La mujer que acepta su feminidad psicológica y psíquica,
vive en armonía con su prostituta sagrada interna.
Ella sirve a la Diosa del amor al atender el fuego sagrado de su sentimiento interno.
Este es el calor central de su ser que ha de estar cuidado para que su resplandor
ni se consuma ni se debilite.
Solamente en la libertad de optar por servir a la Diosa es como ella se libera
del yugo de la esclavitud de contemplar a demasiados maestros.
Esto le permite sacrificar las demandas de su ego
-la necesidad de dominar, de poseer, de encontrar seguridad
en la devoción de un hombre-
El ego (Yo), entonces, reconoce una autoridad mayor,
el SI_MISMO... (Espíritu).
Las mujeres que son conscientes de su verdadera naturaleza femenina
están atentas a la sabiduría del corazón y no permiten que se contamine
con las normas colectivas o por los ideales.
Esta sabiduría (tanto en los hombres como en las mujeres),
reside en el cuerpo.
A través de esto las mujeres llegan a darse cuenta
de su verdadera naturaleza instintiva
que se une con el espíritu en el ritual del sagrado matrimonio".
Fragmento de "La Prostituta Sagrada", Nancy Qualls Corbett.
Imagen Lila Violet.