Despertar cada mañana y saber que todo será dado es virtud de almas que reconocen su lugar y su linaje ilimitado. Y despedir la noche con el goce de quien vive en plena reverencia por lo recibido es, sin más, calidad espiritual. Este es el ofrecimiento de este sencillo conjunto de ideas, que sólo buscan sembrar fertilidades.
Hace unos días escuché esta afirmación y sentí que es la mejor manera de significar la abundancia: “Puedes impedir que Dios brille dentro de ti, pero no puedes impedir que brille alrededor tuyo”. Tan simple como eso.
¿Qué llevo dentro de mí que hace que pueda ser abundante o no? Porque aunque no lo creamos, eso es la abundancia. Es cómo me siento con lo que soy. Es la gratitud con la que vivo. Es cómo percibo mi existencia y cómo disfruto lo que hoy tengo, en la merecida espera de que algo nuevo llegue.
Sin embargo, lo que vemos a diario es cómo en nuestras mentes nace y se perpetúa un concepto errado de la abundancia, interpretándola básicamente como riqueza material, flujo constante de dinero y bienes. Esa es la primera idea que surge cuando hablamos de prosperidad y, claro, es así, pero sólo una parte.
Para que la abundancia sea plena, debe estar presente en todos los ámbitos de nuestras vidas: Abundancia de compasión y paz interior, abundancia de salud, abundancia de creatividad, abundancia espiritual, abundancia material. Tener en equilibrio estos aspectos me ratifica como una persona que vive en la opulencia de la vida.
Modificar el concepto material de abundancia es el inicio de nuestro vínculo con ella. Después precisaremos un trabajo mental y emocional dirigido a perpetuar en nosotros la abundancia a la que tenemos derecho, como hijos(as) que somos del dueño del Universo, por decirlo de alguna manera.
Algunas pautas
Una pregunta se repite, al inicio de esta búsqueda: ¿Cómo puedo obtener abundancia en mi vida? Hay diversa información sobre cómo atraerla, y en general con buenas pautas para el éxito en esta empresa. A modo de resumen y de acuerdo a mi experiencia, puedo detallarlo de la siguiente manera:
- Primer paso: Agradecer. Esta es la llave de oro. Sin agradecimiento, no hay consonancia entre la meta y la realidad. Agradecer es un acto de devoción a la vida, hermandad con su prodigalidad, y reconocer la perfección de tan vasto génesis. Es un ademán netamente amoroso, que no sólo nos engrandece, sino que provoca que aquellas cosas por las que estamos agradecidos retornen a nuestras vidas, multiplicadas.
Este acto de agradecimiento no está acotado a algo en particular. Es amplio y generoso, y se origina en la gratitud por la chispa de vida que nos sostiene aquí y ahora, y concluye con el más mínimo eslabón que adereza nuestra historia. Complacencia por cada ingrediente disponible para nuestro uso y contento.
No hay restricciones para el agradecimiento, y poco hábito tenemos en ofrecerlo. Agradecer no de manera mecánica, sino respirando este agasajo continuo; de lo contrario, se merma toda su potencia generadora.
- Segundo paso: Sentirme Abundante Hoy. Esta magia fluye desde la gratitud, y es una disposición de toda nuestra entidad para acompañar a la sorpresa diaria frente a cada pequeño milagro sucedido. Damos gracias por la vida y aplaudimos su dadivosidad intrínseca. Agradecemos y, en ese gesto, hay certidumbre de que todo está provisto, como el ineludible reflejo de nuestras acciones y las energías creadoras que emanan de nuestro rol y memorias, lo que dejamos grabado con nuestros hechos y decretos.
Vamos escribiendo nuestro guión y viendo cómo todo se va perpetuando y, con ello, acciones futuras se configuran. Si algo falta, es necesidad de entender que lo no cosechado es ante todo un requerimiento a la responsabilidad personal.
Nada es casual, ya lo sabemos. Si lo que anhelamos nos esquiva, es porque algo detiene su llegada. Agradecer y sentirse abundante es la manera de prepararnos para acoger lo que hemos estado concibiendo.
Decir “Me siento abundante” no es una mera frase, es fluir en ese gesto fecundo y grabarlo en mi conciencia, para que no sea algo externo a mi esencia, sino mi sello inherente.
Decimos por ejemplo: “Yo soy creativo”. Es un hecho, lo palpo profundo, es así. Si digo “Tengo los ojos café”, es categórico, no hay evidencias que exponer, es. Sentirse abundante es lo mismo. Nada que agregar, nada que probar. Somos.
Residamos en la abundancia. No importa que algo falte, no importa incluso que no lo creamos posible. Visualizemos la creencia que lo somos, hasta que esas erradas ideas de falencia y escasez empiecen a perder fuerza, y un día se manifestará correspondencia y todo se revelerá en la certeza misma, que precipita estar justo donde todo se exterioriza.
Joseph Campbell dijo: “Sigue tu dicha y el universo te abrirá puertas donde sólo hubo muros”. Vivir la abundancia es seguir la estela de nuestros regocijos, como el mejor mecanismo para despejar las oposiciones al llamado de nuestra soberanía sobre las falsas miserias.
Actitud mental
- Tercer Paso: Sabernos entidades co-creativas de todo lo que arraigamos.
La ley de atracción lo grafica de manera muy clara: “Atraemos lo que somos”. Cada “No puedo” es una energía que hará que mis anhelos se diluyan. Cada “No tengo” ratifica mi escasez. Cada “Nunca será” mueve todas las circunstancias para que así sea. Apremia hoy modificar estos hábitos.
La física cuántica nos dice que el Universo entero ha surgido de un pensamiento. Todo lo que se envía vuelve al origen. Cada pensamiento que emitimos tiene una frecuencia y un magnetismo que hace que atraigamos a nuestra realidad aquello que hemos instituido.
Lo más complejo es que lo hacemos sin pausa; infinidad de pensamientos emitidos que van generando respuestas y causalidades. A esto debemos sumar la fuerza que le imprimen nuestras emociones. Cuando pienso en algo y mis emociones están alineadas, sucede, se precipita, se concreta. No hay bueno ni malo, sólo sobreviene.
Transformar la mente para generar ideas creativas, que junto a la emoción correcta y la vibración más alta posible, sean el conducto que revele mis anhelos. Pensar conscientemente para atraer con precisión cada aspiración y objetivo. Vislumbrar a ciencia cierta qué estamos originando.
Finalmente, no olvidemos la ética en nuestras decisiones. No hay garantía de bienestar sin fraternidad en mis deseos, de modo que es irreconciliable el pedir algo que vaya en contra de las leyes de la vida y obtener un resultado significante. De una u otra manera, esto terminará produciéndonos infortunio, y en ese estado no hay cabida para la abundancia.
Para ser más precisos, cuando pedimos algo, debemos respetar el balance de las cosas, al otro y a mí mismo. En integridad absoluta.
El escritor estadounidense Charles Haanel nos señala: «El pensamiento o actitud mental predominante es el imán, y la ley es
que lo semejante atrae a lo semejante; por consiguiente, la actitud mental atraerá invariablemente aquellas condiciones que se correspondan a su naturaleza.»
Saber recibir
- Cuarto paso: Aprender a Recibir. Una cosa es querer y otra que mis puertas estén abiertas para que aquello me abrace. ¿Cómo explicamos esto?:
a. Tengo una expectativa de realización. Si no se cumple, no distingo cuando las aspiraciones se develan, hiladas a impulsar mi evolución. Sólo veo deseos fallidos, y las sombras del desencanto nublan la estrategia superior.
b. No me siento merecedor de la felicidad y la abundancia, no me reconozco mérito posible, ni me admito apto para recibir.
c. No creo que esto realmente sucederá. La incertidumbre triunfa.
d. Me devora la impaciencia, no sé seguir el ciclo óptimo que abre caminos. Entonces, el apuro atrae lo contrario, la carencia.
e. Me cuesta lograr el contacto interior y la lucidez para palpar mis procesos; entonces, no me doy cuenta ni cómo ni cuándo las aspiraciones acaecen.
Saber recibir tiene que ver con que, si bien es cierto estoy exhortando por un afán, también debo poder dilucidar los afanes superiores. Me explico: cuando me siento agradecido, y desde allí elevo mis pretensiones, sé con certeza que el devenir no tiene dudas ni cuestionamientos.
Muchas veces hemos deseado fervientemente algo; mas, una vez obtenido, la objetividad nos revela cómo esto no calza con nuestra fortuna. Al contrario, a veces, a pesar del deseo latente, el rumbo ha sido opuesto a ello y, sin embargo, la paz interior nos avisa de la exactitud de este resultado, claramente sin afinidad con nuestra bonanza. Coherencia es menester. Mi gratitud es saber que todo se dará, como sólo la fuerza más poderosa lo puede ofrendar, en orden, con pulcritud, lleno de bienaventuranzas.
Auto-sabotajes
Lo expuesto en el punto b tiene que ver con los auto-sabotajes. Sentirme poco merecedor es un portazo definitivo a la abundancia. Sus profundas raíces residen en nuestros estados pasados más frágiles o en nuestros traumas olvidados y es, sin duda, un arduo camino admitir y procesar estas emociones tan desoladoras. Aún así, la libertad que produce el reconocerse desde ese dolor es el primer impulso para decirle al universo y a mi alma: “Merezco amor, felicidad y bienestar”. En ese espacio de inflexión, se empiezan a sellar las cicatrices y, como un bálsamo, las abundancias nos visitan.
En el punto c se sitúa una sugerencia a revisar convicciones. Creer que soy capaz de transformar y generar realidades es requisito en lo que aquí nos congrega. La incredulidad es un vacío profundo en mi contextura humana y espiritual, alimentado por la escasa noción y débil entendimiento de la trama existencial. Como no reconozco mi sitio en ella, no me siento patrocinado por una generosidad que no es terrena, sino cósmica. El deber es ocupar hoy mi parte en esta representación evolutiva. Cada rol es ineludible, cada cometido irremplazable.
Cuando así lo reclame nuestra esencia y seamos capaces de replicar esa convocatoria, todo se hallará en su lugar, sin titubeos.
Una nueva semilla
El punto d se refiere oír la suave voz de la paciencia, instándonos a un repliegue y cese de luchas; es una dulce tregua para algunas de nuestras más profundas desazones. Tendemos a esperar que las situaciones se desplieguen en los tiempos por nosotros aprobados, pero nuestro tiempo personal es sólo una parte de un movimiento mucho más sustancial. Esperar el tiempo perfecto es perfecto, y aspirar al él es garantizar éxito en nuestras realizaciones.
El punto e: conocerme y auto-examinarme es hábito más que una elección. Hace que podamos discernir los procesos creativos, para entrever las direcciones que toman y su consumación. De este modo, dominamos la experiencia, movemos las piezas y le damos los matices exactos. La energía se creó y definió, dando a luz una nueva semilla, contenedora de impulsos que motivan, futuras expansiones de las fuerzas anímicas, para producir el desarrollo de nuestro cometido, como artesanos de las materialidades y sucesos.
Finalmente, la verdad es que todo es tan simple. Bastaría con abrir los brazos, y dejar que los vientos esenciales nos arrullen y encaminen. Nos disponemos y acatamos un llamado que no se ignora, que nos dice y demanda que multipliquemos los regocijos. Pues, tal como dice mi compañero de viaje, “la felicidad no tiene requisitos”.
La convocatoria a la fecundidad enuncia; con los pies en la tierra y los ojos en el cielo, consintamos en que todo acaezca, en gratitud y siendo abundancia, de esa que refleja mi homenaje a la vida.