Las emociones son una guía de nuestro estado de vibración. Y este último es el que decide qué creas en tu realidad.
Una persona constantemente enojada, atraerá más situaciones que le hagan sentirse así. Un individuo positivo, alegre y feliz, igualmente experimentará en su realidad circunstancias que le hagan perpetuar su estado.
Todos conocemos casos así: personas que siempre están enfadadas y que, en su vida, se encuentran con otras personas o situaciones que les hagan seguir de mal humor: un mal despertar, una funesta noticia, un jefe que le hace la jornada laboral imposible... O personas alegres, que cuando no reciben una llamada inesperada de una vieja amistad, reciben una oferta de un buen trabajo, o encuentran una relación de pareja estupenda.
Y entonces la gente dice "vaya, qué suerte tiene...". Pero no, no es cuestión de suerte. Es sólo cuestión de actitud y vibración.
Si tu actitud es el de una víctima, un derrotista, una persona triste, no esperes recibir grandes regalos en tu vida. Por el contrario, haz las paces con tu presente, acepta lo que hay y decide ser feliz, pase lo que pase, pensando siempre "todo está bien", subiendo así tu vibración y estado de ánimo en los bajos momentos. Practica el agradecimiento, simplemente di "gracias" una y otra vez, y comprobarás cómo las cosas empiezan a cambiar, a encajar...
Todo es cuestión de actitud, no de aptitud. Ni de circunstancias ni de que te hayan tocado las mejores o peores cartas que jugar. Atraemos, manifestamos y provocamos TODO lo que hay en nuestra vida, nos guste o no. Y hacerse responsables de ello a veces es duro, pues nos damos cuenta de cuántas cosas "malas" hemos atraído. Sin embargo, también nos aporta el poder de cambiar la situación hacia una manifestación creativa y consciente.
Tú eliges.