Cuando uno descubre que una o dos copas de vino o un whisky en las rocas lo ayuda a quitarse el día laboral de encima y dormir bien, a la larga se puede volver un problema. La acumulación de alcohol tiene ineludibles repercusiones en el cuerpo (hinchazón, debilitamiento) y en la mente (nubosidad, cansancio).
Mark Sisson, del Huffington Post, quien acaba de dejar el hábito de la copa antes de dormir, publicó un artículo en el que enumera otras alternativas que ha ido encontrando y que, según su experiencia, funcionan muy bien para relajarse antes de dormir (además de las bien sabidas técnicas como el sexo, la lectura o la música). Lo que recomienda es hacer una rutina con los siguientes elementos:
1. Siéntate alrededor del fuego
Durante cientos de miles de años, los humanos (e incluso los homínidos ancestrales, que también controlaban el fuego) culminaban la noche viendo el mismo fuego que tienes hoy. Conforme el tiempo ha pasado, el radio, la televisión, los teléfonos, tabletas y laptops han reemplazado al fuego como la fuente brillante de energía que observamos en la noche, pero el fuego salvaje y puro funciona mejor. Además, la luz del fuego es naturalmente baja en luz azul, la cual interrumpe los ciclos circadianos.
Usa la chimenea, enciende un tambo de basura en el garaje, prende varias velas; sólo encárgate de observar el fuego.
2. Huele algo rico
La aromaterapia ha sido usada durante miles de años para reducir el estrés y promover la relajación -evidencia clínica moderna sugiere que el aroma de ciertos aceites esenciales puede reducir el estrés-. La lavanda, por ejemplo, aumenta la actividad parasimpática y mejora el sueño en personas insomnes, y reduce la presión sanguínea nocturna y mejora el reporte de sueño de pacientes en hospitales. Incluso si es un placebo, ¿realmente importa? El punto de un ritual nocturno es conectarse al poder del placebo para “engañar” a tu cuerpo y que se prepare para dormir.
3. Da un masaje
Recibir un masaje es un desestresante fantástico. Sería ideal si todos, en todas partes, recibieran masajes nocturnos. Desafortunadamente, recibir un masaje significa pagar por él o convencer a tu pareja o amigo de que te lo de. Algunos de ustedes pueden tener suficiente suerte como para estar en una posición en la que eso sea posible, pero la mayoría no lo están. ¿Qué pasaría si le dieras un masaje a alguien en la noche? Nadie te rechazaría, y las investigaciones sugieren que las personas que dan masajes reciben múltiples beneficios. Primero que nada, te sentirás menos ansioso. Segundo: un buen artista del masaje (incluso un amateur entregado) trata su trabajo como una meditación; debes estar concentrado en lo que haces y poner atención al intercambio entre tus manos y la otra piel, fascia y musculatura. Tercero: dar un masaje hace que la otra persona sea más propensa a devolver el favor.
4. Cuenta historias
La voz y la lengua humanas no sólo son buenas y básicas para la comunicación mundana, relevante para la supervivencia inmediata. Los humanos son cuentacuentos natos. No, no todos tenemos la habilidad de pintar escenarios verbales o mantener entretenido a un público de miles, pero podemos acudir a narrativas simples. Podemos leer en voz alta. Contarles historias o leerles un libro a tus hijos antes de dormir resulta en un sueño más largo y mejor desarrollo cognitivo, y esos beneficios se mantienen en adultos que escuchan y cuentan historias en la noche.
Si no tienes buenas historias a la mano, comienza por contarle a alguien acerca de tu día. Y si no tienes a nadie con quien discutir tu día, mantén un diario o escríbelo en alguna parte.
5. Prepara un té
Históricamente, la preparación del té es altamente ceremonial. Presta atención a los detalles mientras lo preparas: el sonido del vapor en la tetera, la efervescencia del agua contra el metal, el desprendimiento inicial del té en la taza, el primer trago, el consuelo. Esto se convertirá en una rutina o una serie de sensaciones que pueden ayudar a anunciarle a tu cuerpo la hora de dormir (siempre y cuando evites los tés con cafeína). Muchos tés, además, pueden inducir relajación y sueño mientras reducen la ansiedad y el estrés.
6. Practica tu respiración
La principal vía por la cual expulsamos el exceso de ácido es la respiratoria. Así, la respiración también impacta nuestros niveles de ansiedad. Pequeñas respiraciones rápidas incrementan e indican ansiedad y estrés, mientras que las respiraciones calmadas, lentas, son tranquilizantes, pues activan la respuesta parasimpática que reduce el estrés y la ansiedad.
Intenta respirar inflando tu estómago; concéntrate en expandir tu tórax y relaja tu abdomen.
7. Muévete un poco
Normalmente, los ejercicios muy intensos te dan más energía; por lo tanto, el yoga funciona mejor, ya que reduce cuantitativamente la ansiedad y deja al cuerpo relajado y dócil. Las caminatas nocturnas también son perfectas para dejar ir los problemas y relajarse.
Fuente: pijamasurf.com