“Me niego a someterme al miedo
que me despoja de la alegría de mi libertad,
que no me deja correr ningún riesgo,
que me torna pequeño y mezquino,
que me ata,
que no me deja ser directo y franco,
que me atormenta,
que ocupa negativamente mi imaginación,
que siempre pinta visiones sombrías.
Sin embargo, no quiero levantar trincheras por miedo al miedo.
Yo quiero vivir y no quiero encerrarme.
No quiero ser amigable por miedo de ser sincero.
Quiero pisar con firmeza porque estoy seguro
y no para cubrir mi miedo.
Y cuando me callo, quiero hacerlo por amor
y no por temor a las consecuencias de mis palabras.
No quiero creer en algo
sólo por el temor de no creer.
No quiero filosofar por el miedo a que algo pueda tocarme de cerca.
No quiero doblegarme solo porque tengo miedo de no ser amable.
No quiero imponer algo a los otros
por miedo a que puedan imponerme algo a mí.
Por miedo a cometer errores, no quiero tornarme inactivo.
No quiero huir hacia lo viejo, lo inaceptable
por temor a no sentirme seguro frente a lo nuevo.
No quiero dármelas de importante por miedo a ser ignorado.
Por convicción y amor,
quiero hacer lo que hago
y dejar de hacer lo dejo de hacer.
Quiero arrancar el dominio al miedo
y dárselo al amor.
Y quiero creer en el reino
que existe en mí.”
Rudolf Steiner.