Existen numerosas costumbres que empeoran el descanso durante la noche, y otras más que perjudican el proceso del despertamiento (y por lo tanto, la salud), que nos acompañarán todo el día. El sueño es una actividad que se encarga de reparar células, neuronas, sistemas e ideas que utilizamos a lo largo del día.
Durante ese tiempo, nuestro cuerpo y mente necesitan mantenerse tranquilos para poder cumplir su función regeneradora. De lo contrario, empezamos a enfermarnos, subimos de peso, se nos dificulta concentrarnos, entre otros problemas del trastorno del sueño.
Sin embargo, el arte del buen dormir no dependerá únicamente de esas ocho horas libres de la vigilia. Es decir que, para gozar de los beneficios del dormir es necesario realizar ciertas actividades antes de ir a la cama y después de despertar.
Existen numerosas costumbres que empeoran el descanso durante la noche, y otras más que perjudican el proceso del despertar
Te levantas a realizar actividades específicas, sin permitir que tus músculos se acostumbren al procedimiento del despertamiento. De acuerdo con Robert Oexman, doctor quiropráctico y experto en trastornos del sueño, los movimientos rápidos y repentinos pueden provocar un espasmo muscular o una ruptura de algún de la columna. Además, al pararnos después de estar horas acostado, la sangre corre hacia las piernas, generando una ligera sensación de un tropezón (hipotensión ortoestática).
La solución es despertar lentamente: antes de saltar de la cama, lleva tus rodillas hacia el pecho mientras abrazas a tus piernas. Esto no sólo ayudará a calentar los músculos, sino también provocará que la sangre fluya por todo el cuerpo, estabilizándote cuando te pares.
Mantienes las cortinas cerradas cuando estás preparándote para los deberes del día. Al mantenerlas cerradas, prohíbes la de la luz, la cual es un despertador biológico y, por si fuera poco, un excelente dietético. Por consiguiente, mientras más luz recibas durante las mañanas (con una bata encima), más beneficios tendrás.
Te esperas a pasar un buen rato hasta la tarde. La mayoría de nosotros trabajamos desde el alba hasta el anochecer, tomando muy pocos momentos para disfrutar de momentos placenteros. Y cuando lo hacemos, que es alrededor de las 3 p.m., ya es porque nuestro cuerpo lo demanda una comida. Interesantemente, un estudio de la Universidad de Minnesota señala que los empleados que empiezan un día de trabajo sin un desayuno sustancioso, tienden a terminar fastidiados y fatigados. La solución es realizar actividades que te generen felicidad a lo largo de la mañana: posiciones de yoga, un desayuno sustancioso, escuchar música que te agrada, etcétera.
Pones tu alarma 15 minutos antes de levantarte por completo. Es común pensar que podremos “irnos haciendo de la idea” de despertar si la alarma suena minutos antes de levantarnos. Sin embargo, dormir y luego dormitar intermitentemente conlleva a una costumbre perjudicial, donde tu cuerpo se acostumbrará a hacerlo durante la noche.
Lo primero que haces al levantarse es hacer ejercicio. Para disfrutar de los beneficios de la actividad física, necesitas alimentarte durante los primeros 30 minutos del día; de ese modo, activarás tu metabolismo y realizarás más eficientemente la rutina. El problema es saltarse alimentos: has dejado de comer durante horas, por lo que necesitas los carbohidratos necesarios para producir energía. Antes de salir a correr, desayuna algo sencillo como un plato de cereal, avena, la mitad de un plátano. No olvides tomar un vaso de agua, ya que la última vez que te hidrataste fue, aproximadamente, hace siete horas.
Fuente: informe21.com