Los padres queremos que nuestros hijos sean felices. Queremos que crezcan en un entorno sano, estimulante y cariñoso. ¿Qué acciones o actitudes podemos tomar para que los niños sientan exactamente eso?
1. Sonríeles cuando los veas. Que tus hijos se den cuenta de la felicidad que te provoca verlos entrar al mismo cuarto. Ellos pueden distinguir el brillo en tus ojos cuando eres feliz, así que déjate ser cada que los veas. Di su nombre en voz alta; a los niños no sólo les gusta escuchar el sonido de su nombre, sino que les hace sentir reconocidos por sus seres queridos.
2. Enséñales que está bien sentirse aburridos. Cuando el punto anterior no es posible, cuando nuestras energías simplemente no están al alcance de lo que ellos demandan, no les pongas la tele (como si fuera un piloto automático). Los niños tienen una imaginación asombrosa y pueden entretenerse con cualquier cosita. Dales mejor unas hojas de papel y colores; los mantendrán ocupados por mucho más tiempo que cualquier caricatura y producirán obras bellísimas.
3. Restringe las horas de tv, computadora y otros aparatos. Estos dispositivos limitan su creatividad, desvían su atención de la naturaleza y el mundo exterior, les impiden imaginar formas de mantenerse entretenidos o calmados por su propia cuenta. Además, no quieres que en 10 años se sepan de memoria todas las caricaturas y, cuando miren en retrospectiva, vean su infancia llena de televisión.
4. Deja que tu hijo ponga algunas de las reglas. De vez en cuando, comparte con tu hijo las reglas de la casa; se sentirá parte del círculo familiar y parte de quienes toman las decisiones. Además, cuando vea que sigues sus propuestas, se sentirá muy bien, pues sabrá que te importa lo que él/ella opina.
5. De tal palo, tal astilla. Si quieres que tus hijos se porten de cierta manera, deben verlo en ti. Si quieres que tengan el hábito de la lectura, deben verte sumergido leyendo. Si quieres que sean felices, no se los digas, sonríe sin miedo, sin dudas; ellos lo verán.