Una compañera de colegio, cuyo padre era militar y estaba obligado a continuos cambios de destino, me enseñó un truco para no acumular cosas inservibles. Un día me dijo:
-Cuando nos trasladamos de una ciudad a otra, ponemos las cajas de mudanza en el centro del salón de la nueva casa. Vamos sacando lo que contienen a medida que lo necesitemos. Después de dos semana, lo que haya quedado en las cajas lo llevamos a una institución benéfica.
Ahora, cuando hago limpiezas de todo tipo, me acuerdo de ella y me deshago fácilmente de todo lo que se estanca en mi vida más tiempo de la cuenta sin tener ningún sentido.
Carmen Sol
Imagen: Miguel Marazuela
Fuente: Plano Creativo.