que abren viejos traumas haciéndolos derramar el dolor reprimido o liberan fuerzas sanadoras. Los adeptos a la magia negra han utilizado esto, de forma supersticiosa, para fabricar fetiches siniestros o talismanes. Cada bien que reposa en nuestro hogar está acompañado de recuerdos y ocupa un espacio en nuestra mente, absorbiendo o dando energía. Los objetos sin utilidad y sin significado profundo, regalos que conservamos por compromiso, restos de un pasado superado, adornos para llenar sitios vacíos, documentos caducos, libros que no volveremos a leer, etc. absorben nuestra energía vital y nuestra capacidad de concentración, atándonos a periodos de nuestras vidas que creemos haber sobrepasado. A este conjunto podemos llamarlo “basura espiritual“.
Para que el desarrollo de su conciencia se efectúe sin esa clase de obstáculos, Alejandro Jodorowsky aconseja el siguiente acto psicomágico:
Conseguir etiquetas adhesivas y dividirlas en dos grupos. En las de uno escribiremos “¡Sí!” y el las de otro “¡No!”. A las doce de la noche de un domingo debemos recorrer toda la estancia donde vivimos y examinar todo lo que contiene (muebles, cuadros, libros, discos, papeles, ropa, vajilla, objetos de adorno, colecciones, fotografías, diplomas, sábanas, etc.). A medida que la noche transcurre y llega el alba del lunes, nos dedicaremos a pegar etiquetas en todo lo que veamos: “¡Sí!”(si es una cosa útil) o “¡No!” (si es algo inutil). Podríamos encontrar un objeto que es útil pero que proviene de una época en la se vivía con otra pareja, o que se ha heredado de un pariente muerto sin haberse realizado, o un regalo que ata a un nudo incestuoso, etc. Debemos entonces también poner una etiqueta con “¡No!”.
Al final de esta tarea, habiendo hecho los trámites necesarios con las autoridades correspondientes para que lo retiren, debemos amontonar en la calle todos los objetos designados con una etiqueta “¡No!”. Sea cual sea el valor de estas cosas inútiles, no debemos intentar venderlas. Si las vendiéramos, el dinero recibido y los nuevos objetos comprados con él continuarían atándonos a ese pasado tóxico.
Al retirar de los objetos restantes (los útiles o esenciales) la etiqueta “¡Sí!”. el/la consultante debe decir “¡Gracias!”. Agrupar luego estas etiquetas y formar una bola. Ponerla en forma de una maceta y cubrirla con tierra y una bella planta florecida.
Alejandro Jodorowsky, en “Manual de Psicomagia” (ed. Siruela).