No importa de donde vengas ni hacia donde vayas, la sociedad en donde creciste te ha inculcado como un gran “valor” la competencia. En el colegio se fomenta la necesidad de competir comparando a los alumnos con el resto y las notas son la meta que no permiten que olvidemos que debemos ser los más listos, los mejores. No se si existen deportes en donde no se compita y acaben con un ganador y un perdedor.
Esto de competir genera también mucha inseguridad porque no siempre estamos preparados para ser mejores que el resto. Si somos buenos para las letras difícilmente lo seremos en matemáticas y si somos buenos deportistas, no somos tan buenos con el intelecto. Cada persona viene con sus talentos y querer equipararse con el resto puede ser nuestra perdición. Sí, suena dramático, pero nos perdemos porque nos alejamos de nuestro camino, de ese esbozo que traíamos al nacer y se manifestará como descontento, ira, depresión… y nadie puede llamarse exitoso si gana un sueldo millonarios y es muy popular, pero debe asistir al psiquiatra 2 veces por semana y empastillarse para soportar ese ritmo, nadie.
Competir siempre nos aleja de nuestra esencia y de nuestra misión acá en la Tierra. Nos deslumbramos por lo que hacen los demás y queremos usar esa formula ya probada: "si le resulta a ella seguro me resultará a mi", piensan muchos. Y todos conocemos casos de personas que han cruzado hacia la vereda del otro con escaso o nulo éxito. Muchos quisieron imitar a la amiga, la hermana, el vecino o la señora de la tele que ya tenían éxito, y no lo lograron.
Cada ser trae una misión para desarrollar aquí en la tierra, un plan perfecto creado por si mismo para su mayor crecimiento y evolución. Hacer la tarea de otros no sirve. Tampoco le sirve al otro. Y querer entrar en la tarea de los demás solo para demostrar que tú puedes hacerlo mejor solo le sirve a tu ego para vanagloriarse, pero a tu ser, a tu evolución no le aporta, y quizás le reste.
Si quieres evolucionar, hacer crecer tu luz y permitir que sea tu SER quien gobierne tu vida y no el Ego, céntrate en cumplir tu misión y no intentes competir ni compararte con nadie. Tú eres un ser único, ni mejor ni peor que otros. Acepta tu caminar distinto y ama la tarea que elegiste hacer.
Trabaja primero en conocerte y descubrir tus talentos, tus virtudes, tus verdaderas capacidades y enfócate en llevar a cabo ese plan que tú mismo trazaste para cumplir en esta encarnación.
No intentes competir con nadie porque cada cual ha venido a contribuir con el desarrollo de este planeta y si alguien descuida su labor se forma el desequilibrio que estamos viviendo hoy.
Y qué tal si desde ahora ocupas toda esa energía que usabas en competir con otro en descubrir las cosas que te hacen feliz y empezar a hacerlas. Te sorprenderás al ver los resultados, y sobre todo de lo bien que te empiezas a sentir.
Entonces ahora te ocuparas solamente de convertirte en una versión corregida
y aumentada de ti mismo contribuyendo en hacer de este mundo
un lugar más agradable y placentero.
Eso es colaborar.
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