El grado de identificación con la mente varía de persona a persona.
Algunas personas disfrutan de períodos de libertad, por cortos que sean,
y la paz, la alegría y el gusto por la vida que experimentan en esos momentos
hacen que valga la pena vivir. Son también los momentos en los cuales
afloran la creatividad, el amor y la compasión.
Algunas personas disfrutan de períodos de libertad, por cortos que sean,
y la paz, la alegría y el gusto por la vida que experimentan en esos momentos
hacen que valga la pena vivir. Son también los momentos en los cuales
afloran la creatividad, el amor y la compasión.
Otras personas permanecen atrapadas en el estado egotista.
Viven separadas de sí mismas, de los demás, y del mundo que las rodea.
Reflejan la tensión en su rostro, en su ceño fruncido,
o en la expresión ausente o fija de su mirada.
El pensamiento absorbe la mayor parte de su atención,
de tal manera que no ven ni oyen realmente a los demás.
No están presentes en ninguna situación
porque su atención está en el pasado o en el futuro, los cuales obviamente
existen sólo en la mente como formas de pensamiento.
O se relacionan con los demás a través de algún tipo de personaje
al cual representan, de manera que no son ellas mismas.
La mayoría de las personas viven ajenas a su esencia,
algunas hasta tal punto que casi todo el mundo reconoce la "falsedad"
de sus comportamientos y sus interacciones,
salvo quienes son igualmente falsos
y los que están alienados de lo que realmente son.
Eckhart Tolle.
Imagen de taringa.net
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