La estructura renal es compleja y los problemas en los riñones son muy
variados.
Bloqueo Emocional:
El riñón ayuda a mantener el equilibrio del volumen y la presión
de los líquidos corporales, por lo cual uno de sus mensajes señala
una falta de equilibrio en el plano emocional. La persona que tiene
un problema en el riñón demuestra una falta de discernimiento o una incapacidad
para tomar decisiones ante sus necesidades. A menudo se trata de una persona
demasiado emotiva que se preocupa mucho por los demás. Todo riñón enfermo
indica que la persona no se siente capaz, se siente incluso impotente, ya sea en
lo que se propone o con relación a otra persona. Con frecuencia siente injusticia
ante situaciones difíciles.
También es posible que se deje influir demasiado por las creencias de los demás y
que, al querer ayudarles, le falte discernimiento para sí misma, que no sepa
distinguir lo que es bueno para ella de lo que no lo es. Tiene tendencia a idealizar
una situación o a una persona y se frustra cuando sus expectativas no son
satisfechas. Critica fácilmente a los demás o a las situaciones, acusándolos de
injustos. A la larga puede convertirse en víctima de la vida, teniendo cada vez más
expectativas con respecto a los demás.
Bloqueo Mental:
Cuanto más grave sea tu problema renal, más urgente e importante
es el mensaje que te envía tu cuerpo: quiere ayudarte a que restablezcas
el contacto con tu poder interior y que dejes de creer que no puedes
enfrentarte como los demás a las situaciones difíciles. El creer que la vida
es injusta para ti te impide ver tu fuerza interior. Estás demasiado ocupado
comparándote con los demás y criticando.
Tu enorme sensibilidad está mal utilizada; tu intensa actividad mental te hace
experimentar muchas emociones negativas, y ello te impide lograr el
discernimiento necesario que te aportaría el equilibrio que necesitas para enfrentar
las situaciones más difíciles. Te ayudaría ver las cosas y a las personas tal como
son, sin crearte un ideal imaginario. De este modo, al tener menos expectativas,
disminuirá tu sentimiento de injusticia.
Bloqueo Espiritual:
Para conocer el bloqueo espiritual que te impide responder a una necesidad
importante de tu SER, utiliza las preguntas sugeridas.
Para precisar mejor la causa de tu problema físico, hazte las siguientes preguntas:
Bloqueo Físico:
"¿Qué adjetivos pueden describir mejor lo que siento en mi cuerpo?".
Tu respuesta representará lo que sientes ante la persona o la situación
que ha desencadenado el mal.
Bloqueo Emocional:
"¿Qué me impide realizar esta enfermedad?".
Tus respuestas a esta pregunta representan al deseo o los deseos bloqueados.
"¿A qué me obliga esta enfermedad?".
Retoma esta respuesta (o respuestas) y agrega la palabra "no" al principio de cada uno de ellas. Estas frases representan tus deseos bloqueados.
Bloqueo Espiritual:
"Si me permitiera estos deseos, ¿qué sería?"
(Utiliza los deseos encontrados en la etapa anterior). La respuesta a esta pregunta corresponde a una necesidad profunda de tu ser, bloqueada por alguna carencia.
Bloqueo Mental:
"Si en mi vida me permitiera ser...
- Repite la respuesta de la pregunta anterior-,
¿qué podría sucederme de desagradable o de no aceptable?".
La respuesta a esta pregunta corresponde a la creencia no benéfica que bloquea tus deseos y te impide realizar tu necesidad, creando así el problema físico. Cuando conoces la creencia no benéfica o la manera de pensar que te impide ser lo que quieres, lo primero que debes hacer para transformarte es permitirte haber tenido la necesidad de creerla, estableciendo contacto con el niño que habita en ti y que la creyó después de haber experimentado un sufrimiento. Después, pregúntate si todavía la necesitas realmente para ser feliz. Si la respuesta es afirmativa, ello es señal de que todavía te es útil. Tú eres quien gobierna tu vida, de modo que puedes seguir creyendo en ella, pero debes saber que, al actuar así, obtendrás los mismos resultados que han obtenido hasta ahora. No esperes ningún cambio.Si estás convencido de que esta creencia todavía es cierta pero que el hecho de creerla no te hace feliz, verifica en tu interior si estás tan convencido de su veracidad como hace algunos años. Es muy probable que ahora lo creas mucho menos. Por lo tanto, estás en vías de sanar. Cuando en lo más profundo de ti sabes que no quieres seguir creyendo la misma cosa, no te queda más que realizar las acciones necesarias para manifestar tus deseos a fin de permitirte ser lo que quieres ser.
Para concluir quiero repetir que la curación sólo puede realizarse en el momento en el que no se perdona. Esta etapa tiene el poder de transformar no sólo nuestro amor hacia nosotros mismos, sino también el corazón y la sangre en nuestro cuerpo físico.
Esta sangre nueva, reenergetizada por el influjo de este amor reencontrado, es como un bálsamo que circula por todo el cuerpo: a su paso transforma y rearmoniza las células.
Aun cuando intelectualmente te resulte difícil creerlo, ¿qué puedes perder con probar?. Estas son las etapas del perdón verdadero:
1) Identifica tus emociones (a menudo hay más de una). Toma consciencia de la acusación que te haces a ti mismo o que le haces a otro y de lo que ésta te hace sentir.
2) Asume tu responsabilidad. Ser responsable es reconocer que siempre tienes la opción de reaccionar con amor o con miedo. ¿De qué tienes miedo? Date cuenta también de que tienes miedo de que te acusen de tener miedo.
3) Acepta al otro y suéltate. Para lograr soltarte y aceptar al otro, ponte en su lugar y siente sus intenciones. Acepta la idea de que la otra persona se acusa y te acusa probablemente de la misma cosa que tú. Ella tiene el mismo miedo.
4) Perdónate. Esta es la etapa más importante del perdón. Para realizarla, date el derecho de haber tenido y de tener todavía miedo, creencias, debilidades y límites, que te hacen sufrir y actuar. Acéptate tal y como eres ahora, sabiendo que es temporal.
5) Ten el deseo de expresar el perdón. A modo de preparación para la etapa seis, imagínate con la persona adecuada en el acto de pedirle perdón por haberla juzgado, criticado ocondenado. Estarás listo para hacerlo cuando la idea de compartir tu experiencia con dicha persona te suscite un sentimiento de alegría y de liberación.
6) Ve a ver a la persona en cuestión. Exprésale lo que has vivido y pídele perdón por haberla acusado o juzgado y por haber estado resentido con ella. Menciónale que la has perdonado sólo si te lo pregunta.
7) Haz el enlace con un cordón o una decisión ante uno de tus progenitores. Recuerda un acontecimiento similar que ocurriera en tu pasado con una persona que representase a la autoridad: padre, madre, abuelos, maestro, etc. Generalmente será del mismo sexo que la persona con la cual acabas de realizar el perdón. Vuelve a efectuar todas las etapas con esta persona (la figura de autoridad). Cuando la emoción sentida sea hacia ti mismo, realiza los pasos 1, 2, 4 y 7.
Date el tiempo necesario para realizar el proceso del perdón. En cada etapa puede pasar un día o un año. Lo importante es que tu deseo de lograrlo sea sincero. Cuando la herida es grande y profunda o el ego se resiste, puede tomar más tiempo. Si la etapa seis del proceso del perdón te resulta difícil, debes saber que es el ego el que se resiste.
Cuando piensas: “¿Por qué ir a pedirle perdón por estar resentido con él cuando fue él quien me ofendió? ¡Tengo toda la razón del mundo para estar resentido!", es tu ego quien habla. El deseo más grande de tu corazón es hacer la paz y sentir compasión por el otro. No te preocupes por la reacción del otro cuando vayas a pedirle perdón.
Respeta su reacción y la tuya. Nadie en el mundo puede saber lo que va a suceder. Si al otro le cuesta trabajo recibir tu petición de perdón, es que él mismo no puede perdonarse. Aunque tú lo hayas perdonado, no puedes hacerlo por él. Deberá lograrlo por sí mismo. No eres responsable de su reacción, sólo de la tuya. Por otro lado, el hecho de perdonarte a ti mismo es un hermoso ejemplo para ayudar al otro a que también lo consiga.Recuerda que el hecho de perdonar a alguien no significa que estés de acuerdo con la ofensa, sino que estás en vías de decir que, con los ojos del corazón, has sido capaz de ver más allá de la ofensa, de ver lo que pasaba en el interior de la persona. Gracias a este perdón podrás concederte más fácilmente el derecho de ser tú mismo, con tus sentimientos humanos.
Libro: "Obedece a tu Cuerpo ¡ÁMATE!". Lise Bourbeau.