La vida es una ida de olla*. El lenguaje que utilizas para comunicarte con los demás está compuesto por una serie de letras, palabras, símbolos, números e incluso ideogramas que en sí mismos no significan nada. Tu mente los traduce e interpreta en base a un determinado sistema de creencias. Pero al hacerlo, distorsiona subjetivamente su verdadero significado. Es un milagro que hablando te entiendas con otra gente. Una cosa es la intención desde la que te comunicas con las otras personas. Otra, la forma en la que expresas lo que quieres decir. Y finalmente, la manera en la que tu interlocutor interpreta lo que has dicho. En demasiadas ocasiones, esta interpretación no tiene nada que ver con tu intención. Es entonces cuando se produce un malentendido, desde el que puede aflorar el conflicto en forma de represión o agresividad. Al activarse tu instinto de supervivencia emocional, en ocasiones quedas preso de tus emociones, las cuales te impiden hablar de forma tranquila y respetuosa. O tratas de imponer tu punto de vista o dejas que el otro imponga el suyo. Si eres de los que necesita tener la razón, tu vehemencia provoca que suelas perder los papeles. Y si eres de los que prefiere no entrar en conflicto, tiendes a agachar la cabeza, negándote a ti mismo. En ambos casos pierdes la capacidad de expresar con claridad lo que verdaderamente necesitas.
Borja Vilaseca.
borjavilaseca.com
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*Ida de olla: Locura, irracional, estrambótica e inesperada.