Imagen d Ombre et de Lumiére
Cada ser humano cuenta con dos fuerzas antagónicas en su interior.
Cada ser humano cuenta con dos fuerzas antagónicas en su interior.
Uno es el falso yo, más conocido como ego o personalidad,
relacionado con la ignorancia, la inconsciencia, el egocentrismo, la insatisfacción y el miedo.
El otro es el verdadero yo, nuestra verdadera esencia
y que está conectado con la sabiduría, la consciencia, el bienestar y el amor incondicional.
Cualquier persona que NO esté en contacto con su esencia
está en vías de deshumanizarse,
pues poco a poco va olvidando y marginando sus verdaderos valores,
o que repercute en su forma de pensar, vivir y relacionarse con los demás.
¿Cómo se sabe que una persona vive identificada con su ego?
Es fácil: en primer lugar porque a pesar de hacer y tener de todo siente un vacío
en su interior, como si le faltara algo esencial para vivir en paz.
De tanto dolor acumulado, finalmente de desconecta de su verdadera humanidad.
Desde el ego, las personas actúan movidas por el miedo
y la necesidad de supervivencia física y emocional.
Su objetivo es conseguir que la realidad se adapte a sus deseos,
necesidades y expectativas egoístas, lo que les lleva a vivir una vida
marcada por el sin sentido, el malestar y la necesidad constante de evasión
y narcotización de sí mismos.
Es importante contactar con nuestra propia naturaleza…
Todos los grandes sabios de la humanidad, como Buda, Lao Tse, Jesucristo o Sócrates,
han dicho lo mismo: el sentido de la vida es aprender a trascender nuestro egoísmo
y egocentrismo para que podamos ver a los demás y al medio ambiente que nos rodea
como parte de nosotros mismos.
No existe la fragmentación, sólo la unidad: Todos Somos Uno.
Buscar la verdad implica cuestionar el condicionamiento sociocultural
recibido para recuperar el contacto con nuestra verdadera naturaleza.
Claudio Naranjo.
Plano Sin Fin