jueves, 23 de abril de 2020

"7 Heridas de las Hijas que No Se Sienten Queridas Por Su Madre".

Las hijas que no se sienten queridas por su madre, 
suelen tener relaciones conflictivas durante su vida adulta. 
Identifica cuáles son tus huellas.

Es duro y muchas veces no lo aceptan, pero aunque la historia de cada mujer es diferente, existen muchas madres a quienes no les nace amor por su cría, lo que conlleva a que su hija se sienta lastimada, quedando en su psiquis siete huellas o heridas.
Estas heridas se basan en la teoría del apego, que se dio a conocer por el trabajo de Mary Ainsworth y Mary Main, que explica que si una madre es amorosa con su hija desde que es bebé, la niña crecerá sabiendo que merece ser amada, tener atención y ser escuchada y vista. Por el contrario, una mujer que ha crecido con una madre que no le demostraba amor, esa niña crecerá sumergida en el apego ambivalente, donde la persona crece pensando que su relación con otros no es confiable.

Recordemos que las primeras relaciones, son las que marcarán las representaciones de nuestra vida adulta. Por lo que las hijas que no se sienten queridas por su madre deberán hacer un profundo trabajo interior, y asistir a terapia si es necesario, para ser estables en el futuro y afrontar el daño emocional de no haber experimentado el amor incondicional. Esto ayudará a prevenir el no caer en relaciones de maltrato con parejas o en el mundo social.

Las 7 heridas.
1 Se siente poca cosa.

Al haber crecido sintiéndose ignorada o criticada, crecerá con ese sentimiento constante  de que no es inteligente, bella, amorosa o con muchos talentos. Es fácil ver cómo alguien con esa herida se achica cuando tiene una idea o proyecto nuevo, ya que teme decirlo en voz alta porque siente que todo mundo la desaprobará, como lo hacía su madre.

2 Duda de todos.

Son personas que viven en constante miedo de que las relaciones de amistad o de pareja sean un truco planeado para dañarlas. Esto surge de la sensación de que las relaciones son poco confiables porque con su mamá no lo era, entonces su convivencia con los demás estará llenas de altibajos emocionales, incluso obsesión, celos y atracción sexual extrema.

3 Sin límites.

Las hijas que no se sienten queridas por su madre suelen tener una gran necesidad de atención de su madre y por lo tanto se vuelven complacientes durante sus relaciones adultas. No saben establecer límites con los otros, para tener relaciones sanas emocionalmente. Muchas no saben decir «no», además de que carecen de amistades con otras mujeres.

4. No se aprecian.

Muchas de estas niñas crecieron en un ambiente donde la desaprobación por parte de sus madres, era un escenario constante; por lo tanto es normal que sean mujeres con pocas ganas de crecer, porque reprimen sus logros y siempre creen que son carentes de valor. Honestamente, cuántas no hemos escuchado frases como: «¿eres tonta o qué?», «si lloras te ves fea»; «sacaste 8, pero pudiste sacar 10». Pues por esto mismo, muchas mujeres aún se sorprenden cuando tienen un éxito, o cuando alguien las felicita se sienten apenadas.
5. A la defensiva.

La falta de confianza en sí  mismas, de estas hijas que no se sienten queridas por su madre, muchas veces las pone a la defensiva. Sus relaciones básicas fueron poco afectivas, salieron lastimadas y evitarán (de manera inconsciente) volverse a sentir así. En la superficie parece que sí desean una relación, pero en fondo la evitan, actúan así por lo que su comportamiento termina afectando su situación.

6 Es demasiado sensible.

Su estado de ánimo suele ser voluble. En especial son sensibles a los desaires, a las bromas que llegan a confundir con ofensas. Son personas con problemas para controlar sus emociones y tienden a llorar, aparentemente,  de la nada.

7 Atraen una relación igual.

La pareja que elegimos como mujeres, no sólo tiene que ver con el tipo de papá que tenemos, también con la mamá que nos crío. Las hijas que no se sienten queridas por su madre suelen ser atraídas por parejas que las tratarán igual a su madre; ya que es una relación conocida y por lo tanto cómoda. Terminan asumiendo el mismo rol  que con sus madres y repiten el patrón con sus hijos.

Artículo original: psychologytoday.com/us