martes, 19 de mayo de 2015

"Los Defectos de los Padres".


Algunas personas hablan de los defectos de los padres. Dicen que no lo han hecho bien o no han sido buenos padres. Que habrían también podido y debido ser de otra manera. En el momento en que pensamos esto, perdemos a nuestros padres. El amor que existe a raíz de nuestra existencia, que la ha hecho posible y que la ha llevado adelante ya no puede fluir. Únicamente aquel amor que ve a los padres tal como son y consiente a ellos tal como son, que los acepta y que acepta la vida así como ha fluido de ellos hacia nosotros, sólo aquel amor puede crecer. De lo contrario, nos quedamos discapacitados en el amor, sin posibilidad de progresar en él. 

Numerosos adultos se quejan de su madre o de su padre y sugieren que tendrían que haber sido distintos. ¿Qué ocurre en ellos entonces? Viven desconectados del verdadero y profundo amor.
Lo notable es que estas personas tienen expectativas con respecto a los padres Como si nuestra madre y nuestro padre debieran ser perfectos o de la forma que ellos esperan que sean. La fuerza motora detrás de todo lo que se mueve es imperfecta. La fuerza creadora es imperfecta. Lo perfecto deja de ser creador ¿Y tendrían que ser nuestros padres perfectos? Para mí, pueden Ser como Son, los Acepto tal como Son. 

Hace un tiempo, le escribí a mi madre una carta, en el pensamiento. 
Hacía tiempo que había muerto. La miré con amor y le dije:

Querida madre...
Eres una mujer corriente, como miles de otras mujeres. 
Te quiero como una mujer corriente. Y como una mujer corriente, 
has tenido errores, muchos errores. Tus errores me han hecho así como soy 
en el día de hoy, porque los he aceptado y porque te quiero con todos tus errores. 
¿Qué sería yo sin tus errores? ¿Qué pobre infeliz sería, sin fuerzas? 
Te quiero así como eras, una mujer corriente. 
De esta manera, te tomo en mi corazón. Así te quiero. Eres la correcta para mí. 
Ahora te ofrezco algo, algo muy particular. 
Me desprendo de mis expectativas hacia ti, 
las que van más allá de lo que se puede exigir de una mujer comùn y corriente. 
He recibido todo lo que necesitaba y está bien para mí. 
Tú puedes ser la que eres, simplemente. Yo también puedo ser quien soy, 
tal como soy. También soy corriente, igual que tú. 
De esta forma estamos tú y yo unidos en el amor.
Bert Hellinger.