La felicidad vive en todo el cuerpo y no solo en el cerebro. El organismo es una totalidad y todo está interconectado. La membrana que recubre todas las células del organismo tiene receptores para las moléculas de las emociones. Por eso, aunque en diferente grado, los estados emocionales afectan absolutamente a todas las células de nuestro cuerpo.
El cerebro se activa
La ciencia ha constatado la relación entre el estado de felicidad y la activación de algunas regiones cerebrales.
Las investigaciones apuntan a que la percepción de la felicidad está asociada a una mayor actividad de la región pre frontal izquierda del cerebro, que está vinculada a la experiencia de las emociones positivas.
También aumenta la actividad en la región cerebral relacionada con la orientación espacial.
Felicidad y crisis
Los especialistas en el impacto de los procesos mentales en los niveles de salud y bienestar, han llegado a la conclusión que en momentos de crisis, cuando las personas están más dispuestas a salir de sus pautas habituales, es decir, a abandonar su zona de confort, toman decisiones que no se habrían atrevido a tomar de otra forma y esto es muy satisfactorio.
En el caso de la incertidumbre, el cerebro está adaptado para hacer frente a esta situación, otra cosa diferente es cuando se activa en situaciones de peligro que solo existen en nuestra mente. Mientras que en el primer caso se trata de supervivencia, en el segundo se trata de estŕes y la ansiedad.
Por eso no hay que confundir una situación nueva con una situación peligrosa. Si esto ocurre, dejamos de explorar, de aprender y evolucionar.
Del mismo modo, es posible atravesar una situación vital coplicada y permanecer sereno, confiado y alegre en el interior favoreciendo nuestras condiciones internas.