Los chakras son centros de fuerza dentro del cuerpo etérico; hay siete chakras principales y 21 secundarios. Cuando se desarrolla un chakra, es capaz de funcionar con fuerzas adicionales y realizar funciones adicionales.
En la filosofía tradicional yóguica, los chakras son los centros sutiles de fuerza que vigorizan y controlan el cuerpo físico. La palabra sánscrita chakra significa “rueda”, lo cual indica que estos centros de fuerza son ruedas de energía.
Se afirma que cada uno de los chakras principales –siete en total- está separado del que le precede y del que le sigue por un velo protector de sustancia etérica que se interpone entre ellos. Hay cuatro velos circulares entre los cinco chakras mayores de la columna etérica y dos velos adicionales en la cabeza. La sustancia de los velos de la cabeza tiene una calidad superior a la de los velos de la columna. Cuando están intactos, estos siete velos impiden que las energías se muevan libremente en el cuerpo etérico.
«Kundalini» es una palabra sánscrita que significa «el poder divino que duerme en la base de la columna», y esta palabra indica una importante energía etérica producida por el chakra básico. La energía kundalini tiene tres fases diferentes: «enroscada», cuando no está estimulando ninguno de los centros superiores; «serpiente de sabiduría», cuando estimula uno o más centros superiores, antes de activar el chakra básico, y «dragón de fuego viviente», tras la activación del chakra básico. Los cuatro velos de la columna impiden la subida de la energía kundalini por la columna etérica.
Los velos etéricos normalmente desaparecen cuando la pureza de la vida, la disciplina de las emociones y el desarrollo de la voluntad espiritual se producen. La secuencia en la que desaparecen los velos etéricos determina la secuencia en la que se desarrollan los siete chakras mayores. Dado que los velos etéricos no influyen en el funcionamiento de los chakras menores, se cree unánimemente que todos los chakras menores, incluido el esplénico, están desarrollados después del nacimiento. Estos chakras menores se van formando en la fase fetal que precede al nacimiento.
El velo etérico más bajo está entre el chakra básico y el chakra sacral. Cuando este velo desaparece, se dice que el chakra sacral está desarrollado. Dado que esta desaparición se produce alrededor de la época del nacimiento, el chakra sacral está desarrollado en todas las personas después del nacimiento. Esta desaparición del velo implica que una pequeña cantidad de la kundalini procedente del chakra básico pueda alcanzar el chakra sacral. Esta nueva energía puede ser transmitida al chakra de la coronilla, permitiendo así a este último captar destellos de auto-conocimiento y voluntad espiritual, que a su vez constituyen la conciencia.
Los velos de la columna pueden desaparecer por la progresiva subida de la kundalini. Para un hombre medio, el velo etérico entre el chakra sacral y el chakra del plexo solar generalmente ha desaparecido, en cuyo caso se dice que el chakra del plexo solar está desarrollado. A continuación, la kundalini puede llegar al chakra del plexo solar, y el estímulo que se produce permite a este centro captar la sensibilidad emocional que procede del cuerpo emocional. Cuando el velo que está entre el chakra del plexo solar y el chakra del corazón desaparece, se dice que el chakra del corazón está desarrollado.
En consecuencia, la kundalini puede alcanzar y estimular el chakra del corazón, permitiendo a este centro captar la compasión procedente del amor espiritual. Cuando el velo que está entre el chakra del corazón y el chakra de la garganta desaparece, se dice que el chakra de la garganta está desarrollado, y la kundalini puede alcanzar y estimular el chakra de la coronilla, el del entrecejo y el de la garganta. El chakra de la coronilla entonces puede captar la fuerza y la claridad procedentes del cuerpo causal, que el chakra del entrecejo puede bajar y concentrar, permitiendo al cuerpo mental y al chakra de la garganta expresar los pensamientos concretos de un modo claro y creativo.
Los velos etéricos tienen una función importante y beneficiosa: impiden que nuestros chakras produzcan más energías de las que nuestra sabiduría, nuestra purificación y nuestra situación física sean capaces de manejar.
Los velos etéricos tienen una función importante y beneficiosa: impiden que nuestros chakras produzcan más energías de las que nuestra sabiduría, nuestra purificación y nuestra situación física sean capaces de manejar.
Hay dos maneras de romper los velos etéricos. El primer método se basa en la evolución natural, sin prestar la menor atención ni a los chakras ni a los velos etéricos. Se trata de adquirir sabiduría de las experiencias; purificar la naturaleza física, emocional y mental; practicar la meditación, y seguir la guía de la voluntad espiritual. En consecuencia, el cuerpo causal evoluciona, engendrando nuevas actitudes hacia la vida, y la elevación de energías que tiene lugar como resultado en el cuerpo etérico hace automáticamente que los velos se vayan rompiendo, uno tras otro.
En el segundo método, uno tiene la intención deliberada de romper los velos etéricos. Puede utilizar una respiración especial y ciertos ejercicios físicos, pero principalmente intenta romper esos velos a propósito haciendo que las energías bloqueadas surjan. Lamentablemente, dicho intento puede dar resultado. Alice Bailey afirma que el desarrollo prematuro que produce este intento puede estimular excesivamente las células cerebrales, y que «dicho estímulo puede generar la locura y la ruptura de la estructura celular del cerebro, y, debido al exceso de actividad de la vida de las células, puede hacer también que la fricción interna de las mismas genere tumores cerebrales y abscesos». Por eso, es mucho mejor seguir el primer método y dejar que los chakras se desarrollen según la evolución del cuerpo causal de uno en vez de romper prematuramente los velos etéricos. A pesar de todo, hay sistemas que se basan en la ruptura deliberada de los velos, pero recomiendo al lector que se abstenga de dichos métodos.
Meditación
Practicar con constancia una meditación diaria es un método útil para desarrollar los chakras y elevar el estado de la conciencia. Una persona que no medita podrá experimentar destellos de las cualidades relacionadas con los estados superiores, pero el objetivo de la meditación es el de prolongar y ahondar dichos destellos. Una persona que practica con regularidad la meditación aumentará la actividad de un chakra poco desarrollado, aunque un chakra sólo cuando está desarrollado puede ser lo suficientemente activo como para dejar que su cualidad correspondiente se manifieste con continuidad.
La meditación que una persona practica irá evolucionando según el desarrollo de sus chakras, por eso para cada estado de conciencia que alcance habrá un método diferente. Ninguna meditación real es pasiva, es decir, no es que la persona que medita no tenga que hacer nada; al contrario, en cada caso se esfuerza por evocar una cualidad relacionada con un estado superior de la conciencia.
Tampoco ningún método real de meditación sugiere la utilización de algún chakra como objeto de concentración. La concentración prolongada en un chakra puede generar un cambio en la actividad de la glándula endocrina correspondiente, que a su vez puede desequilibrar el sistema glandular y el sistema nervioso. Así, es mucho mejor dejar que los chakras se desarrollen de forma natural de acuerdo con la evolución del cuerpo causal, en vez de tratar de acelerar el proceso concentrándonos mentalmente en ellos.
Tampoco ningún método real de meditación sugiere la utilización de algún chakra como objeto de concentración. La concentración prolongada en un chakra puede generar un cambio en la actividad de la glándula endocrina correspondiente, que a su vez puede desequilibrar el sistema glandular y el sistema nervioso. Así, es mucho mejor dejar que los chakras se desarrollen de forma natural de acuerdo con la evolución del cuerpo causal, en vez de tratar de acelerar el proceso concentrándonos mentalmente en ellos.
En resumen, la meditación tiene como finalidad evocar una cualidad relacionada con un estado de conciencia superior al estado normal que uno tiene, con el resultado de aumentar la actividad de un centro que no se ha desarrollado todavía. Sin embargo, este concepto de meditación es bien diferente al que sostienen muchas personas que piensan que meditar consiste en relajarse y sentirse a gusto; estas personas lo que practican en realidad es la autohipnosis. A continuación vamos a analizar con más detalle la autohipnosis.
Los riesgos de la autohipnosis
Se puede elegir entre distintos métodos para llevar a cabo la autohipnosis, entre ellos la autosugestión, las prácticas repetitivas, o distintos sistemas para aturdir la mente. ¿Pero por qué nadie desea rebajar su conciencia y permanecer en el estado hipnótico? Puesto que no hay ni autoconocimiento ni voluntad espiritual, una persona hipnotizada puede que evite afrontar sus conflictos mentales y emocionales internos. Como carece de la capacidad necesaria para cuestionar sus propios pensamientos, puede creer en sugestiones en las que no creería en una situación normal, y estas sugestiones podrían hacerle sentirse relajada, feliz y llena de vitalidad. Estar relajados ayuda también al físico a recuperarse. Por eso, mediante la autohipnosis, una persona puede experimentar una sensación que parezca bienestar.
La autohipnosis suele ser fomentada por las sectas religiosas que practican el «lavado de cerebro» o control mental de sus miembros. A menudo, a los grupos se les anima a cantar una serie determinada de palabras una y otra vez, induciendo de ese modo el estado hipnótico. En esta situación, puede que cada miembro se sienta feliz, que tenga un objetivo, y que se sienta seguro, pero es altamente sugestionable por las creencias religiosas que se le inculcan. Además, con frecuencia, las sectas intentan estructurar el resto del día de cada miembro, de forma que no pueda tener la soledad necesaria para reflexionar en sus pensamientos y en sus creencias. Por eso, la estrategia de las sectas es la de fomentar la autohipnosis e impedir la verdadera meditación.
En ocasiones se produce la autohipnosis cuando una persona busca deliberadamente la experiencia llamada iluminación. Tal vez le hayan dicho que la iluminación se puede conseguir repitiéndose constantemente una pregunta determinada, una determinada frase en sánscrito, o realizando alguna otra tarea repetitiva. Debido a su avidez por recibir la iluminación, dicha persona puede concentrarse en el objeto repetitivo, acabando así por caer en un trance hipnótico. Debido a la sugestionabilidad en la que ha caído, puede experimentar cualquier cosa que crea que es iluminación, como, por ejemplo, hablar en idiomas, tener una visión especial o recibir un mensaje singular. Pero dicha experiencia no es más que un engaño; lo que ha ocurrido es que la persona ha regresado al subconsciente, y su propia avidez la ha engañado.
Es importante concluir este artículo subrayando que la situación de trance puede ser peligrosa, porque puede abrir a la persona a las alucinaciones, a los engaños, a las impresiones falsas o a las obsesiones. Bailey desaconseja rotundamente la práctica de la autohipnosis: «Es muy fácil entrar en un estado hipnótico repitiendo rítmicamente ciertas palabras… Pero éste no es nuestro objetivo. El trance hipnótico o situación automática es peligroso».
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Texto de La sanación por los chakras. Edaf.
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Texto de La sanación por los chakras. Edaf.
Los Siete Chakras Principales
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El chakra de la coronilla vivifica el encéfalo (o cerebro superior) y capta la corriente de conocimiento que procede del cuerpo causal. Cuando está evolucionado, capta la sabiduría del cuerpo causal, las intuiciones de la mente espiritual, y la entrega para el servicio desinteresado de la voluntad espiritual.
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El chakra del entrecejo vivifica el cerebelo (o cerebro inferior) y el sistema nervioso central (formado por las fibras nerviosas que están en el tallo del cerebro y en la médula espinal). Cuando está evolucionado, este chakra capta la sabiduría, la inteligencia y la entrega para el servicio desinteresado (todas ellas recibidas a través del chakra de la coronilla), que posteriormente pueden servir para controlar y dominar la personalidad.
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El chakra de la garganta vivifica los pulmones y las cuerdas vocales, y capta también los pensamientos concretos del cuerpo mental (recibidos a través del chakra del plexo solar). El chakra de la garganta, cuando está evolucionado, responde a la fuerza y claridad del cuerpo causal (recibidas a través del chakra del entrecejo), permitiendo que la creatividad se exprese en pensamientos, palabras y escritos.
El chakra de la garganta vivifica los pulmones y las cuerdas vocales, y capta también los pensamientos concretos del cuerpo mental (recibidos a través del chakra del plexo solar). El chakra de la garganta, cuando está evolucionado, responde a la fuerza y claridad del cuerpo causal (recibidas a través del chakra del entrecejo), permitiendo que la creatividad se exprese en pensamientos, palabras y escritos.
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El chakra del corazón capta la corriente vital (sutratma) de la mónada, corriente que controla la circulación de la sangre, que a su vez alimenta las células individuales del cuerpo. Este chakra vivifica y controla a la vez el nervio vago, el nervio más ancho del sistema nervioso parasimpático (que activa los músculos involuntarios que restauran la energía del cuerpo). Cuando está evolucionado, capta la compasión del amor espiritual, que es experimentada como un sentimiento de unidad con los demás.
El chakra del corazón capta la corriente vital (sutratma) de la mónada, corriente que controla la circulación de la sangre, que a su vez alimenta las células individuales del cuerpo. Este chakra vivifica y controla a la vez el nervio vago, el nervio más ancho del sistema nervioso parasimpático (que activa los músculos involuntarios que restauran la energía del cuerpo). Cuando está evolucionado, capta la compasión del amor espiritual, que es experimentada como un sentimiento de unidad con los demás.
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El chakra del plexo solar vivifica el sistema nervioso simpático (que activa los músculos involuntarios que movilizan el cuerpo para la acción). Se cree que este chakra está desarrollado en el hombre medio, en cuyo caso capta las emociones que pueden incorporar tanto los sentimientos del cuerpo emocional como los pensamientos concretos del cuerpo mental.
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El chakra sacral vivifica la vida sexual y los órganos de la reproducción. También se cree que está desarrollado.
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El chakra básico vivifica los riñones. Este chakra suministra también el principio dador de vida, la voluntad de vivir, a todas las partes del cuerpo físico, lo cual da lugar a un instinto básico de conservación. Cuando está evolucionado, permite que la entrega para el servicio desinteresado procedente de la voluntad espiritual sea captado continuamente por el chakra de la coronilla.
Fuente: Revista Mundo Nuevo.Zachary F. Lansdowne, Ph.D., es ex presidente de la Sociedad Teosófica en Boston y tiene formación académica en ingeniería, psicología y filosofía. Es autor de cinco libros y diversos artículos sobre sanación y filosofía esotérica. Su último libro es The Revelation of Saint John (La revelación de San Juan).
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